En una carta escrita por Martín Cortés, hijo de conquistador, lograda por el inolvidable Carlos Fuentes, se conoce lo siguiente:

“Doce hijos tuvo mi padre, el conquistador de México, Hernán Cortés. De las más jóvenes a los más viejos, hay tres muchachas hijas de su última esposa, la española Juana de Zúñiga: María, Catalina y Juana, un ramillete mexicano de niñas agraciadas que nacieron tarde”.

Porque no tuvieron que cargar con el daño de su padre, sino sólo con su gloriosa memoria. También de la Zúñiga, una de sus esposas, nació mi hermano Martín Cortés, nombrado como yo y con quien compartí no sólo el nombre, sino la suerte. Y dos infantes muertos al nacer, Luis y Catalina.

Mucha carne abarcó nuestro padre, tanta como tierra conquistó. Al rey vencido, Moctezuma, le arrebató una hija preferida, Ixcaxóchitl, también llamada Tecuichpo, “Flor de Algodón”, y con ella tuvo su propia hija, Leonor Cortés Moctezuma.

Con una princesa azteca sin nombre, tuvo otra hija que nació contrahecha, la llamada “María”. Con una mujer anónima, tuvo a un niño llamado “Amadorcico”, al que nos dijo que quiso mucho y luego olvidó, muerto o abandonado en México.

Peor suerte tuvo otro hijo, Luis Altamirano, nacido de Elvira (o quizás Antonia) Hermosillo en 1529, y desheredado en el testamento de nuestro pródigo, astuto, vencido padre, aunque nadie conoció desventura mayor que la primera hija, Catalina Pizano, nacida en Cuba en 1514, de madre llamada Leonor Pizano. FUENTE. Revista Nexos.

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