Abel Miranda Ayala (texto y foto)
Asentada en la calle Madero muy cerca del río Huacapa, ajena a la modernización y los edificios que han invadido Chilpancingo, sobrevive una vivienda construida de piedra y lodo que sin tener una sola pizca de cemento, por más de 150 años ha soportado huracanes, terremotos, inundaciones y otros desastres naturales.
Don Bernardo Alonso Castillo es el actual propietario de la vivienda que asegura fue de sus abuelos, “mi madre actualmente tiene 96 años y lo que nos ha platicado es que cuando era chiquita la casa ya estaba, que fue de sus padres y quizás de sus abuelos por lo que no sabemos en qué año se construyó, pero al menos ha de tener 150”.
Destacó que en la escritura se estableció como un terreno situado en la calle Arce, porque así se llamaba esta calle que después le cambiaron por Madero, la siguiente calle que es donde se encuentra el salón de fiestas Cuicalli se encontraba un aserradero y se le denominaba la calle de las flores relató don Bernardo, quien actualmente cuenta con 71 años de edad.
La propiedad a pesar de tener esta construcción tan antigua no cuenta con ningún tipo de protección del INAH o de alguna otra institución y sólo como familia han tratado de cuidar y preservar la fachada y parte de la construcción en recuerdo de sus antecesores.
“Todo es piedra pegada con lodo y como podrá ver está perfectamente derecha, así construían los albañiles de la época, acomodaban las piedras de modo que se fuera formando la línea y donde había espacios lo rellenaban con piedras pequeñas”.
Recordó que en construcciones grandes como en las Iglesias la tierra se revolvía con sangre de animales para que se hiciera más firme pero en este caso no podría confirmar que lo hubieran hecho porque en las partes que se pueden ver, lo único que se nota es el lodo.
La actual vivienda se construyó dentro del terreno respetando lo que fue la casa de piedra, en la que actualmente sólo guardan algunos objetos antiguos que como un mueble de madera que también calculan que debe tener más de 100 años y del que ni siquiera se sabe de qué madera está fabricado.
También unos “picheles” que fueron utilizados para transportar leche, aunque esos son más recientes pues don Bernardo recuerda haberlos utilizado en su juventud.
“Antes la vida era más fácil porque podías criar una vaca y de esta sacabas leche, luego se reproducía y ya tenías otro animalito, el agua la acarreabas del río Huacapa que estaba cerca y limpio, hoy todo está contaminado”.
Recordó que hace muchos años el único puente alto que estaba cerca era el de la calle Morelos y tras una lluvia fuerte se lo llevó el río, entonces hubo muchas afectaciones, y el agua llegó hasta su casa pero afortunadamente no les generó daños mayores, “el aserradero del Cuicali se lo llevó todo veíamos como iban las tablas flotando en el río”.
En la construcción se resaltan que aún persisten los enormes troncos que se insertaron en la pared de piedra para hacer el marco de la puerta un tronco que el entrevistado indicó que se conocía como “Papanante”, y aunque la polilla le ha generado algunos daños sigue robusto y firme
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