En un mundo tan utilitarista como el nuestro la poesía no nos dice nada, así como la prosa de la mayoría de los literatos, pues nos vamos directa a la yugular de sólo hacer aquello que nos reportará beneficios y si estos son económicos mucho mejor, así como tener fama, poder, prestigio, presencia, pose, status social, etc., usted siga con la lista por favor.
Personalmente no son un consumidor de poesía pero en algún momento tengo que enmendar mi error que cada día se agranda más y eso cada día duele más.
Es por eso que me encontré con unos poemas maravillosos de Ernestina de Champourcin y esto me llevo a leer la biografía que publicó Beatriz Comella, Ernestina de Champorcin, del exilio a Dios. Biografía y selección de poemas, (RIALP, 2022). Su biografía breve es interesante la cual no me atrevería arruinar diciendo poco y por lo tanto nada, lo que sí quiero destacar es la forma de concebir el escribir la poesía ante el, cada vez más escaso interés de un publicista de publicar libros de poesía, lo dice de la siguiente manera:
“(…) Cuando un generoso editor –hay que ser generoso para decidirse a publicar un librillo de poemas- le pide a un poeta su obra suele pedirle también unas líneas o una paginas sobre su ´poética´ es decir, una explicación, el para qué, el por qué o el para quién escribe…
Tratándose de alguien como yo, ésta es la tragedia.
¡Poetas amigos, ayudadme! ¿escribimos en realidad para algo, para alguien? Me pongo a pensar, hago examen de conciencia y llego a una conclusión que me resulta tristísima. No es para nada, para nada, y lo que es peor, para nadie ¿Es posible tanto vacío?” (Champourcin, p.60)
Creo que estas líneas no solo aplican para la poesía sino para la totalidad de la literatura y dicho sea de paso, para algunas profesiones y profesionales como la teología, filosofía, pintura, serían algunas que se me vienen a la mente. Tal vez sólo sea para llenar un vacío, un vacío existencial, que nada de lo material puede llenar.
Tuvo un amigo muy especial Juan Ramón Jiménez (Premio Nobel de Literatura en 1956) a quien cita: “El sabe muy bien que el poeta escribe porque sí, porque le sale y al fin de cuentas por Dios quiere”. De lo contrario ¿quién nos regala al final del poema, cuando lo leemos por primera vez, esa inefable sorpresa, ese delicioso escalofrío y es estremecida pregunta?: ¿yo he escrito esto? (Champourcin, p.60)
Esto es mucho para nuestro entorno contemporáneo casi nadie hace nada porque le guste, eso que Mihaly Csikszentmihalyi bautizó como Fluir, porque todo trabajo nos cansa y es porque nunca hacemos lo que nos gusta, de hecho el argumento de Csikszentmihalyi es que el trabajo no cansa, si no actitud con que lo hacemos. El cansancio físico pasa con un buen descanso pero lo mental ese nunca porque no se quita con un buen sueño que se convierte en pesadilla cuando regresa a su trabajo.
Porque “Dios quiere” que se escriba que se publique que vuelen las ideas independientemente de quién las escriba, eso que a muchos les interesa en realidad no importa.
“Más tarde, alguien nos habla del oficio, de la necesidad de leer algo más, nos pregunta sobre qué escribimos. Por último un indiscreto dice: ¿De qué va su libro? “No va de nada, es poesía”. Eso es lo que siento cuando me hablan de poética y me piden definiciones”. (Champourcin, p.61)
LA POESÍA: LA UNICA FORMA DE MEJORAR Y APRENDER
Al final de su vida quedó muy limitada físicamente de la vista y el oído y una de sus sobrinas María Belén Lkecker Michels, solía llamarla la señora del tiempo, porque gustaba de hablar de manera reposada e invitar a sus amigos a tomar una copa, mientras recitaba con su voz entrecortada o le recordaba: “Lee poesía, lee mucha poesía; es la única manera de mejorar y de aprender”. (Champourcin, p.61)
Las descripciones que leo y veo de la sociedad actual no son para nada agradables y ahora entiendo que nos hace leer más poesía porque es la única manera de mejorar y de aprender. Que lejos estamos de los planteamientos de Marx que decía que el progreso vendrá del trabajo el homo faber ha llenado las calles, los hogares, esta dictadura sólo será posible derribarla leyendo un poco más.
LAS CIUDADES ME OFRECEN
(Soledad)
Las ciudades me ofrecen
sus calles, sus jardines,
sus largas avenidas
pletóricas de ruedas;
pero faltan miradas,
corazones abiertos
y brazos que se tiendan
para estrechar al otro.
Todo se ha congelado
en momentos adustos,
en una incontrolada
carrera sin sentido,
como si no supiéramos
que hay una sola muerte
y es inútil huir
del fin inevitable.
Faltan todas las cosas
que más se necesitan:
la pausa en compañía,
el hablar sin temor
a la réplica abrupta
del que nunca nos oye.
Hay que saber amar
también con el oído.
No hay en los que escuchan
afán de comprendernos.
Las palabras se extinguen
al cruzar el espacio
que separa a dos seres.
Ernestina DE CHAMPOURCIN, La pared transparente, Antología poética (1984)
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