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TLACHINOLLAN: MÁS SOMBRAS QUE LUCES EN EL CASO AYOTZINAPA

Ayotzinapa, Guerrero, 19 de septiembre de 2025. La tenaz lucha de las madres y padres de los 43 estudiantes que exigen verdad y justicia son las luces en un México de desaparecidos, mientras la impunidad es la mayor sombra en el caso Ayotzinapa. La herida continúa porque las familias no saben qué pasó con sus hijos.

En el tercer día de la jornada de lucha de las madres y padres se realizó un foro denominado Ayotzinapa 11 años: luces y sombras, realizado en la normal rural de Ayotzinapa, donde estuvieron lúcidos ponentes como Mario Patrón Sánchez, ex rector de la Universidad Iberoamericana en Puebla; Alan García Campos, Oficial de Derechos Humanos en la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, y Abel Barrera Hernández, director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan.

A las 11:45 dos madres de familia abrieron el foro con palabras de bienvenida. Doña Joaquina García Velázquez, madre de Martín Getsemany Sánchez García, afirmó que a 11 años el dolor sigue. “No es fácil andar en esta lucha porque somos madres, campesinas. Nunca pensamos andar aquí, pero es por amor a nuestros hijos”.

Por su parte, doña María Martínez, madre de Miguel Ángel Hernández Martínez, condensó el sufrimiento en el pasar de los días sin respuesta alguna del gobierno. “Es muy doloroso ver salir a tu hijo y que no regrese. Me desespero, doy vueltas en mi casa porque no veo a mi hijo y no entiendo que es una desaparición. Salgo a buscarlo y cuando llego a mi casa me preguntan dónde está, y me da vergüenza decir que, así como salí, regresé sin nada. No he recibido ni un peso del gobierno. Nuestros hijos son jóvenes con derecho a la vida. No se olviden que hay padres que seguimos esperando a nuestros hijos. Yo quiero volver a abrazarlo”.

Mario Patrón, defensor de derechos humanos, inició diciendo que la mayor sombra en el caso Ayotzinapa es la impunidad, y que después de la tragedia con los 43 en México hubo un antes y un después que permanece como un continuum. Iguala, Huitzuco, Taxco, Tepecoacuilco son modelos de la macrocriminalidad.

El defensor dividió en seis etapas el caso Ayotzinapa: la primera, la lucha de las familias y los normalistas, así como sus acompañantes. Se convierten en un actor de movilización política que tuvo respuestas. Segunda, “frente a la presión social nacional e internacional, el gobierno de Enrique Peña Nieto decide construir un montaje histórico, es decir, la verdad histórica, para minimizar la macrocriminalidad. Su finalidad era sepultar el paradero de los estudiantes; la verdad y la justicia. El gobierno no entendió que pudo haber un antes y un después.

La tercera etapa fue el desmontaje de la verdad histórica a través de las investigaciones realizadas por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI). El desmantelamiento de esa verdad se dinamiza con la participación de la ONU y las organizaciones de derechos humanos acompañantes. Se exigen líneas de investigación desde el 2016 como el quinto camión con droga; autoridades municipales que eran ex militares: las armas que llegaban para el entrenamiento del crimen organizado. La asistencia técnica de la ONUDH con el informe Doble injusticia, donde da cuenta de que los detenidos fueron torturados, incluso se habla de una ejecución extrajudicial, con la que se diluye la verdad. La luz en esta etapa es el proceso de resistencia de las madres y padres que comienzan a auto tutelar su derecho a la verdad.

La cuarta Mario Patrón la llamó “oportunidad perdida”, que está ligada con la quinta etapa con el cambio electoral de 2018 cuando llega la esperanza. Luego viene la creación de la Comisión de Verdad, la Fiscalía Especial, regresa el GIEI y se pide la participación de la ONU. Se da la detención de Murillo Karam y se emiten órdenes de aprehensión, algunas contra militares que se retractaron después. “La etapa de la oportunidad histórica se vino por la borda fundamentalmente porque el gobierno que enarbolaba la narrativa de nosotros no somos iguales, terminaron siendo iguales”. Las madres y padres señalaron al ejército porque tenían infiltrada a la normal de Ayotzinapa y participaron en la desaparición de los jóvenes.

Finalizó con la etapa actual donde las luces son las madres y padres que persisten en la exigencia de verdad y justicia. “Con el cumplimento de 11 años de Ayotzinapa, el primer año de Claudia Sheinbaum, hasta dónde dará la disposición política de este nuevo gobierno que es el segundo del sello político de la 4T. En este país los sellos políticos no importan, más bien, lo que importa es que hay impunidad, uno de los mayores cánceres… la impunidad impide que haya un antes y un después que sólo puede existir con las consecuencias profundas…”

Alan García de la ONU dijo que “prevalece la oscuridad”. La luz son las madres y padres de los 43 estudiantes que resisten y se movilizan. La principal luz es la de “la esperanza, de la fortaleza, es la luz de la dignidad; el amor a sus hijos que siempre les llevará a seguir avanzando y seguir adelante”.

El Oficial de la ONU expresó que el acompañamiento de las organizaciones como Tlachinollan, Centro Prodh, Fundar, Serapaz y la solidaridad de los normalistas también han sido una luz. El caso Ayotzinapa del 2014 tuvo la capacidad de quitar un velo que cubre las graves violaciones de derechos humanos en México desde tiempos remotos, sobre todo el de 133 mil personas desaparecidas en el país.

Alan García enfatizó que los avances materializados han sido producto de la fuerza de las familias y exigencia de acompañamiento internacional como el GIEI, la confianza en la ONU para elaborar el informe Doble injusticia, y que “la fuerza de las familias impide sepultar el esfuerzo de seguir avanzando hasta encontrarles”.

El director de Tlachinollan, Abel Barrera, mencionó que, a pesar del dolor, las madres y padres son “la flama ardiente de nuestro país, son la antorcha en las tinieblas de la impunidad y la violencia. Son inspiración, ejemplo que arrastra por pelear por la verdad. En 11 años hemos visto su sonrisa triste. Estas 43 madres y padres son las 133 mil madres, padres, hermanos, hijos, rostros del México adolorido que no ha cambiado a pesar de que otras personas llegaron al poder, porque siguen tocando la estructura del poder militar. Sabemos que entre más pasa el tiempo, se siente más soledad, más falta la verdad, pero han abierto un camino desenmascarando la estructura delincuencial. Peleamos para que estos 11 años no sean solo de sufrimiento, de enojo, sino de luz y esperanza”.

Ceprovysa

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