Ayotzinapa tiene sin duda las más numerosas páginas de investigación y de reflexión. Pero también tiene el silencio más oprobioso que como sociedad podamos imaginar.
En la conmemoración de siete años del hecho donde desaparecieron 43 estudiantes de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”, murieron 6 personas y 40 más resultaron afectadas de forma directa, y un sinnúmero de familias que de manera colateral fueron impactadas con este suceso, no hay avances, no hay resultados, no hay nada que guíe a un resultado distinto al que se integró en la administración federal anterior.
Son tres años en el ejercicio de un gobierno que hasta el cansancio social dice ser distinto a los anteriores, surrealistamente este caso no solo no lo hace distinto, se está volviendo la mirada a la averiguación que descalificaron, y basan la idea del cambio en este hecho en la cercanía con las madres y padres de los normalistas, más como un método de control, que como una idea de resultados.
Si la repetición de descalificar la conocida “verdad histórica” no tiene a tres años una línea distinta, con todo el control de la administración federal, y así como se ve también de varios estados, no hay avances ¿Por qué no se busca generar un vínculo en la investigación actual y la anterior que permita efectivamente dar con el resultado del contexto de los hechos y finalmente dar con el paradero de los estudiantes, más allá de fobias políticas?
Ayotzinapa está empantanado. Y de manera colateral otros temas relacionados con él, como la búsqueda de desaparecer las Normales Rurales que, invariablemente, pasaría por esta emblemática institución y que de alguna manera ha influido en el ánimo de algunos sectores de la sociedad como en el accidente en el que un autobús en que viajaban tras una movilidad provocara la muerte de dos personas, o la de la toma de la autopista en la que se intentó explotar dos gasolineras y perdiera la vida Gonzalo Rivas Cámara. Temas que también están rodeado de silencio y que la sociedad nota.
Poco ayuda a la lucha legítima de encontrar a los normalistas desaparecidos el silencio. Poco ayuda a la lucha la descalificación permanente del gobierno a la investigación pasada. Poco ayuda a la sociedad el silencio ante sus propios muertos.
Si Ayotzinapa no va a desaparecer, no se debe impulsar desde el gobierno, esta idea planteada por voz del mismísimo Presidente, no desde los sectores “fascistas de derecha” como han intentado también descalificar.
Si Ayotzinapa va a continuar debe reforzarse la Normal, su sistema de internado, su sistema de subsistencia, y debe también pasar por la disculpa con las familias afectadas de manera colateral en otros hechos. Y por supuesto, en resultados reales que permitan conocer la ubicación de los normalistas y los hechos que impulsaron lo ocurrido, lo demás es silencio de complicidad y de ignorancia, ¿O un surrealismo?
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