Después del sonoro golpe en la Cámara de Diputados, por la reforma a la Ley Eléctrica, el Presidente y aspirantes a clones de él, se apresuraron a calificar el resultado como traición a la patria o como traición a México, lo que se traduce en la exhibición de un ego exageradamente inflado. Tan inflado, que él mismo se considera la patria o México.
Como millones de mexicanos lo vemos, no es más que un mandatario esponjado a niveles extraordinarios que, con todo y que cree que sus seguidores le regalaron el país para hacer de él lo que le venga en gana, es el verdadero traidor, que al dejar el cargo tendrá que inventarse un blindaje de primera, para no ir a la cárcel. Por haber quebrantado la ley las veces que ha podido. Por haber promovido la muerte de muchos. Por haber llevado México a la ruina.
En referencia a la Ley Eléctrica, quería que se aprobara para fortalecer a la Comisión Federal de Electricidad en la compra de corriente mediante subastas. En la distribución y suministro del fluido, pero con condiciones tan onerosas y peligrosas, como hacer una regresión al pasado y exponer a los mexicanos a padecer o a envenenarse con el consumo de sustancias tóxicas que en todo el mundo tienden a ser eliminadas para ofrecer a sus habitantes un lugar más puro dónde vivir.
Tan fácil como eso. México fue uno de los países que se comprometió a observar las condiciones impuestas en el acuerdo de París, signado por 192 naciones en 2016, en el que se obligaba a contribuir para la disminución del calor generado por el llamado efecto invernadero. Con la llegada del Presidente López, todo cambió. Su desobediencia persistente lo hizo dar un viraje y orientar la política energética hacia un abismo insondable.
Después del sonoro golpe en la Cámara de Diputados, por la reforma a la Ley Eléctrica, el Presidente y aspirantes a clones de él, se apresuraron a calificar el resultado como traición a la patria o como traición a México, lo que se traduce en la exhibición de un ego exageradamente inflado. Tan inflado, que él mismo se considera la patria o México.
Como millones de mexicanos lo vemos, no es más que un mandatario esponjado a niveles extraordinarios que, con todo y que cree que sus seguidores le regalaron el país para hacer de él lo que le venga en gana, es el verdadero traidor, que al dejar el cargo tendrá que inventarse un blindaje de primera, para no ir a la cárcel. Por haber quebrantado la ley las veces que ha podido. Por haber promovido la muerte de muchos. Por haber llevado México a la ruina.
En referencia a la Ley Eléctrica, quería que se aprobara para fortalecer a la Comisión Federal de Electricidad en la compra de corriente mediante subastas. En la distribución y suministro del fluido, pero con condiciones tan onerosas y peligrosas, como hacer una regresión al pasado y exponer a los mexicanos a padecer o a envenenarse con el consumo de sustancias tóxicas que en todo el mundo tienden a ser eliminadas para ofrecer a sus habitantes un lugar más puro dónde vivir.
Tan fácil como eso. México fue uno de los países que se comprometió a observar las condiciones impuestas en el acuerdo de París, signado por 192 naciones en 2016, en el que se obligaba a contribuir para la disminución del calor generado por el llamado efecto invernadero. Con la llegada del Presidente López, todo cambió. Su desobediencia persistente lo hizo dar un viraje y orientar la política energética hacia un abismo insondable.
Se ha hablado inclusive de un negocio sustentado en la compra de más de 20 mil millones de toneladas de carbón anuales, sustraídas de las minas del senador Armando Guadiana, cuyo uso es altamente contaminante, pero que dejaría grandes ganancias. Se dijo hasta el cansancio de la contaminación que expone el uso del combustóleo y de lo caro que resulta su uso, defendido a ultranza por el Presidente. ¿Quién, entonces, es el traidor a México?
Por otro lado, expertos aseguran que el mandatario sabía de antemano que la Ley Eléctrica no pasaría en la Cámara de Diputados. También han elucubrado en el sentido de que el gobierno de Estados Unidos, preocupado por la necedad en mantener las energías sucias, hizo un ultimátum contundente, que podría desprenderse de las innumerables visitas hechas por funcionarios de la nación vecina, que obligó a nuestro mandatario a permitir el desenlace que se vivió.
Después del sonoro golpe en la Cámara de Diputados, por la reforma a la Ley Eléctrica, el Presidente y aspirantes a clones de él, se apresuraron a calificar el resultado como traición a la patria o como traición a México, lo que se traduce en la exhibición de un ego exageradamente inflado. Tan inflado, que él mismo se considera la patria o México.
Como millones de mexicanos lo vemos, no es más que un mandatario esponjado a niveles extraordinarios que, con todo y que cree que sus seguidores le regalaron el país para hacer de él lo que le venga en gana, es el verdadero traidor, que al dejar el cargo tendrá que inventarse un blindaje de primera, para no ir a la cárcel. Por haber quebrantado la ley las veces que ha podido. Por haber promovido la muerte de muchos. Por haber llevado México a la ruina.
En referencia a la Ley Eléctrica, quería que se aprobara para fortalecer a la Comisión Federal de Electricidad en la compra de corriente mediante subastas. En la distribución y suministro del fluido, pero con condiciones tan onerosas y peligrosas, como hacer una regresión al pasado y exponer a los mexicanos a padecer o a envenenarse con el consumo de sustancias tóxicas que en todo el mundo tienden a ser eliminadas para ofrecer a sus habitantes un lugar más puro dónde vivir.
Tan fácil como eso. México fue uno de los países que se comprometió a observar las condiciones impuestas en el acuerdo de París, signado por 192 naciones en 2016, en el que se obligaba a contribuir para la disminución del calor generado por el llamado efecto invernadero. Con la llegada del Presidente López, todo cambió. Su desobediencia persistente lo hizo dar un viraje y orientar la política energética hacia un abismo insondable.
Se ha hablado inclusive de un negocio sustentado en la compra de más de 20 mil millones de toneladas de carbón anuales, sustraídas de las minas del senador Armando Guadiana, cuyo uso es altamente contaminante, pero que dejaría grandes ganancias. Se dijo hasta el cansancio de la contaminación que expone el uso del combustóleo y de lo caro que resulta su uso, defendido a ultranza por el Presidente. ¿Quién, entonces, es el traidor a México?
Por otro lado, expertos aseguran que el mandatario sabía de antemano que la Ley Eléctrica no pasaría en la Cámara de Diputados. También han elucubrado en el sentido de que el gobierno de Estados Unidos, preocupado por la necedad en mantener las energías sucias, hizo un ultimátum contundente, que podría desprenderse de las innumerables visitas hechas por funcionarios de la nación vecina, que obligó a nuestro mandatario a permitir el desenlace que se vivió.
Hay quienes han ido más lejos: que pudo establecerse algún tipo de acuerdo con Alejandro Moreno, dirigente nacional del PRI, para que se revelara y gritara a los cuatro vientos que ninguno de sus diputados votaría a favor. Puede ser. Jamás se le vio tan decidido a llevar la contraria. He escuchado lucubraciones de que se hizo un teatro bien armado, con enojos, con señalamientos, con descalificaciones, con rabietas. Más que nada, para cumplirle a Estados Unidos.
De ser cierto, hay que ver que en casos como éste todo es tan secreto, que sólo es conocido por los comprometidos. Los más cercanos no saben nada. Estos se limitan a hablar de los resultados de acuerdo con su propia óptica. De esta manera, las cosas se muestran como si fueran resultado de un proceso natural.
Pero este teatro podría también despertar en los priistas alguna conciencia, consistente en que, unidos a otros partidos opositores tienen ventaja sobre la mayoría de Morena en el Congreso y en algunas circunstancias podrían orientar los triunfos hacia lo que considerarían mejores propósitos. De llegar así al 2024, habría esperanzas de incidir realmente en la elección presidencial.
Todos los políticos tienen su corazoncito. Quieren representar la figura principal o la de Presidente. Arman sus juegos en torno al que podría contender para el cargo y así obtener prebendas.
ariosruiz@gmail.com
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