Estas lecturas se entienden demasiado; lo conveniente es llegar a concretizar el
amor.
El herido no pudo avanzar después de ser golpeado. Así las personas, familias,
muchas de ellas están golpeadas, heridas y no pueden avanzar mucho.
Cristo, según la 2ª lectura, es el que se acerca a nosotros, para sanarnos con su
sangre derramada en la cruz; hasta este grado llegó su acción redentora. Por eso
es el “Samaritano” por excelencia.
Los golpes también son en el espíritu y a veces descuidamos mucho estos efectos
en la salud.
En lo profético estamos más o menos bien; en lo litúrgico, mejor; pero en la
pastoral social tenemos nuestro talón de Aquiles.
Los judíos no se llevan con los samaritanos, en ese tiempo se odiaban, como
ahora, entre los familiares de la víctima y los victimarios.
Hemos de pensar en lo que hay más allá de la vida terrenal.
“¿Qué tengo que hacer para ganar la vida eterna?” Es una pregunta generadora
de acciones.
Jesús hizo un reconocimiento a la respuesta del doctor de la ley y luego le dijo:
“haz esto y te salvarás”. Ante la duda ¿quién es mi prójimo? hay tres modelos: el
levita, el sacerdote y el samaritano. Este último fue misericordioso y se nos da
como modelo; por eso dijo Cristo: “ve y haz tú lo mismo”; es un mandato, es una
orden, no es si queremos.
Samaritano significa “guardián”. Jericó representa la muerte y Jerusalén a la paz
de Dios.
El levita y sacerdote representan la ley. “Yo no quiero sacrificios”, es necesario el
amor.
Pasar de largo es la dureza de la ley, del corazón, de la vida.
Detenerse, como el samaritano, es el mundo de la gracia que nos cura a todos.
Hay que pasar de la ley a la gracia de Dios. Es así como se debe vivir.
La razón que nos gobierna muchas veces es la ley, como cuando decimos “no
tengo tiempo”…
Prójimos que son víctimas y otros que son victimarios. Hay odio entre
víctimas y victimarios como en tiempos de Jesús entre samaritanos y judíos. Pero
hay que amar incluso a nuestros enemigos, los victimarios.
“Se acercó”: esto es lo que hace ser prójimo. El concepto de prójimo hay que
conquistarlo y mantenerlo en la dimensión divina. A veces resulta fácil ayudar a
cualquiera, pero conquistarlo es una tarea de vida, es una dedicación. Ej., a
varias personas tenemos en el olvido, no nos acercamos, no conectamos
interiormente. Conectar con sus necesidades de corazón; a veces somos muy
fríos, indiferentes, nos pasa como algunos doctores que mientras se les está
diciendo algo ya están haciendo la receta.
“Cargar” al herido es hacerlo nuestro, es hacer nuestra a la persona. “Sintió
compasión…”: le ofreció la grandeza de su corazón. Esta es la ternura con que
hay que curar a la persona. “Vendarlo” es la reparación al pecador. Tenemos
encuentros, pero falta a veces la confianza, no abrimos el corazón. Al no abrir el
corazón, la gente no nos tiene confianza y vivimos como desconocidos del mundo
interior.
El prójimo tiene afinado los oídos de su corazón, está capacitado para estar ahí
que es una forma de sanar, para dar la palabra, la ternura, el cariño, para que el
enfermo sane.
No sólo ver a las personas sino descubrir lo que les está pasando, el mundo que
vienen cargando, lo que les viene aplastando; hay que ayudarles.
Entender mejor a la gente; hacernos especialistas en atender a la gente que viene
sangrando en su corazón y busca sanar sus heridas.
Orar y actuar por la paz en México, ante esta ola de violencia.
Todo lo que no se centra en la caridad no sirve para la salvación.
Otros aspectos prácticos de los buenos samaritanos para conducirnos como cuando decimos no hay tiempo.
Hay prójimos:
No basta decir: ¡pobrecito!, ¿qué ha pasado? ¡Ánimo!
¿Qué tanto yo me porto como prójimo de tantos hermanos?
Según las obras de misericordia corporales y espirituales que practico.
Ayudar a la gente a solucionar sus problemas, sobre todo de adicciones.
Ceder un poco de nuestra cotidiana comodidad en beneficio de otros. Equipar los
dispensarios médicos parroquiales para ayudar a los más pobres.
Dejar celebrar y colectar al encargado de la Casa de atención a los familiares de
enfermos del Hospital General.
Hay que escuchar a la gente. Las personas están muy necesitadas de ser
escuchadas; aunque no les digamos nada, les sirve para hacer catarsis o liberación.
los niños y demás enfermos cada vez que lo piden.
Encausar a los enfermos emocionalmente hacia el psiquiatra, psicólogo, incluso
al médico.
“La cercanía, compasión y ternura es el estilo de Dios” –mensaje del Papa a las
familias en la jornada mundial 2022-. Dar un paso más hacia la fraternidad,
empezando en la familia, hasta llegar a la sociedad.
Retomar la oración por la paz después de la oración postcomunión.
AVISO
Este 10 de julio de 2022 es la Jornada de Oración por los muertos violentamente y por la conversión de los victimarios. La oración es importante porque cuando
oramos también nos comprometemos. Si no oramos también nos hacemos
violentos, pero esa no es nuestra misión.
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