López Portillo quiso apresar a Regino Díaz – ARTURO RÍOS RUIZ GOTAS – LATITUD MEGALÓPOLIS

El presidente instruyó a sus colaboradores para que, a través de sus respectivos Departamentos Jurídicos de las instituciones a su cargo, hicieran la denuncia correspondiente contra Regino Díaz Redondo, director general de Excélsior, y que se coordinaran con el secretario de Gobernación para dar cumplimiento la orden.

Jesús Reye Heroles, titular de Gobernación fue escueto y determinante, estaba satisfecho. El también deseaba a Regino en la cárcel: “Señores, este asunto tiene prioridad, hoy mismo comiencen a cumplir las órdenes del presidente”.

Una semana después, Reyes Heroles citó a los cinco altos funcionarios. Les pidió su respectiva denuncia y luego de leerlas rápidamente, les dijo que sus jefes jurídicos eran unos ineptos, que las querellas estaban hechas con las patas y que las mismas significaban un desacato al Primer Mandatario.

-El presidente, entiéndalo, habla en serio, si tienen miedo díganlo en este momento”. Acto seguido, sacó de un portafolios un acta ya redactada y ordenó que la firmaran todos. Pero al leerla se dieron cuenta que en el contenido de la misma había mentiras, exageraciones e imprecisiones y se negaron a firmar.

Reyes Heroles, que era un hombre de fuerte carácter, dominador y conocedor profundo de la lid política, tomó la red telefónica y habló con el presidente.

“Señor presidente, están aquí el licenciado de la Jorge de la Vega Domínguez, Francisco Merino Rábago, Manuel Cossío, Everardo Espino y.… “Sí señor, me presentaron sus denuncias que no sirven para nada, les indiqué que firmaran la que hizo la Secretaría de Gobernación y se niegan a hacerlo”.

Los presentes tragaban grueso. Sus rostros enrojecían, les temblaban las piernas, eran los hombres, no las figuras de la publicidad; sentían que estaban ante la prueba de fuego más peligrosa de su carrera en el servicio público.

Era inconcebible que se fuera actuar contra el director general del medio informativo escrito más poderoso de México.

“Sí, señor presidente”. Colgó la bocina y con toda tranquilidad les indicó:

“Señores, dice el señor presidente de la República que, si no certifican esta denuncia en este momento, cada uno de ustedes, por mi conducto, le firmen este documento, que es su renuncia”.

Así, uno a uno estampó su rúbrica en la denuncia contra Díaz Redondo Del libro inédito “La Década más larga” de Emilio Trinidad y Arturo Ríos.

CONTINUARÁ.