COHERENCIA, CONGRUENCIA – DOMINGO XXXI Ciclo A 2023 – APORTE DEL COLEGIADO DE SACERDOTES DE LA DIÓCESIS DE CHILPANCINGO-CHILAPA

APORTE DEL COLEGIADO DE SACERDOTES DE LA DIÓCESIS DE CHILPANCINGO-CHILAPA

Comentario a las lecturas de la Misa del domingo 05 de noviembre de 2023

I. ¿QUIERES AGRADAR MÁS A DIOS O A LA GENTE?

La piedad exige sinceridad, se ha de rezar no nada más para ser vistos y alabados nosotros sino Dios, él es el único que merece toda gloria. La vanagloria es señal de egoísmo. La ambición de gloria personal alimenta la vanagloria.

Quien solo busca la aprobación de los demás es falso. Quien busca llamar la atención ha sacado a Dios de su vida.

Cualquiera puede ser mentiroso ante los demás, pero no ante Dios.

Lo exterior es apariencia, por eso hay que cuidar más el interior. El que presume por fuera tiene el corazón vacío.

San Agustín dice: “¿Queréis alabar a Dios? Vivid de acuerdo con lo que pronuncian vuestros labios. Vosotros mismos seréis la mejor alabanza que podéis tributarle, si es buena vuestra conducta” (Sermón 34).

II. COHERENCIA, CONGRUENCIA VS HIPOCRESÍA

Nada es más dañino y destructor como dar malos ejemplos con nuestro comportamiento.

El profeta Malaquías en la Primera Lectura denuncia, llama malditos a quienes se dedican a no obedecer las leyes de Dios, a los que no le dan gloria a su santo nombre y a quienes hacen tropezar a los demás.

¿Qué tanto grado de fariseísmo tiene mi propia vida? ¿No será que hace 20 siglos en el evangelio Cristo dio a conocer el retrato de mi vida?

San Agustín dice
“¿Qué pensar de los que se adornan con un nombre y no lo son? ¿De qué sirve el nombre si no se corresponde con la realidad? Así, muchos se llaman cristianos, pero no son hallados tales en la realidad, porque no son lo que dicen en la vida, en las costumbres, en la esperanza, en la caridad” (Trat. sobre I Juan 4,4).

Sin desviarnos del designio divino. Se requiere ser exigentes con nosotros mismos, para no solo exigir a los demás siendo permisivos con nosotros mismos.

Se requiere unidad entre lo que somos, decimos, hacemos o vivimos. Actuar de acuerdo a nuestra naturaleza humana y cristiana, como hijos de Dios, seguidores de Cristo,

Ser requiere congruencia para vivir de acuerdo a nuestra identidad: somos seres humanos, algunos son padres de familia, otros son catequistas, maestros, alumnos, médicos, padrinos, patrones, empleados, etc. En todo se requiere la acción moral y el testimonio cristiano, dar buen ejemplo de la vivencia de los valores: la verdad, rectitud de intención, honradez, justicia, solidaridad, amar la familia, etc. (ver Catecismo…, 2044). Los demás, sobre todo los niños, adolescentes y jóvenes imitan lo que les mostramos.

El mejor apostolado es con el buen ejemplo que demos.

A Dios le agrada que seamos humildes y buenos servidores en la construcción de su reino.