EVANGELIO PARA LA VIDA
DOMINGO III Ciclo B 2024
APORTE DEL COLEGIADO DE SACERDOTES DE LA DIÓCESIS DE
CHILPANCINGO – CHILAPA
Comentario a las lecturas de la Misa del domingo 21 de enero de 2024
I. EL REINO DE DIOS ESTA CERCA Y PIDE COLABORADORES
San Marcos introduce el género literario llamado “evangelio” o buenas noticias, pues, es el
evangelio más antiguo que se conoce.
“El reino de Dios —o reino de los cielos— está cerca” (Mc 1, 15). ¿Qué significa esta expresión?
Ciertamente, no indica un reino terreno, delimitado en el espacio y en el tiempo; anuncia que
Dios es quien reina, que Dios es el Señor, y que su señorío está presente, es actual, se está
realizando. Cristo es quien hace presente el Reino de Dios en su persona y en sus obras.
Dos relatos vocacionales, de los cuales surgen con particular fuerza la invitación a la
conversión personal y la participación en la llamada a la conversión dirigida a todos los
hombres.
Las primeras dos afirmaciones revelan la presencia de Dios y el cumplimiento de su obra; las
otras dos apelan a la respuesta del hombre, que es llamado a colaborar en el designio de
salvación que se cumple en Jesús de Nazaret.
La salvación es para todos; Jonás creía que solo era para los judíos, por eso no quería
predicarles.
Los cuatro pescadores llamados a ser Apóstoles, al contrario de Jonás responden en seguida
a la llamada de Jesús.
Cristo muestra que aunque puede solo, se hace ayudar de colaboradores.
“El Reino de los cielos ya está cerca”, no lejos. Un signo de que Cristo lo hace presente es que
elige a sus apóstoles, Cristo vocaciona, llama, crea una comunidad; pero para que se haga
realidad este Reino se requiere una conversión nuestra al estilo de los ninivitas y sobre todo al
estilo de los Apóstoles, quienes al oír el llamado, dejando en segundo lugar sus redes, su familia
y trabajo, siguieron a Cristo y le ayudaron en la expansión del Reinado de Dios.
II. EL REINO DE DIOS EXIGE CONVERSIÓN
Cristo nos llama y dejándolo todo hay que seguirle. No lo hacemos inmediatamente, pero sí a
través de un proceso. También ahora necesitamos cuidar los procesos en la vocación
matrimonial y a la vida sacerdotal o consagrada, para que se tome la determinación de seguir
los designios de Dios en la vida de cada uno.
El llamamiento de Cristo implica radicalidad pero también un proceso.
¿Qué ataduras nos impiden seguir a Cristo? El ignorar a Cristo y la oferta de salvación que nos
hace.
Metanoia significa “ir por encima de la realidad terrenal”, porque lo que hay en este mundo no
es lo definitivo, hay realidades sobrenaturales, espirituales, como lo es la salvación, la vida
eterna. Es muy importante tener muy clara la meta final de la vida, sin enfrascarnos en los
problemas, necesitamos buscar la solución a los problemas actuales sin detenernos en este
mundo, el cual es imperfecto y estamos llamados a la patria eterna, la cual sí es perfecta.
El que muestra metanoia tiene la mano abierta para cambiar de conducta y retornar a Dios, es
el que busca soluciones; en cambio el que muestra paranoia tiene la mano cerrada y solo busca
defenderse de los demás, es el que se enfrasca en los problemas.
También San Pablo así lo pide en la segunda lectura: la vida en este mundo es corta y pasajera,
porque hay una vida eterna, por eso los casados han de vivir como si no lo estuvieran… siempre
en perspectiva escatológica.
Conversión es dejar la idolatría y dedicarse a Cristo como centro de nuestra vida.
Todos somos invitados a colaborar en la construcción del reino de Dios. Empezar por la propia
familia para ser portavoces y testigos del Reino.
Vivimos en el tiempo cronológico, porque somos seres corpóreos, pero hay que encaminarnos
al kairós, es decir, al tiempo de gracia, por la vida espiritual que tenemos, pues esta vida es
pasajera, por eso aunque estemos en este mundo hay que tener la mirada puesta en la
salvación final, donde ya no habrá muerte, donde el tiempo cronológico ya no nos va a regir
sino el tiempo de gracia que es la vida eterna, donde ya no habrá muerte.
III. EVANGELIO PARA LA VIDA EN SOCIEDAD
Dios quiera el progreso humano y la salvación de todas las sociedades. Dios nos ayuda en esto.
El Reinado de Dios es un reinado de verdad, justicia y paz, pero estas son cosas de las que
mucho adolecemos, porque faltan líderes, colaboradores, guías, para que se cumpla el plan de
Dios aquí y ahora, en nuestra sociedad actual.
Hay muchas ataduras que nos impiden trascender o crecer: la mentira, la corrupción, el
egoísmo, la falta de solidaridad. Una de ellas: hay poca planeación de la vida en sociedad, de
las ciudades, de la cultura… Muchas veces se busca más el bien personal que el bien común.
Hay que considerar que todos somos colaboradores del Reino de los cielos, para ello hay que
prestarle a Dios nuestra inteligencia, manos, pies…, para que se realice lo que Él quiere. Así lo
enseñó Jesucristo a Santa Faustina Kowalska.
Desde la vida política, la cultura hay que sabernos y sentirnos colaboradores del Reino de Dios,
de verdad, justicia, fraternidad y paz.
No porque la vida sea corta vamos a olvidar lo que vamos heredando a las siguientes
generaciones; para heredar algo bueno a esas generaciones hay que vivir rectamente, por
ejemplo, hay que cuidar la casa común, promover lo ecológico para que pueda haber vida
humana más adelante, ya que en este planeta corre grave riesgo la vida humana.
AVISOS
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