Cortés y Xicoténcatl ARTURO RÍOS RUIZGOTAS / LATITUD MEGALÓPOLIS

Tecuelhuetzin, princesa tlaxcalteca, su casamiento con Pedro de Alvarado fortaleció la alianza entre tlaxcaltecas y españoles que derrotarían al Imperio Mexica. Hernán Cortés partió rumbo a Tenochtitlan.

Los tlaxcaltecas ofrecieron la paz en septiembre de 1519, a Cortés.

Cinco hijas de los principales de Tlaxcala fueron entregadas a los españoles, entre ellas Tecuelhuetzin, hija de Xicohténcatl, bautizada como Luisa, fue la esposa de Pedro de Alvarado. Bernal Díaz del Castillo: “y se puso nombre a la hija de Xicotenga y Cortés la tomó por la mano y se la dio a Pedro de Alvarado. “

La unión se realizó con rituales indígenas, no fue considerada legítima. Pedro de Alvarado, rubio y alto, era visto como Tonatiuh, el Dios Sol. Luisa lo acompañó entregada; lo que él hacía debía estar bien. Estuvo con él en la entrada en Tenochtitlan, la “Noche Triste” y la “Batalla de Otumba”.

Al caer Tenochtitlan, Cortés encomendó a Alvarado las tierras del sur y a fines de 1523 salió con su dama a conquistar Guatemala y El Salvador. Dos años después, nacieron dos hijos. Parten a Honduras. En España, Carlos V, nombró a Pedro, Capitán General y Adelantado de Guatemala.

Alvarado se casó por Iglesia con Francisca de la Cueva en 1527, enviudó; siguió con Luisa en Guatemala y la llevó al Perú con sus hijos en 1534. En 1536, se fueron a la Santiago de los Caballeros, Luisa falleció en 1537. Sus funerales los presidió el Obispo Francisco de Marroquín Hurtado y sus restos depositados en la Catedral.