¿TENER “MENTALIDAD ABIERTA”? – Pbro. Jorge Amando Vázquez Rodríguez

Es un hecho que no hemos dejado atrás el siglo XX. Si tiene dudas sólo analice el lenguaje que todavía utilizamos para calificar nuestras posturas ideológicas: de izquierda o derecha; conservador o liberal:
“Las distinciones izquierda-derecha, conservador-progresista, élite-pueblo, transformación-conservación proporcionan más orden en el mundo del que corresponde a una adecuada descripción de su complejidad y sus contradicciones. Se podría decir que explican demasiado poco porque explican demasiado, porque ordenan, categorizan e implican más de lo que configuran nuestro paisaje político -la izquierda socialista, la derecha conservadora, los liberales individualista- mantienen por lo general un andamiaje ideológico que no esta en consonancia con la complejidad social ni con cómo conciben sociedad e individuo, transformación y conservación, ni con sus objetivos ni con sus métodos”. (Daniel Innerarity)
Y es que dejar atrás, no tan sólo en el lenguaje sino en la estructuración mental, es más fácil que crear nuevas estructuras mentales. En el gran grueso de la población, incluida la intelectual, se le hace más fácil seguir con estructuras, aunque ya caducas, que no llegan a abarcar todo lo que el ser humano es y en qué se está convirtiendo.
Al escuchar a los diferentes actores sociales o eclesiásticos que se definen a sí mismos con un lenguaje anacrónico del siglo XX que ya hemos dejado atrás por lo menos en el tiempo, me pregunto si de verdad saben que ese tiempo ya pasó y que ahora los retos son diferentes y, aparte, si analizamos sus hechos para nada coinciden con lo que dicen.
Esto sólo para empezar porque el problema se complica más cuando, específicamente, después de la segunda Guerra Mundial, pensadores como Karl Popper, Theodor Adorno, entre otros muchos, propusieron las ideas que hoy están dominando nuestro mundo.
Con la obra de Popper, (un filósofo de la ciencia), La sociedad abierta y sus enemigos, se proponía poner las bases para que nunca más ocurrieran los horrores de la guerra, fruto de los totalitarismos, el fascismo, el nazismo, entre otros, y se siguieran formando personalidades que generaran más muerte y destrucción:
“El imperativo es tremendamente simple: nunca más. Nunca más debemos permitir que surjan gobiernos totalitarios. Nunca más deben las sociedades alcanzar un nivel febril de fanatismo ideológico […] Debemos desterrar los dioses fuertes de la sociedad cerrada y crear una sociedad verdaderamente abierta”. (Popper)
Es así como nace el concepto de sociedad abierta que después degenerará en lo que hoy llamamos “mentalidad abierta”.

¿QUÉ SE ENTIENDE POR “DIOSES FUERTES”?
Este es un concepto acuñado por el teólogo católico R.R. Reno, en su libro, El retorno de los dioses fuertes. Nacionalismo, populismo y el futuro de Occidente, (HOMO LEGENS, 2020) y se refiere en concreto: “Los dioses fuertes son los objetos del amor y la devoción del hombre, la fuente de las pasiones que aglutinan a las sociedades. Pueden ser intemporales. La verdad es un dios fuerte que nos llama al matrimonio del asentimiento”. (p.38)
Así es como empezamos a perfilar qué es lo que significa la sociedad abierta, la mentalidad abierta, dejar al hombre libre de todo prejuicio y se arrope con las alas de la libertad en todo lo que hace, pues “todo lo que es fuerte -amores fuertes y verdades fuertes -conduce, en opinión de Popper y muchos más-, a la opresión, en tanto que la libertad y la prosperidad requieren del reinado de unos amores débiles y unas verdades débiles” (Adriano Erriguel).

EL VERDADERO ENEMIGO: LA VERDAD
La experiencia de la guerra vivida por el filósofo que hemos citado Karl Popper, apunta que sólo una sociedad abierta, puede salvarnos del retorno del totalitarismo: “la ambición de este tipo de filosofía es metafísica: conocer la verdad. Y, en la medida en que es conocida, la verdad debe ser afirmada, es decir, obedecida. Es ahí donde se encuentra el peligro. Una filosofía metafísicamente ambiciosa conduce al ´autoritarismo medieval´, con su cultura jerárquica de dominio y sumisión, toda forma de trascendencia es implícitamente totalitaria”.
He aquí por qué la religión es un problema para la sociedad abierta y de mentalidad abierta porque basa su propuesta en la búsqueda de la verdad.

CONSECUENCIAS DE UNA MENTALIDAD ABIERTA
Si quitamos todo aquello que construye al hombre por lo menos como lo concibe la filosofía y en gran parte de la teología surge lo que hemos visto, algunos incluso vivido en los años 60´s y 70´s:
“A finales de los años 60 y principio de los 70 del pasado siglo, la sociedad abierta de Popper había evolucionado hasta incluir en su seno los matrimonios abiertos, el consumo de droga abierto y la convicción generalizada de que la discusión abierta de los más íntimos detalles de la vida traería una mayor felicidad y autoaceptación”, (Reno, p.113)
Si de lo que se trataba con la teoría de la sociedad abierta era evitar los totalitarismos generadores de guerras ahora tenemos un problema mayúsculo porque si ahora no hemos tenido guerras mundiales, si tenemos hogares totalmente disfuncionales y miles de muertos por la droga que se vende por todos lados y qué decir de cientos de millones de personas que vagan por el mundo sin rumbo siendo esclavos de sus caprichos:
“Lo mismo puede decirse del movimiento feminista, del movimiento de liberación gay y del actual movimiento transgénero […] si bien estos movimientos son post-guerras mundiales, ya han sido aceptados por los diferentes gobiernos en el mundo como parte de la supuestamente beneficiosa tendencia general hacia la diversidad, la inclusión y la apertura. Los movimientos de liberación que se centran en la emancipación del individuo se han convertido en una parte integral del proyecto de la posguerra, que aspira a alcanzar una sociedad antitotalitaria. Son vistos como barreras de contención frente al resurgimiento de la personalidad autoritaria”. (Reno, p.114)
(R.R. RENO, El retorno de los dioses fuertes. Nacionalismo, populismo y el futuro de Occidente, HOMO LEGENS, Madrid 2020)