Las Olgas – Guadalupe Loaeza – REFORMA

¿Cuántas Olgas habitarán en el interior de Olga Sánchez Cordero? ¿Quién de todas es la verdadera Olga? Y, ¿con quién de estas personalidades se identificará más? Difícil pregunta viniendo de una mujer compleja, sumamente exitosa, muy controvertida, apasionada de la feminista francesa Simone de Beauvoir, y por añadidura, millonaria.

Olga, niña: a Olga la recuerdo muy bien como compañera en el Colegio Francés de San Cosme y después en el plantel que se cambió al Pedregal de San Ángel, donde vivía en una residencia construida con piedra volcánica, rodeada por grandes ventanales que daban a un enorme jardín. Desde la primaria, Olga era la primera de la clase en todo: en geografía, historia, gramática, francés, ciencias naturales, civismo, en suma, en aplicación. También en conducta se sacaba espléndidas calificaciones. Las monjas y maestras la querían mucho, así como sus compañeras en las que me incluyo. Todavía la veo, cada fin de año, en la entrega de los premios, llevando en el cuello del uniforme, siempre impecable y muy bien planchado, muchas medallas por sus magníficas calificaciones.

Así como de niña y adolescente era la primera en todo, andando el tiempo, Olga Sánchez Cordero se convirtió en la primera mujer notaria pública en Ciudad de México y la primera mujer como titular de la Secretaría de Gobernación. A partir de hoy, también será la primera mujer del grupo mayoritario de Morena, que presidirá la Mesa Directiva del Senado. Hay que decir que en 2018 ya había sido elegida senadora del Movimiento Regeneración Nacional al Congreso de la Unión, puesto que desempeñó desde el 1o. de septiembre al 29 de noviembre de 2018.

Olga, ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación entre 1995 y 2015: nunca se me olvidará el día que Sánchez Cordero, en 2013, votó para liberar a Florence Cassez, a pesar de que cuatro ministros se manifestaron en contra suya. “Estoy convencida de que violaron sus derechos y que la violación de ellos por parte de las autoridades mexicanas tiene su consecuencia, y ésta, desde mi punto de vista personal, es su libertad”, dijo la ex ministra, quien nunca consideró, ni a Cassez, ni a Vallarta, como “secuestradores”.

Olga, ¿feminista?: aunque Sánchez Cordero le planteó a la 4T despenalizar el aborto en todas las entidades federativas, no sucedió. Tampoco dijo ni “pío” como secretaria de Gobernación frente a la candidatura de Félix Salgado Macedonio. Tampoco dijo ni “pío” en relación al muro contra las feministas que se instaló en el Zócalo. En la única ocasión que se quejó, como secretaria de Gobernación, del machismo y misoginia de la 4T, fue en relación a las reuniones de gabinete de seguridad “…una participación mía podría inclusive no ser tomada en consideración en ese momento, aunque yo tuviera razón y aunque estuviera aportando algo importante”. Hay que decir, no obstante, que Sánchez Cordero escribió un libro titulado Simone de Beauvoir… entre nosotras.

Olga, 4T: si un sicoanalista observara con atención las fotografías de Sánchez Cordero, antes y después de su relación con Morena, seguramente llegaría a la conclusión de que su radical cambio físico se debió a un fuerte mimetismo con AMLO. Habiendo tenido siempre el cabello rubio y abundante, se dejó las canas, hasta tener la cabeza blanca como su jefe, se dejó cortar el pelo por su peor enemigo y en muchas ocasiones adoptó el desaliño de López Obrador. Había días en que resultaba totalmente desconocida. Lo único que conservó de su anterior apariencia fueron las mascadas (diario una diferente) de una marca francesa muy prestigiada “H” (17,467 pesos). Diremos también que de vez en cuando se viste con huipiles bordados, vestimenta en la que, era evidente, no se siente bien. Qué lejos está esa Olga que solíamos admirar por elegante, sofisticada, femenina y siempre bien vestida.

Olga, secretaria “florero”: siento decir, como su ex compañera de colegio, que fue la primera secretaria de Gobernación y que pasó sin pena ni gloria y fue también la primera mujer secretaria de Gobernación que dobló las manos ante su jefe machista, autoritario, egocéntrico, aspectos que seguramente odia Sánchez Cordero, del género masculino. Basta con ver los videos el día en que el Presidente anunció los cambios en el gabinete, para darse cuenta del lenguaje corporal de Sánchez Cordero. Aparece tímida, temerosa, insegura y servil, como diciendo: “lo que usted ordene, patrón”. Su actitud no era digna de una mujer que dice defender los derechos de las mujeres y cuya trayectoria política había sido, hasta ahora, intachable.

¿Qué le pasó a Olga Sánchez Cordero, la que siempre era primera en todo?