In Memoriam – Doña Rosario

Por Ignacio Hernández Meneses

-Y saldrás de algún lugar,

a recibirme y abrazarme,

y recuperaré en ese abrazo,

todos los soles que me han robado:

Rosario Ibarra de Piedra.

Madre de Carlos Piedra Ibarra,

desaparecido en septiembre de 1973.

Luto en la República, murió doña Rosario, toda una vida de lucha.

Siendo estudiante universitario de la prepa 7, para exigir la presentación con vida de nuestros compañeros desaparecidos políticos, con estopa en mano y pintura negra, realizábamos pintas a una velocidad de pisa y corre en las paredes de la ciudad con nuestra brigada del extinto Partido Comunista Mexicano.

La lucha por la presentación con vida de los desaparecidos empezó con mayor fuerza durante la Guerra Sucia. En este contexto, surge el Frente Nacional Contra la Represión que encabezó la señora Rosario Ibarra de Piedra, y más tarde ella misma presidió el colectivo Eureka. Siempre dando lecciones de dignidad y firmeza.

Acompañé en algunas tareas a la doña, sobre todo cuando ella venía a Acapulco a ver a los presos políticos. Los desaparecidos de entonces eran por motivaciones políticas, y hoy, muchas de las víctimas son propiciadas por el crimen organizado. En el país hay más de 50 mil desaparecidos, según cálculos de la Secretaría de Gobernación.

La fe y la esperanza siempre van de la mano en las luchas sociales, más aún cuando se tiene el derecho y la razón.

Un día de 1993, la señora Rosario Ibarra de Piedra me concedió el honor de acompañarla en una de sus tantas batallas en la lucha por la presentación con vida de cientos de jóvenes mexicanos de quienes, desde 1968, 1971, desde la Guerra Sucia no se sabe nada de ellos.

Fuimos a visitar a Juan García Costilla -ex preso político-, quien nos recibió en su casa de Palma Sola, ahí, la aguerrida luchadora social nos platicó de cuando por primera vez, el 18 de abril de 1977, empezó su lucha por la presentación de su hijo, Carlos Piedra Ibarra. “Nunca en la vida pensé llegar a estar en una tribuna ni ser oradora ni nada; lo hice al trancazo de la lucha y el zarpazo de la represión me hizo hablar en público”, recordó.

Doña Rosario también nos manifestaba su preocupación por la educación ya que sostiene la tesis de que “los gobernantes tienen pintado en la frente un signo de pesos, para ellos leer no es productivo”. Cuenta que en una huelga que apoyó el Frente Nacional Contra la Represión, los dueños de la empresa les echó chorros de agua al compás de música de Mozart que en esos momentos tenían en los altoparlantes. ¡Para eso usaban la música de uno de los genios de la música de todos los tiempos! Quieren un pueblo que no conozca la ley, un pueblo que no sueñe.”

En Guerrero hoy, 43 jóvenes estudiantes están siendo buscados por sus madres, por sus compañeros y amigos. El grito ha llegado a todo el país y hasta rebotó en el Parlamento Europeo.

Siendo estudiante de la Universidad Autónoma de Guerrero, exigíamos el cese a la represión del figueroato; salíamos a las calles a exigir la presentación con vida de Carlos Díaz Frías, Victoria Hernández Brito, de los hermanos Tlatempa, el contingente de mi prepa, la número 7, la Salvador Allende siempre fue el más combativo. Por delante, la manta de nuestro periódico estudiantil “La Antorcha”.

En este momento gris y amargo por los muchachos de Ayotzinapa hay dolor y horror por las últimas noticias. También hay miedo y temor de que el fuego de la injusticia e impunidad siga incendiando Guerrero. La indolencia, la negligencia criminal, el cinismo y el silencio desde todas las esferas del poder también matan.

Hasta encontrarlos. Y retiemble en sus centros la tierra al sonoro rugir del ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!

Doña Rosario, mis respetos. QEPD.