Leo de nuevo ¡Muerte! Dolor, omisión y otra vez ¡Excusa! Cínica que lastima.
Homicidios que me remontan a mi convivencia con rarámuris, en la Sierra Tarahumara de hace dos décadas.
En 2001, que exigían al gobierno federal, “dejarlos solos para aplicar la justicia rarámuri, más efectiva que la mestiza para castigar a quien traiciona”.


En aquella zona, era el padre jesuita y también asesor del EZLN -zapatistas-, Ricardo Robles, quien advertía que los indígenas, sólo eran un símbolo político.
Eso, no ha cambiado mucho y aún ¡Sorprende! Su forma de gobernar, muy diferente a la oficial.
Para ellos, la justicia es ¡Insobornable! Y diferente a la de “blancos”.
Juanito Ramírez Villa, juez en Sisoguchi, coincidía con el jesuita, que el rarámuri es ¡Implacable! Ante la violación.
En el ¡Homicidio! Nadie queda sin castigo, no se protege al culpable y hasta mantiene a la familia de la víctima, de lo contrario,
me decían, es una afrenta a Dios.
Un ejemplo de aquellos que aún en la pobreza, respetan la justicia, sus costumbres y raíces.
Promueven la unión entre su ¡Gente!
Una zona de Chihuahua, como muchas otras, en las que todavía se palpa el ¡Abandono! Gubernamental.
En la que el mandatario replica su cinismo y no respeta la ley.
Promueve la desfachatez de aceptar sin acciones firmes, que esa zona está “dominada por la delincuencia”.
Sin sentir ni impregnarse de la bondad y ¡Convicción! Del tarahumara que defienden sus regiones y a su población.
Que saben gritar como hace más de dos años en el hospital San Juanito en Bocoyna: “Tenemos hambre”.
Que castigan la ¡Muerte!
Y conviven en paz con quienes suplen esa responsabilidad estatal y federal.
A los misioneros ¡Jesuitas! Que aún con diferencias ideológicas, ambos, se ¡Respetan!
Sin asesinar por odios, división ni rencores.
En una comunidad, la Ceroacahui, donde los misioneros servían hasta para impulsar el programa del mandatario “Sembrando vida”.
Y aún en su reconciliación, les “Sembraron la ¡Muerte!”.
¡Asesinados! Por odios, por atender a los oprimidos, sin agradecer ni el respaldo al programa federal.
Al contrario, el que debería ser guía, protector y ¡Mandatario! Asume esas muertes, como todo, a la ¡Ligera!
Reitera y acusa de nuevo a otros:
“El asesinato de jesuitas…Viene de tiempo atrás”..
¡Se auto exculpa!
Vuelve a perder la oportunidad de erigirse en mesías.
Y en Chihuahua, como un Siríame, hombre de respeto por ser el hombre más ¡Experimentado!

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