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JOE BIDEN VISITÓ MÉXICO ENTUSIASMADO POR SU ENCUENTRO CON LA VÍRGEN DE GUADALUPE, PERO NO CON LÓPEZ OBRADOR


Por Edmundo Cázarez C
Si algo caracteriza al presidente de los Estados Unidos de Norteamérica Joe Biden, es cumplir con los compromisos internacionales contraídos durante su administración. De esta manera, la tarde/noche del pasado domingo 8 de enero, a bordo del Air Force One, el avión presidencial del gobierno estadounidense -aeronave que jamás ha sido puesta a la venta, ni mucho menos, objeto de una ridícula y fantasiosa rifa-, aterrizó en la terminal aérea militar Felipe Ángeles -AIFA-, en su primer viaje a México, como el 46º presidente de la Unión Americana, con el propósito de acudir a la Cumbre Líderes de América del Norte, pero más que eso, en su mente dominaba la emoción de su reencuentro con la Virgen de Guadalupe, lo que, de ninguna manera, representaba el mismo sentimiento tener que estar frente al anfitrión mexicano Andrés López Obrador, a quien seguramente, tuvo que soportar durante hora y media durante el recorrido desde la terminal aérea militar en Santa Lucía, Estado de México, hasta su hotel ubicado en la zona de Polanco.
Por cierto, quienes esperaban, un tanto impacientes y hasta nerviosos el demorado arribo del presidente Joe Biden al hotel en donde pernoctó un par de noches, nos confirmaron que el rostro del mandatario estadounidense reflejaba fastidio y malestar por el largo trayecto de la terminal aérea militar Felipe Ángeles, -una hora con veinticinco minutos- al hotel. Además, nos confiaron que el presidente visitante, les había comentado que estaba sorprendido por la incapacidad de diálogo de su fortuito acompañante, en quien detectó un absoluto desconocimiento de diversos temas, por lo cual, no podía sostener una interesante y amena conversación, pero gracias a su benevolencia y como si se tratara de un niño, optó por explicarle cómo funcionaba el mecanismo del automóvil presidencial conocido como “La Bestia”, vehículo que, única y exclusivamente, utiliza el presidente de los Estados Unidos.
La presencia de Joe Biden en tierra azteca, fue la segunda visita que realizó a nuestro país. Hay que recordar que la mañana de aquel 5 de marzo de 2012, en su calidad de vicepresidente de los Estados Unidos, bajo la administración del entonces presidente Barack Obama, también y de manera privada, tuvo a bien visitar la Villa de Guadalupe, prometiendo regresar de nueva cuenta, pero ya como presidente de los Estados Unidos y postrarse a los pies de la Virgen del Tepeyac, a quien le guarda un fervor, admiración, cariño y agradecimiento.
Joe Biden es un hombre de bien. Ferviente admirador y respetuoso de la fe del pueblo mexicano, como parte de sus actividades privadas en suelo mexicano, la mañana de este lunes 9 de enero, no obstante, el aparatoso dispositivo de seguridad que rodea al presidente más poderoso del mundo, acudió, de manera privada, hasta la Basílica de Guadalupe para postrarse a los pies de la Virgen del Tepeyac y manifestarle su cariño y respeto, resultado de la fe que le fue inculcada desde niño, por su mamá Catherine Eugenia Finnegan. Desde temprana hora, el templo permaneció cerrado para todo público. Los accesos del templo mariano eran fuertemente vigilados por decenas de elementos del Servicio Secreto y del FBI de Estados Unidos, apoyados por las corporaciones de la Guardia Nacional y de la Defensa Nacional.
Portando un traje azul marino claro, el jefe del Ejecutivo de los Estados Unidos de Norteamérica, accedió por el túnel izquierdo de la Basílica, Joe Biden, llegó hasta los pies de la Virgen de Guadalupe para venerarla y reiterarle su admiración, fe y respeto. Su visita no duró más de 15 minutos, tiempo suficiente para elevar sus oraciones, expresarle su emoción y agradecerle que le haya permitido regresar a México, país por el que siente un especial cariño y respeto, así como agradecerle la protección y bendiciones que ha recibido desde que asumió la enorme responsabilidad de conducir los destinos del país considerado como el más poderoso del mundo.
Al igual que aquella fría mañana del lunes 5 de marzo de 2012, al pie del cerro del Tepeyac, en la Ciudad de México, todo parecía marchar con normalidad y absoluta tranquilidad, sin el embargo, al interior de la Basílica de Guadalupe se respiraba un ambiente de tensión y expectación ante la visita de tan importante personaje de la política internacional, quien no ha cesado de admirar y respetar al pueblo mexicano. La Villa de Guadalupe permanecía completamente custodiada, un poco más notable con la visita que el domingo por la tarde llevó a cabo la señora Jill Biden, primera Dama de Estados Unidos, quien también expresó su deseo de ir a La Villa de Guadalupe y depositar una veladora a los pies de la Virgen. Por supuesto, no quería irse de la Ciudad de México sin haber visitado a la Reina de América, deseo que cumplió siendo acompañada por la señora Beatriz Muller.
Es importante señalar que en la pequeña Capilla que existe en la Casa Blanca, hay una enorme imagen de la Virgen de Guadalupe, en donde, diariamente, el presidente Joe Biden y su esposa Jill Biden, acuden para elevar sus oraciones a quien tantas veces le habían rezado durante los muy difíciles momentos que vivió a causa del trágico accidente automovilístico registrado el 18 de diciembre de 1972, en donde fallecieron su entonces esposa Neilia Hunter y su hija Naomi, de tan solo un año de edad. Así como la muerte de su hijo Joseph Robinnette “Beau”, a los 46 años de edad, a causa de un tumor cerebral.
Durante esta histórica segunda visita de Joe Biden a la Villa de Guadalupe, le esperaban el Rector de la Basílica Enrique Glennie, así como los canónigos Eduardo Chávez y Pedro Tapia, quienes eran los encargados de recibirle y acompañarle du rante su muy breve e inolvidable visita.
Reitero, respetuoso y admirador de la fe del pueblo mexicano, el presidente Joe Biden estaba sumamente emocionado, solicitó a sus anfitriones, a través de un traductor, que le acompañaba, le permitieran unos minutos a solas para postrarse de rodillas a los pies de la imagen de la Virgen de Guadalupe, en un reclinatorio de madera cubierto de terciopelo color marrón.
Por espacio de 9 minutos, permaneciendo con la manos junto a su pecho, en señal de respeto y con la cabeza inclinada, Joe Biden elevaba sus oraciones ante la Virgen de Guadalupe, sin poder de esconder un par de lágrimas que escaparon de sus ojos, mismas que limpio discretamente con los dedos de su mano derecha, quizás, en una conjunción de emociones y sentimientos y al recordar los duros y dolorosos acontecimientos que le ha tocado vivir.
Al finalizar su oración, y después de colocar una pequeña ofrenda floral, el Rector de la Basílica de Guadalupe, le invitó para que firmara el libro de visitantes distinguidos. Con su puño y letra estampó la siguiente frase: “Soy un ferviente devoto de la Virgen de Guadalupe. Soy un respetuoso admirador de la fe del pueblo mexicano”.
Antes de concluir su visita a la Villa de Guadalupe, sus anfitriones lo invitaron para que realizara un rápido recorrido por el Museo Guadalupano, momento idóneo para obsequiarle un rosario con la imagen de la Virgen de Guadalupe, por cierto, desde la primera visita que hizo a la Vila de Guadalupe y hasta la fecha, porta un rosario en la bolsa derecha delantera de su pantalón, y el mismo que utiliza todas las noches para llevar a cabo sus cotidianas oraciones junto a una enorme y hermosa imagen de la Villa de Guadalupe que hay en su recámara de la Casa Blanca.
Vale la pena recordar que la noche del domingo 8 de noviembre del 2000, al pronunciar su discurso, cuando se le notifica como ganador de la contienda electoral, Joe Biden convertido ya como el 46º presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, expresó: “Para mí, para mi hijo que falleció, la fe que me mantiene es la misma fe que mantiene a América. Espero que sea algo de esperanza y de alivio para los miles de americanos que han perdido a sus seres queridos. Yo espero que esto, les dé alivio y que puedan ir en las alas de los Ángeles hasta donde quieran llegar. Ahora, juntos en las alas de las águilas, nos embarcamos en un trabajo que Dios nos pide con los corazones llenos de fe, con las manos fuertes y entrelazadas con amor y con fe en América y con amor por este país, seamos la nación que sabemos que podemos ser”.
Sin lugar a dudas, Joe Biden es un hombre fiel a sus principios. Un hombre de bien. Sin lugar a dudas, un evento de enorme trascendencia, en esta, su segunda visita privada a la Villa de Guadalupe, convertido ya como el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica. Joe Biden es el segundo presidente de esa nación que se postra ante los pies de la Virgen morena, pues la tarde del primero de julio de 1962, hicieron lo mismo John F. Kennedy y su esposa Jacqueline, quienes mostraron su fe y respeto a la Virgen de Guadalupe.

Ceprovysa

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