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Péndulo de los presidentes mexicanos: II JUAN CARLOS TAMEZ – LATITUD MEGALÓPOLIS

PÉNDULO DE LOS PRESIDENTES MEXICANOS: II

Por: Juan Carlos Tamez

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  • DE  LÁZARO  CÁRDENAS  A  LÓPEZ  OBRADOR

YTodo a la Derecha, el Péndulo se fue al Extremo, 1940-1946.

El general Manuel Ávila Camacho era hasta ese momento el presidente más fifí que México hubiese tenido en el siglo XX, -sólo después de Don Porfirio Díaz-, cuando le entregó la banda presidencial el General Lázaro Cárdenas, y este asumió el mando de las fuerzas armadas como titular de la Secretaría de Guerra y Marina.

Todo mundo se preguntaba ¿cómo se había degradado un presidente de la República, a comandante de las Fuerzas Armadas, a un ministro?, como les llamaban entonces. Pero Cárdenas no era cualquier personaje: era el general expresidente en la época de los generales presidentes del siglo XX, y parecía que ahí se había terminado el socialismo en México.

Ávila Camacho inició su mandato con un gabinete llamado de conciliación, como varios anteriores lo habían conformado, es decir, con miembros de las familias en el poder anteriores, y con políticos que lo apoyaban directamente.

Eran tiempos turbulentos en que México no acababa de salir de la Gran Depresión, siempre como un coletazo de lo que le sucedía al vecino país del norte.

El general Cárdenas gozaba de gran fama al haber obtenido logros tan grandes como la Expropiación Petrolera del 18 de marzo de 1938, mas tal vez eso llamó la atención tanto, a las compañías petroleras inglesas y estadounidenses, que presionaron a México para que el elegido fuera de derechas y conservador, en el lenguaje de la 4T contemporáneo.

La política de Franklin Delano Roosevelt del buen vecino, al dar el ejemplo con trabajo para mover a la gente desempleada por la depresión, a la vez que advertía directamente desde su presidencia a los banqueros, que las finanzas se dirigían desde la Casa Blanca, y no en Wall Street, se proyectó como un rayo a México.

Liberales contra conservadores, ricos contra pobres, fifís contra chairos, es lo mismo, lo único que cambia son los nombres para un fenómeno político, dialéctico que sucede en todas las democracias por la llamada lucha de clases. Eso, desde el punto de vista del materialismo histórico; mientras que los estructuralistas dirían que habría que mejorar las redes sociales, y ver como un fenómeno de su tiempo el resultado de abandonar los gobiernos al pobre pueblo a su suerte, en vez de redistribuir la riqueza.

Aunque los cánones históricos llaman liberales conservadores a los actores políticos del siglo XIX, es cierto que se han trascolado hasta nuestros días, en tiempos muy diferentes, pero con los mismos factores.

Parecería una alucinación del actual presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, cuando señala con dedo flamígero a los banqueros y empresarios acusándolos de conservadores y de vendepatrias, y es obvio que la gente debe conocer la historia, -al menos la de su patria y su región- pero no debemos soslayar que vivimos una era de cambios profundos mundiales que se vienen dando desde los 60’s hasta la fecha y de brechas del conocimiento por analfabetismo y escases de Internet, así como la instrucción y educación pública necesarias..

Como vemos, hay mucha similitud entre los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial y sus líderes políticos, a los actuales.

Así que cuando presidía el general Ávila Camacho, un submarino alemán torpedeó a dos embarcaciones mexicanas petroleras, Faja de Oro y Potrero del Llano, motivo por el cual, el entonces llamado presidente caballero, declaró la guerra al Eje Berlín, Roma, Tokio, encabezado por Adolfo Hitler (Alemania), ni más ni menos, el mismo demonio encarnado, el anticristo, maquiavélico y un ejemplo de los más puros a seguir en el totalitarismo.

Los otros dos eran Benito Mussolini (maestro de Hitler), quien si bien llevaba el nombre del Benemérito de las Américas, era porque su padre, un pintor de brocha gorda, se había inspirado en la vida del prócer mexicano al bautizar a su hijo, quien llegó a ser tan odiado por el pueblo italiano, que al final tuvo que salir huyendo, con su amante pero fue tomado preso y colgado de los pies en una plaza; la gente le odiaba tanto que le martirizó y ensució sus restos.

¿Qué decir de Japón?, esa nación del lejano Oriente donde el emperador Hirohito, al cual adoraba la mayoría de los nipones al creer que era Dios, hijo del Sol Naciente, representado en su bandera, a quien había que obedecer ciegamente.

Os recomiendo, amados lectores, la película Los Malditos, de Luchino Visconti (con Dirk Bogarde, Ingrid Thulin, Helmut Griem, Helmut Berger, Renaud Verley. 1969). Ahí pinta muy bien a la industria y capital germano antes de la Segunda Guerra, apoyando al fascismo hitleriano, copando toda actividad económica, expulsando del país no solamente a los judíos y gitanos, sino a todo grupo étnico que no cubriera  su definición del Super Hombre, diseñado años atrás por el filósofo Federico Nietzsche: el germánico alto y fuerte, rubio y de ojos azules, formándose así un estereotipo de belleza para mujeres y hombres que llega hasta nuestros días por todos los medios audiovisuales, con el machismo correspondiente.

Pero estamos hablando del sexenio del último general en el poder presidencial mexicano, el general Ávila Camacho, quien se paseaba galantemente con su señora esposa, la primera dama, doña Ana Soledad Orozco García de Ávila Camacho (13 de octubre de 1904 – 28 de agosto de 1996) en automóviles descapotables que siguieron siendo durante años parte de la figura presidencial, de esa que adoramos los mexicanos, equiparable sólo a la del gran Tlatoani o Señor de los Mexicas, de indiscutible poder y dominio sobre todos los demás.

Lo Bueno: La fortaleza del PRI duró más de 70 años, desde que lo fundó el general Plutarco Elías Calles bajo el nombre de Partido Nacional Revolucionario (PNR), refundado por Lázaro Cárdenas como Partido de la Revolución Mexicana (PRM), y vuelto a fundar por Manuel Ávila Camacho como Partido Revolucionario Institucional (PRI). Creó situaciones que permitieron crecer a México con un desarrollo sustentable y sacarlo del atraso en que se encontraba en gran medida, logrando el llamado Milagro Mexicano, con un crecimiento del IPC admirable. Si es criticable lo que llegó a ser calificado como una dictadura de partido, en la que siempre ganaban sus candidatos, sí había alguna continuidad en las obras y programas…hasta que…

Lo Malo: Se llegó a considerar a México el Cuerno de la Abundancia, incluso por su parecido entre la carta geográfica y la mitología. Empero, en el último cuarto del siglo XX los problemas sociales y económicos fueron en aumento, básicamente por la corrupción. Desde finales de los sexenios de Adolfo López Mateos (1958 – 1964) y de Gustavo Díaz Ordaz, las amas de casa se quejaban de la carestía y la cuesta de enero, cada cambio de sexenio era sinónimo de acaparamiento e inflación, por lo que era común que la gente creciera su alacena con lo que recibía de aguinaldo y ahorros de fin de año. Ante las protestas de diversos grupos, como el de los ferrocarrileros y el de los médicos, no era poca la gente que temía una asonada o cuartelazo a finales de los mandatos presidenciales, en parte como efecto de la propaganda.

Lo Feo: Narraba el periodista don Federico Barrera Fuentes, diplomático, en cuyo honor lleva su nombre la sala de prensa de la Cámara de Diputados en San Lázaro, las sospechas que levantó la muerte de Maximino Ávila Camacho, el hermano incómodo: la versión oficial era que al asistir a un banquete, luego de un tiempo se sintió mal, se puso mal y…¡falleció! Empezaron a correr los rumores: ¡Lo envenenaron en la comida o en la bebida!, decían algunos. Pero no, don Federico, también compañero y amigo de Hernández Tamez, nos platicaba con pelos y señales que el general Maximino era muy ávido de cortejar a las damas, “pero como es lógico, después de los sesenta ya no se funciona igual, pero al parecer él no lo sabía y ordenó que se le pusiera una inyección, con un líquido color café, y esa inyección que era para el amor, fue el veneno que lo llevó a la muerte”.

Dimes y Diretes: La familia Ávila Camacho destellaba una imagen de oro y laureles del Presidente Caballero , -comparable a la de la realeza y nobleza británica en la serie dramática de Netflix, Downton Abbey, con una propaganda de innegable corte noble. Nos lo refirió el periodista e historiador Jesús Hernández Tamez, quien al lado de su amigo y colega historiador, Gregorio López Y Fuentes, iban invitados a jugar polo en el campo marte con Ávila Camacho, ya que ambos eran deportistas. Su comentario a la pregunta: ¿Y qué tal juega al polo mi general presidente?, la respuesta era: aquí entre nos, siempre ganaba, toda vez que los demás jugadores le ponían la pequeña pelota de madera a modo para que metiera goles.

Era tanto el amor de Manuel Ávila Camacho por los caballos y caballerías, que mandó construir un camino especial para pasearse en medio del Paseo de la Reforma, desde la Fuente de Petróleos y el Campo Marte, hasta la esquina de avenida Juárez y el mismo paseo, para después llevarlos a diversas caballerisas como la Pensión Victoria, que se encontraba en las calles del mismo nombre, frente a la Demarcación de Policía, hoy Museo.

Direte:  Ávila Camacho envió el Escuadrón Aéreo 201 a batallas por los aires del Lejano Oriente, sacrificando sangre mexicana y regresando victorioso, aunque con algunas bajas: su monumento se encuentra en al Primera Sección del Bosque de Chapultepec.

Dime ¿cuándo se construyó el Hipódromo de las Américas? Respuesta: durante el mandato del mismo general, bajo la batuta del magnate italiano Bruno Pagliai, quien sabía muy bien el know how, reabriendo las apuestas y el juego de azar, en contra de la política de Lázaro Cárdenas, quien había clausurado todo lo que oliera al dios Birján: casinos, como el Foreign Club (hoy son las instalaciones de la Escuela de Transmisiones de la SEDENA, a un costado del Metro Cuatro Caminos) que tenía 30 mesas de ruleta, había palenque y era zona de tolerancia entre la ciudad de México y el Estado de México. Se llegaba por una veredita tropical que hoy se llama avenida Ingenieros Militares.

Aquí hay otra clave del presidencialismo en México y su propaganda…

El Hipódromo de las Américas está construido sobre terrenos de la Secretaria de la Defensa Nacional, quienes permitieron y ayudaron a su construcción, y los productos del juego de apuestas estaban concesionados a diversos inversionistas. El día en que falleció doña Soledad de Ávila Camacho, hubo movimientos sospechosos, tanto de enseres como de caballos, y el entonces presidente Ernesto Zedillo, dio la orden al ejército mexicano de que tomar cartas en el asunto e impusiera el orden. ¿Os dice esto algo amables lectoras e internautas?

Dime: ¿Todos los presidentes han tenido algún familiar incómodo?

Direte: Hablando del general Ávila Camacho, tuvo un hermano bastante pesado, no sólo para él, por tanto problema a que lo expuso: el general, también de Teziutlán, Puebla, Maximino Ávila Camacho, quien a toda costa quería sucederlo en la silla de Palacio Nacional. Era ministro de Comunicaciones y el palacio que lo envolvía se encuentra como museo en la Plaza del Caballito, calle de Tacuba, Centro Histórico de la CDMX. Dicen testigos que los periodistas subían la circunferencia de las escaleras para entrevistarlo y que si le caía bien alguno le daba lo que entonces llamaban embute (hoy chayo), pero si no, le propinaba con fuetazos.

El presidente Ávila Camacho participó en la campaña contra los cristeros en Jalisco y Guanajuato al mando del 38 regimiento de caballería, por ello la importancia de la declaración que hizo a J:H:Tamez, al lado de la primera dama en su huerta de Teziutlán, Puebla: “Yo soy católico”, y así acabó con todo rumor de los temerosos creyentes que habían sufrido persecución y muerte.

Hace exactamente 79 años fue víctima de un atentado contra su vida, la cual salvó gracias a que usaba chaleco antibalas. El primero de abril de 1944 lo atacó en el elevador presidencial de Palacio Nacional, el teniente de artillería Antonio de la Lama y Rojas.

Don Manuel Ávila Camacho dejó el camino llano para el primer presidente civil desde 1932 con el ingeniero Abelardo Rodríguez, el licenciado Miguel Alemán Valdez, muy allegado a él desde que fuera el coordinador de su campaña presidencial. Desde Alemán hasta la fecha, México no ha tenido un presidente militar.

El presidente Alemán, como se le llamaba popularmente, sigue en el capítulo III de esta reseña, donde el péndulo político detiene su balance para conocer la gran urbanización, descentralización, grupos urbanos de clase media, recuperación y crecimiento luego de la Segunda Guerra Mundial en el llamado Milagro Mexicano, su entrada plena al concierto internacional como un país en desarrollo y progreso, donde se inauguraba la Ciudad Satélite en Naucalpan, Estado de México, en 1959, mismo año en que Fidel Castro Ruz interrumpía la fiesta de Año Nuevo para derrocar el régimen cubano de Fulgencio Batista.

(Continuará…en el Capítulo III).

Ceprovysa

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