De frente – Ser burro – Por: Miguel Ángel Mata Mata

Por: Miguel Ángel Mata Mata
1.
La historia preserva una fábula:
Luego que Júpiter tomó posesión del imperio del mundo y los mortales concurrieron en tropel a ofrecer incienso en sus altares, movido el dios de su piedad les prometió atender al deseo que ellos formasen.
Los hombres pidieron el don de una eterna juventud sin pasar jamás al triste estado de la vejez.
Júpiter encargó al asno llevar este don inestimable, pero el burro, sintiéndose fatigado se acercó a una fuente para refrescarse. La serpiente que la guardaba dio a entender al asno que, para beber, era necesario que le cediese antes el tesoro que llevaba.
El estúpido animal no tuvo dificultad en cambiar por algunos sorbos de agua un licor más precioso que el néctar.
Y, desde entonces…
2.
Desde entonces, el burro ha acompañado al hombre en su desarrollo.
Un burro es un montón de naipes. Es un mueble para planchar. Es una mesa donde los carpinteros cortan madera. Es un burro de carga. Es una rueda dentada de los telares.
Es un armazón que ayuda a las personas con dificultades para caminar. Es una tortilla que se consume en México y Estados Unidos.
Un burro aparece en las fábulas de Esopo. En el cuento Los músicos de Bremen. El asno de oro o Asinus aureus es una ingeniosa novela escrita por Lucio Apuleyo.
Un burro aparece en Sueño de una noche de verano de Shakespeare y en la fábula del burro flautista de Iriarte. En Pinocho, los niños que visitaban la “isla de los juegos” se convertían en asnos por dejar los estudios por la diversión y la holganza.
En El Quijote de La Mancha, Sancho Panza designa a su burro como mi Rucio. O el burro Platero, de la obra de Juan Ramón Jiménez Platero y yo.
En el Libro de 1945 Rebelión en la granja de George Orwell, el burro Benjamín representa a la clase intelectual. Un burro aparece en la novela de 1953 Brighty of the Grand Canyon (Lucero del Gran Cañón) de Marguerite Henry.
En el cine y en la televisión, hay ejemplos de personajes populares que son asnos: Burro, de la franquicia Shrek, Igor, de Winnie the Pooh, Bo de The Star, y Pequeño, del corto The Small One.
Vamos: El asno es el animal que simboliza al Partido Demócrata de los Estados Unidos, de donde ha salido el hoy presidente de la potencia mundial.
3.
La aparición de tractores los ha sacado de la escena de los campos arados por ellos. Las cuatrimotos los han sustituido en los terrenos difíciles donde servían para llevar hasta dos toneladas de peso en sus lomos.
Hoy su valor es de seiscientos o seis mil pesos, máximo, en poblados de México en donde hoy son abandonados hasta que mueren de hambre y, por ello, estos animales están en peligro de extinción.
De acuerdo a un reporte del sitio Investigación y Desarrollo, en 1991 la población de burros en México era de 1.5 millones, actualmente sólo queda medio millón.
Y aquí, en Acapulco, donde alguien quiere rescatar, para cuidar y ver crecer a un burrito, se han enojado ambientalistas de concreto cuya ignorancia es parecida a la cabeza con que los egipcios simbolizaban esa condición: una cabeza de burro.
Se llama Manolín. Es rescatado por Robín Sidney, Efrén García y Alejandro Martínez para que viva en La Roqueta.
¿Tiene algo de malo pretender rescatar una especie en riesgo de extinción?
4.
El burro ha sido históricamente un símbolo de nobleza, fuerza y trabajo arduo. Son la especie mejor adaptada para vivir en el desierto. Poseen gran capacidad de olfato pues su nariz les permite detectar olores a 10 kilómetros de distancia.
Su aparato digestivo es más resistente que el de los caballos. Esto les permite consumir más variedades de plantas y extraer de forma más eficiente el agua de los alimentos. Los burros salvajes pueden llegar a vivir hasta 40 años.
Pueden cargar hasta 2 toneladas de peso. Su estructura ósea lo dota de una capacidad de arrastre de hasta 4 veces su propio peso.
Bien podrían vivir en la Isla de La Roqueta, que guarda condiciones similares al hábitat de la especie.
Pero…
5.
El Zoochilpan es el zoológico de Chilpancingo. Cobró notoriedad en medios a principios de año, cuando trabajadores denunciaron que directivos del lugar mataron algunas de las especies en exhibición para cocinarlas, en barbacoa, y disfrutarlos en frugal festejo.
Los integrantes del Consejo de Bienestar Animal de Guerrero se reunieron en ese terrorífico lugar para aprobar el retiro del burro Manolín de la isla la Roqueta de Acapulco y llevarlo ahí, al Zoochilpan, donde se comen a los animales en resguardo.
Los egipcios simbolizaban la ignorancia con una cabeza de burro y un burro corriendo era la torpeza, pues la especie primero corre rápido en un instante y casi de inmediato recobra su lento paso.
¿Debiera ser una cabeza de burro el emblema de éste comité parecido a la Santa Inquisición?
Tal vez el burro corriendo los represente mucho mejor.
6.
La Facultad de Medicina y Veterinaria de la Universidad Nacional Autónoma de México participa, desde hace 35 años en la construcción de santuarios de burros mexicanos que se han convertido, además, en lugares turísticos.
En México existe un lugar llamado “Burrolandia”, ubicado en Otumba, Estado de México, dedicado a la conservación de la especie desde 2006.
¿Por qué, ese comité de intelectuales ambientalistas de ciudad, no pidieron alguna opinión a la UNAM, antes de condenar a Manolín a ser comido como cena en el Zoochilpan?
Pueden preguntar a los españoles, donde funciona El Refugio del Burrito, una subsidiaria de The Donkey Sanctuary, en Inglaterra, instituciones dedicadas a rescatar y cuidar burros domésticos. Aceptan donaciones y están abiertos al público para que las personas puedan convivir con esta especie.
O pueden preguntar a Germán Gómez Sauza, fundador de Burrolandia, el único santuario dedicado a la conservación y cuidado de esta especie que existe en México.
Pero… a, e, i, o, u…
¡El burro sabe más que tú!
QUE CONSTE.
Les dijo “desayunadores que nada aportan al puerto… busca chambas”.
Entre otros singulares adjetivos descalificativos, el ex gobernador, Zeferino Torreblanca Galindo, gozó el aplauso de los aludidos, alegres desayunadores, busca chambas, socios de la Asociación Civil Acapulco, el miércoles de la semana pasada.
¿Quién puede tener ese apoyo incondicional de un grupo que agradece, aplaude, descalificativos donde, ser un busca chambas, es un atributo y no aportar algo al puerto, motivo de éxtasis aplaudidor?
Solo él.
¿Quién osaría cuestionar al aplaudido, frente a sus extasiados aplaudidores?
— Tal vez alguien que tenga orejas largas, crin erecta, diversas tonalidades y espesura de pelo. Que es dócil hasta límites insospechados, con su amo. Con una capacidad de aguante incuestionable. Que es rudo y delicado. Tosco y tierno. Inteligente y agradecido.
Don Sofío Hernández, dirigente municipal de lo que queda del PRI en Acapulco, fue ese héroe desconocido que pidió moderación ante las acusaciones. Recibió, como respuesta, ácida andanada de ofensas. La menor fue: “¡Usted es un ratero!”
El agresor gozó los aplausos. Don Sofío, la incomprensión. No entiende por qué el abucheo contra él, de quienes él cree son sus amigos asociados de ese grupo.
Ni comprenderá.
La escena fue, según el dicharachero: Cómo un burro cargado de letras, fue puesto en el burro por alguien que actuó como burro sin mecate. () () Alguien a quien no le sirven tantos estudios ha sido exhibido por alguien que habla sin moderación.