Por: Misael Habana de los Santos
Las calles por donde pasan los líderes son un estallido de gritos y aclamaciones. Cada uno representa un todo en un juego entre baldosas negras y blancas. Hoy, la mayoría, el pueblo, es uno solo, como en la celebración de un triunfo deportivo en el que los muchos, por segunda vez, le han ganado a los pocos.
¿Será que Dios mueve a los jugadores, y estos, a las piezas que han llevado a la transformación nacional? ¿Y qué dios, detrás de Dios, permite la trama nacional que se reinicia para combatir la injusticia, el clasismo y la desigualdad? Con fiesta en las calles, en los hogares y en la plaza, comienza el segundo piso de la llamada Cuarta Transformación en el país.
Las celebraciones espontáneas de los capitalinos y nacionales venidos del interior de la República para seguir a sus líderes son captadas por las cámaras de la industria cultural, al servicio de la oligarquía conservadora.
En una especie de “Big Brother” o “Casa de los Famosos” que pretende escapar de la telenovela con guiones para imbéciles que la han caracterizado, los conductores menos chamuscados de la empresa vendedora de contenidos audiovisuales exaltan, sin credibilidad, a la nueva inquilina de Palacio Nacional.
Desde helicópteros, autos, motocicletas y reporteros de a pie, siguen la caminata de la presidenta constitucional Claudia Sheinbaum Pardo y del expresidente de México Andrés #ManuelLópezObrador rumbo a San Lázaro, donde se encuentra la Cámara de Diputados.
Afuera del recinto legislativo, como dicta el lugar común, un grupo de diputadas espera y acompaña a la presidenta hasta la puerta, donde ya aguardan los diputados del oficialismo y la frágil oposición.
Minutos antes había llegado el creador del “humanismo mexicano” y fundador del partido Morena, quien fue recibido con una sinfonía de consignas: “¡Es un honor estar con Obrador!”. Los diputados, ansiosos, se sacan selfies con Andrés Manuel López Obrador.
El expresidente llega a la tribuna. Ahí se acerca a una mujer anciana, la feminista y luchadora social, la presidenta del Congreso,#efigeniamartínezNavarrete, quien entrega la banda presidencial a la primera mujer en llegar al Poder Ejecutivo en México.
El grito, ahora renovado, es unánime: “¡Es un honor estar con Claudia hoy!”
La presidenta sonríe y dedica gestos de agradecimiento a #GerardoNoroña, AMLO y Efigenia Martínez Navarrete.
CkaudiaSheinbaumPardo luce un vestido color nácar, con discretos bordados hechos por manos oaxaqueñas, maquillaje sencillo y sin excesos, aretes apenas visibles, ningún collar y cero accesorios. La sobriedad como muestra de verdadera austeridad.
Después, la ceremonia. Tras el tradicional “Si no lo hiciera, que la patria me lo demande”, vino el discurso, con los diez puntos que sintetizan el llamado “humanismo mexicano”.
Frente a los representantes de ciento quince naciones presentes, algunas de ellas encabezadas por sus dirigentes, como #IgnacioLulaDaSilva, #GabrielBoricFont de Chile y #GustavoPetroUrrego de Colombia, fuertes aplausos solidarios acompañaron cuando Sheinbaum Pardo mencionó a la República Democrática Sarahii y a los diputados de la izquierda española presentes del Reino de España.
Hubo un reconocimiento especial a AMLO, de quien dijo que no solo no fue desaforado, sino que también la historia lo ha reconocido como el luchador más importante del mundo, el presidente más querido y el mejor presidente de México. Estas palabras desataron una ovación.
Cerca de diez minutos de su discurso fueron dedicados a su mentor, al expresidente Andrés Manuel López Obrador.
“No llegué sola, llegamos todas”, dijo al país y a las mujeres de la nación, como constancia de su formación feminista.
“Soy madre, abuela, científica y mujer de fe. Y a partir de hoy, por voluntad del pueblo de México, la presidenta constitucional de los Estados Unidos Mexicanos”, afirmó ante la soberanía la mujer que viene de la academia, pero también de la lucha social.
Para dejar en claro su ideología de izquierda, expresó sobre la lucha de las mujeres: “Llegan ellas, las que soñaron con la posibilidad de que algún día no importaría si nacíamos siendo mujeres u hombres; que podríamos realizar sueños y deseos sin que nuestro sexo determinara nuestro destino. Llegan ellas, todas ellas, que nos pensaron libres y felices.”
Los principios de la izquierda histórica y de la nueva izquierda: prohibido prohibir, la libertad de expresión, la lucha contra el clasismo y el sexismo.
Se promoverá la inversión pública y privada. “Las inversiones extranjeras estarán seguras en México.” Prometió el desarrollo de la ciencia, la investigación y el rescate de los ríos contaminados de México.
“Estados Unidos, Canadá y México no compiten, se complementan. Con América Latina, mayor vinculación.”
Ratificó que la elección de jueces y magistrados del Poder Judicial por el pueblo significará mayor autonomía de dicho poder. “Queremos que se acabe la corrupción en el Poder Judicial. Será el pueblo el que decida.” Y añadió un mensaje para los trabajadores: “Sus derechos están garantizados”.
Por la tarde, en un Zócalo lleno, anunció los cien compromisos de su gobierno y reiteró: “No les voy a fallar”.
Finalmente, ratificó algo que suelen olvidar quienes llegan a los distintos gobiernos con las siglas de Morena: “No mentir, no robar, no traicionar”. Hoy inicia el segundo piso de la 4T …¡Ahhh y tenemos presidenta!.