“Europa no usa AstraZeneca para mayores de 65 años”- MARIO RUÍZ REDONDO EN REDONDO CUARTO PODER

Europa no usa AstraZeneca para mayores de 65

Pese a ser AstraZeneca, una vacuna producida en Europa (Reino Unido), los Comités Científicos de Francia, Italia, Alemania, Polonia, Austria, Suecia y Países Bajos, recomendarían desde la primera semana de febrero, no usarla  en mayores de 65 años, ante la falta de pruebas de su efectividad, en México, daría comienzo este día 14, la primera fase de aplicación 870 mil de un total de 77 millones de dosis del inmunizante a adultos mayores de 60, que suman 16 millones en el territorio nacional.

El Ministerio de Sanidad de España, sería todavía un poco más radical en lo concerniente al medicamento anti Covid-19, al reducir el 5 de febrero, a 55 años el límite para su utilización, el cual puede inyectarse a partir de los 18 años, e incluso solamente podrán administrarse a los mayores de 80 años, las vacunas basadas en ARN Mensajero, elaboradas por Pfizer-BioNTech y Moderna, al haber demostrado en los ensayos clínicos, mayor eficacia que Oxford/AstraZeneca.

Posición de rechazo de las autoridades sanitarias, pertenecientes a la tercera parte de países de la Unión Europea, al subrayar que la efectividad demostrada de este producto, es sensiblemente inferior, además de que en los ensayos clínicos no fue aprobada en los grupos de mayor edad, por lo que se ha optado por imponer un principio de prudencia.

Medidas de precaución, que obligan también a Comités Científicos de los Estados Unidos, a sumarse a la posición de sus colegas del viejo continente, de usar la vacuna preferentemente a gente joven, donde ha demostrado tener buenos resultados.    

Una posición que implica un rechazo preventivo temporal, mientras se aguardan mayor número de resultados clínicos, que no han aceptado tanto el Gobierno del primer ministro Boris Johnson, como la empresa farmacéutica del Reino Unido, que a partir del 3 de enero, aplican a sus poco más de 67 millones de habitantes, el inmunizante para todas las edades, con un intervalo de 10 a 12 semanas, haciendo caso omiso a las observaciones del resto de Europa.

Actitud por demás razonable y prudente, dirigida a salvaguardar las vidas de personas mayores de 65 años, debido a la insuficiencia de pruebas que hagan posible el conocimiento de reacciones alérgicas que pudieran ser mortales, considerando problemas de salud adicionales que podrían complicarse, como la hipertensión, diabetes, obesidad, hepáticos, renales, cardíacos y cerebrales, entre otros.

Señalamientos a tiempo, que la Administración Federal de México no considera importantes, no obstante darse desde una perspectiva científica de países desarrollados, que pasa por alto, ya que la prioridad de cobertura global de sus 130 millones de habitantes (90 millones en padrón electoral), se da, a diferencia de las naciones europeas y de la Unión Americana, con un sentido político que le lleva a tratar de abreviar los tiempos, ante la proximidad de los comicios intermedios del próximo 6 de junio, de renovación de 15 gubernaturas, 50 por ciento de las alcaldías, y de las Cámaras de Diputados de la Federación y estatales.

Por supuesto que hay urgencia en todo el planeta, y especialmente en México, de frenar mediante la vacunación, el desbordado número de muertos a nivel mundial por el Covid-19, hasta este martes 16 de febrero de 2021, que supera los dos millones 400 mil muertos y acumula 109 millones y medio de contagiados.

Más aún cuando nuestro país se ha afianzado en la tercera posición en el conglomerado de 192 de los cinco continentes, por su número de pérdidas humanas y la 13 en cuanto a casos de infectados, por lo que con mayor razón, el Presidente Andrés Manuel López Obrador debería ser más cuidadoso en la toma de decisiones, para la aplicación selectiva de los medicamentos que eviten los menores riesgos a la población, dando especial énfasis a los adultos mayores de 65 años, entre los que él se encuentra con 67 años a cuestas y por lo mismo constituye un ser humano de alto riesgo ante la epidemia pandemia del Coronavirus.

Hasta finales de diciembre de 2020, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), únicamente había aprobado para su aplicación en territorio mexicano, las vacunas producidas por las Farmacéuticas Pfizer y AstraZeneca, que hasta apenas en la segunda semana de febrero de 2021 empezó a ser recibida en la capital nacional.

Al empezar la campaña de inmunización el 24 de diciembre del primer envío de la estadounidense Pfizer, empezarían a detectarse las primeras reacciones negativas en los receptores del medicamento, los cuales se manifestarían, aunque no en todos los casos, en forma de dolor de cabeza, fiebre y dolores en el cuerpo, que desaparecían en un lapso no mayor de 24 horas.

En el largo historial mundial de las vacunas nuevas, los riesgos se han dado y seguirán registrándose, en mucho porque no todos los organismos humanos reaccionan igual, y a veces de manera grave, como ocurriría el pasado 30 de diciembre en Monclova, Coahuila, con la médico internista del Hospital General de Zona número 7, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Karla Cecilia Pérez Osorio.

A las nueve 30 de la mañana, la especialista de 32 años, recibió en su centro laboral, una dosis del fármaco del laboratorio Pfizer. A los 20 minutos, la doctora empezaría a presentar hinchazón de lengua y labios, que sería interpretada por sus colegas que la atendieron como una reacción alérgica, para lo cual le administraron medicamentos para contrarrestarla.

Karla Cecilia se reincorporaría a sus consultas programadas, pero a las 11 y media de esa misma mañana, empezaría a sufrir varios episodios de convulsiones, erupciones en la piel, dificultad para respirar, así como debilitamiento de piernas y brazos, que le impedían movilidad, por lo que se determinó su hospitalización y sería trasladada al Area de Cuidados Intensivos.

Al día siguiente, fue trasladada con carácter de urgente, por instrucciones del director general del IMSS, Zoé Robledo Aburto, al Hospital de Especialidades de la institución, en la capital Monterrey, del vecino estado de Nuevo León, para ser sometida a estudios más a fondo, que le llevaron a ser diagnosticada con problema de Encefalomielitis.

Una revisión exhaustiva del expediente médico de la médico Pérez Osorio, revelaría que tenía antecedentes familiares de alergias a medicamentos como la trimetoprima con sulfametoxazol, que normalmente se usa para atacar infecciones en vías urinarias. Sus colegas del Area de Cuidados Intensivos de Monterrey, le aplicarían un tratamiento preciso para contrarrestar las convulsiones y su fuerza muscular, con resultados positivos.

Un caso, que ha motivado el seguimiento estricto por parte de un grupo de especialistas altamente calificados del Seguro Social, para tener una precisión del origen de las complicaciones sufridas por Karla Cecilia Pérez Osorio, que sirve de referencia fundamental para la evitar la repetición de situaciones en aquellas personas que tengan antecedentes de reacciones alérgicas, que pudieran ser factor de riesgo hasta de muerte, en caso de recibir un fármaco inmunizante específico como el de Pfizer.

La médico internista recibiría la vacuna, como parte de la primera fase de inmunización contra el Coronavirus, dirigida al personal que labora en la primera trinchera de atención de enfermos por el letal virus, en toda la república.

Por aquellos días, el reporte oficial del IMSS, establecía que Karla Cecilia era parte de los 20 mil trabajadores de la salud que habían sido vacunados. Antes de ella, solamente 23 presentaron reacciones alérgicas leves, como mareos y arritmias. Una más presentaría un cuadro leve de insuficiencia respiratoria, sin que ninguno de ellos requiriera hospitalización.

Con escasa diferencia de días, se presentaría en el mismo centro hospitalario de Monclova, Coahuila, el segundo caso registrado en el país, de reacción negativa a la vacuna de la Farmacéutica Pfizer, con la enfermera de nombre Aracely Paloma, de 33 años, quien al recibir en su brazo izquierdo la dosis del inmunizante, empezaría a sentir el adormecimiento de sus extremidades inferiores, por lo que fue internada.

Al incrementarse y rebasar sus malestares la capacidad de atención en el nosocomio coahuilense (erupción cutánea, crisis convulsivas e insuficiencia respiratoria), desde las oficinas centrales de la ciudad de México, se daría la orden de trasladarla con grado de urgencia al Hospital de Tercer Nivel del IMSS en Monterrey, para un mejor seguimiento de sus problemas de salud.

Su situación no resultaría tan complicada como la de Karla Cecilia Pérez Osorio, al no registrar afectaciones tan severas, por lo que se concluyó que todo había sido derivado de la dosis inmunizante de Pfizer. Se le daría de alta, con la recomendación de seguir en comunicación con los especialistas tratantes, para estar en posibilidad de encontrar otras causas del problema.

Hasta ahora, oficialmente se asegura, los primeros beneficiados por la campaña de vacunación preventiva del Covid-19, han sido quienes conforman el personal de los centros hospitalarios públicos y privados, sin que se tenga mayor conocimiento por parte de las autoridades del Sector Salud, de la repetición de situaciones similares, lo cual no es muy convincente, considerando el estilo gubernamental, encabezado por el subsecretario de Salud, Hugo López Gattel-Ramírez, de ocultar la información de lo que realmente acontece, en lo concerniente, en principio a los decesos y contagios de la enfermedad.

Y ese, es precisamente el problema mayor que se ha propiciado en muchas partes de México, donde como en Chiapas, existen comunidades enteras, sobre todo indígenas, que ya ofrecen resistencia absoluta a la campaña de vacunación, porque no los responsables médicos estatales y de las comunidades, no han tenido la capacidad para explicar los

beneficios de una vacunación para combatir tan letal problema de salud, como la que se pretende.

Pobreza mental e insensibilidad de aquellos empleados públicos, que para justificar su insensibilidad para enfrentar tales retos de acercamiento con los líderes y las mismas comunidades, esgrimen en su defensa la existencia de “intereses oscuros para crear problemas al gobierno.

Su visión limitada, no les permite ir más allá de sus propios laberintos mentales, olvidando que el atraso educativo de una tercera parte de los chiapanecos, no sabe leer ni escribir y solamente habla su idioma según la etnia a la que pertenece, lo que potencializa su ignorancia sobre los beneficios de una inmunización que puede salvarles la vida.

La experiencia que nos comparten los países europeos en materia de mostrar su desacuerdo a vacunas como la de AstraZeneca, a mayores de 65 años, tiene su razón de ser fundamental, en el hecho de que un porcentaje importante de su población se ubica en ese contexto, y que por lo mismo amerita toda su atención para evitar una verdadera catástrofe por el riesgo de pérdidas de vidas, de no aguardar resultados más sustentados, de los estudios clínicos pendientes.

No es creíble que México tenga un aproximado de 16 millones de adultos mayores. Los datos seguramente van más allá de ese censo que, como generalmente sucede, mantiene un cíclico desapego a la realidad nacional. Basta con observar el reporte poblacional “actualizado” de cada ciudad del país, para corroborarlo.

Como responsable de los destinos de la Nación, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, tiene la obligación de rodearse de mejores especialistas del Sector Salud, que los hay, para ser cuidadoso de todos los riesgos en la aplicación no únicamente de la nueva versión de más de 230 millones de dosis, de múltiples laboratorios extranjeros, que tienen al dinero como Dios, y a quienes lo que menos preocupa son las reacciones alérgicas, que sus vacunas van a producir en México, y en un mundo habitado por más de siete mil 200 millones de seres humanos, que hoy se mantienen en estado de indefensión ante la amenaza de exterminio.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y Comunicadores por la Unidad A.C.