Domingo 7 de febrero de 2021
El doloroso caso de la Dra. Mariana ha permitido a las y los pasantes médic@s exponer la difícil condición en que deben desarrollar su servicio social como una condición fundamental para llevar a la práctica sus conocimientos pero también, para servir a la sociedad a través de los lugares de más difícil acceso a los servicios médicos.
Bajo la premisa de que “también yo viví esas condiciones” con que directivos evaden dar una respuesta favorable a sus inquietudes, no han prosperado hasta ahora sus inquietudes de falta de seguridad para realizar su labor.
Mariana perdió la vida sin que sus inquietudes y temores fueran ni escuchadas ni atendidas. Ahora Analí, la Directora del hospital Nueva Palestina, en el Municipio de Ocosingo, en Chiapas, está detenida señalada del delito de abuso de autoridad, como probable participación en la muerte de la Dra. Mariana Sánchez, pero es solo un hilo.
Las y los médicos pasantes tienen que cruzar dos ríos de caudalosas pruebas para llegar a ejercer su profesión. Uno es el Internado, otro el Servicio Social.
En el internado puede más la simpatía de una y un médico que su interés por aprender. Si una o un médico pasante muestra inquietud por aprender o si se atreve a contradecir con alguna pregunta a un médico residente, no solo se expone a no ser tomado en cuenta para fortalecer sus conocimientos, sino a ser expulsado de las áreas de enseñanza, a suprimirles los tiempos de descanso, a dejarlos en centros hospitalarios más del tiempo que humanamente alguien pueda resistir, dejarlos sin comer.
Otra forma de castigarlos es enviándolos a los centros de salud más alejados de las zonas urbanas o incluso las sub urbanas. Las zonas rurales sin comunicación son el destino de doctoras y doctores. Arrojados a un cuarto sin servicios sanitarios, deben salir y caminar en zonas oscuras. Y deben hacer todo, desde administrar los escasos medicamentos, registrar a la población a los servicios, dar consulta. Son expuestas y expuestos a que en las reuniones de la comunidad donde hay ingesta de alcohol puedan tener riesgo de agresión física o sexual. A ser llevad@s por la noche a prestar un servicio médico sin la certeza de que en verdad se requiera su servicio. Además de ser víctimas de asaltos en sus cuartos, en los traslados a las comunidades.
Las agresiones a las médicas y médicos pasantes les llevo a pedir a las autoridades que si no había garantías para preservar su seguridad, no acudirían a prestar servicios. Algo se hizo por parte de escuelas de medicina, hasta que el cambio de comisarios volvió a exponerlos.
Desde 2020 las y los médicos debieron convertirse en el baluarte de los gobiernos para prestarles seguridad social, seguridad jurídica, seguridad médica, acceso a mejores condiciones de vida, al constituirse en el ejército que está dando la batalla a un virus que se ha convertido en el monstruo más temido del momento. Pero algo ha fallado. Mariana es el ejemplo de que la realidad es ajena a las mejores garantías que puedan decirnos existe para ella y para tod@s.
Ojala las y los prestadores de servicio social del área de medicina tengan mejores condiciones, ahora si, para ayudar a la sociedad. Ojala ahora si puedan acudir a las comunidades revalorados. Ojala ahora si pueda darse la empatía de esta noble profesión y revaloremos su labor.
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