By Ceprovysa 
Por Abel Miranda Ayala
Durante 11 años no descansó, sus pies muchas veces hinchados y adoloridos no se detuvieron para ir a cada una de las marchas y acciones con que se buscaba a los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, entre ellos a su hijo, de Israel Caballero Peralta, “los buscamos con amor” siempre fue el grito de doña Genoveva Sánchez Peralta, quien este día falleció sin lograr saber el paradero de su hijo.
El 17 de septiembre del 2014, Ayotzinapa se despertó con la noticia de que el grupo de jóvenes que había ido a Iguala a conseguir camiones que se usarían para trasladar contingentes en la marcha del dos de octubre en la ciudad de México fueron atacados y muchos estaban desaparecidos.
Entre los no localizados se encontraba Israel Caballero Peralta, un joven originario de la comunidad indígena de Atliaca municipio de Tixtla, el joven buscaba ser maestro para salir de la pobreza extrema y marginación y en Ayotzinapa encontró una alternativa viable para estudiar sin que implicara un gasto a su familia.
Su madre el día 27 que se enteró de la desaparición se trasladó a la normal y salieron en camiones a buscarlos en Iguala, no los localizaron y ahí empezó la lucha que no se detuvo en los 11 años que han transcurrido desde la desaparición.
La tía Geno, como la llamaban los estudiantes de la normal, era originaria de la comunidad de Atliaca, municipio de Tixtla y lamentablemente es la séptima madre de los 43 que muere sin conocer el paradero de su hijo.
La noticia de su muerte provocó consternación y dolor entre familiares, organizaciones y colectivos, que lamentaron que doña Genoveva muriera sin recibir respuestas del Estado, tras más de una década de lucha marcada por desgaste, enfermedades y sufrimiento.
“Nos duele su ausencia, nos llena de rabia la indolencia criminal. Tres gobiernos, dos presidentes, una presidente, impunidad total”
Su muerte se suma a la lista de padres y madres que han perdido la vida durante la búsqueda de sus hijos, la primera de los siete fue Minerva Bello Guerrero, madre de Everardo Rodríguez Bello, quien falleció en febrero de 2018 tras luchar contra el cáncer; Tomás Ramírez Jiménez, padre de Julio César Ramírez Nava, uno de los jóvenes asesinados la noche del ataque, murió el 1 de diciembre de 2018.
Bernardo Campos Cantor, padre de José Ángel Campos Santos, falleció en septiembre de 2021 por complicaciones de COVID-19, ese mismo año murió Saúl Bruno García, padre de Saúl Bruno Rosario, a causa de diabetes en la comunidad de Magueyitos, Tecoanapa.
En 2022 falleció Ezequiel Mora, padre de Alexander Mora Venancio, sumido en la depresión tras recibir la noticia de que un fragmento óseo coincidía con el ADN de su hijo; en 2025 murió Donato Abarca Beltrán, padre de Luis Ángel Abarca Carrillo, víctima de un paro respiratorio derivado de una embolia dentro de la Normal de Ayotzinapa.