20 Dec 2025, Sat

Pbro. JORGE AMANDO VÁZQUEZ RODRÍGUEZ – El molino, los campos y la cama

EL MOLINO, LOS CAMPOS Y LA CAMA
Pbro. Jorge Amando Vázquez Rodríguez
El camino hacia la perfección ha sido, a lo largo de la historia del hombre, un Desiderio harto difícil y complicado, pues dependiendo de sus propios objetivos se plantean diferentes modos, algunos de ellos, en muchas ocasiones, muy difíciles de conseguir, sobre todo cuando la perfección está de por medio.
Por eso destaca dentro de todas estas propuestas la de Bernardo de Claraval, quien enseñaba un camino hacia la perfección a través de unos grados.
¿Cuáles son estos grados?
El estado inferior es el “molino”, el segundo “los campos” y el tercero “la cama”.
El molino es el símbolo de la vida mundana, y entenderlo así es una buena metáfora.
El campo designa el alma del hombre laico, cultivada por el sacerdote y el director espiritual, este es un grado muy digno.
La cama es el símbolo del retiro contemplativo del mundo y de la creatura con objeto de encontrarse con Dios.
Es así como lo plantea Thomas Mann su libro La montaña mágica. Es por eso que me di a la tarea de consultar si realmente lo propone Bernardo de Claraval y el resultado aún lo tengo incierto pues no hay información fidedigna que pueda corroborarla.
Pero aun así la propuesta de Thomas Mann no pierde su validez sobre todo por la claridad en la gradualidad, aunque como veremos, tiene, también sus desventajas proponerlo así.
EL MOLINO
Sólo mover la rueda, mantenerla girando sin detenerla jamás. Es la vida de los que sólo se dedican al trabajo y tienen muchas horas extenuantes a realizarlo pues su finalidad es mantenerse a flote con el sudor de su frente, pues no hay otro horizonte a la vista: sólo satisfacer sus necesidades y la de su familia. No habrá tiempo para nada más.
LOS CAMPOS
Aquí observo que ya hay algo más que mover la rueda, ya hay una interacción entre el hombre y la creación. El campo es generoso y Mann lo compara con el cultivo del alma ayudado por un sacerdote o un director espiritual.
Habrá caídas y levantadas ya hay un esfuerzo más allá de sólo usar las manos y los hombros. Tocar el alma es algo delicado, es como abrir el Sagrario donde se esconde lo más íntimo y privado, lo que no dejamos ver a nadie sino sólo a Dios.
Tenemos que practicar la paciencia para que la semilla que fue sembrada empiece su proceso de muerte para dar vida. Que nazca, crezca, se fortalezca, enfrente las insufribles plagas que atentar a su supervivencia que todo el tiempo estará a la deriva. El clima no es siempre favorable, sobre todo cuando vengan las lluvias torrenciales o las largas sequías que ahora son más frecuentes.
El abono no siempre es cordial y así como beneficia es más lo que perjudica. Y para el alma esto está al orden del día. Me refiero especialmente a los atajos médicos para solucionar problemas que sólo la gracia puede hacer.
LA CAMA
Se refiere a la habitación personal alejada del “mundanal ruido” donde nos encontramos alejados de todas las distracciones que son propias de los intereses mundanos, dicho de manera literal.
Dedicar tiempo a la contemplación del mundo y de la persona son valores que están a la baja, pues la eficacia, los resultados tangibles están a la orden del día. Sólo vales cuanto tienes, por lo tanto entre más tengas “más vales” aunque tu vida esté en juego y de paso todas tus relaciones: amistades, familia, trabajo, vecinos, etc.,
Lo contemplativo es amigo del silencio, -otro valor en franca decadencia- nos da miedo encontrarnos, porque no siempre nos gusta lo que encontramos, no somos muy tolerantes con nosotros mismos y nos describimos, en no pocas veces, como verdaderos monstros desalmados e impresentables.
Pero a la larga estos momentos de sosiego son los que nos ayudan a encontrar nuestra identidad, esa que es nuestra auténtica identidad en nuestro trato con Dios. El que mejor nos conoce incluso que nosotros mismos.
Por todos lados habrá personas que nos inviten a tener una vida más espiritual, a dedicarnos, tal vez, más a la familia, cuidar la salud, ser mejores personas, pues ellos ven el desastre que somos.
LA MÍSTICA
A estas consideraciones podemos hacer una crítica que tal vez proceda pues índice de manera clara a buscar la contemplación y menospreciar una vida activa tal y como lo propone una mística oriental: “Estos estadios obedecen a una clasificación puramente oriental. Oriente aborrece la acción. Lao Tsé enseña que el no-hacer es lo más provechoso de todo cuanto existe entre el cielo y la tierra. S todos los hombre prescindieran de actuar, reinarán sobre la Tierra el descanso y la felicidad completos. ¡Ahí tiene su encuentro con la divinidad!” (Mann, p.545)
La mística occidental le daría más cabida a la acción, que por otra parte también el trabajo ha sido y seguirá siendo el pilar del hombre occidental, a pesar de todas las doctrinas del mundo, es la razón, el análisis, la acción y el progreso, no tanto la contemplación en la que salimos adelante. Y para eso es crucial entender que una vida religiosa no ve el trabajo como un fin en sí mismo, es decir, una forma de anestesia, ni busca hacer progresar al mundo u obtener ventajas económicas solamente sino tiene que ser visto, este trabajo como un ejercicio ascético, una parte de la disciplina de la penitencia, un remedio.
Es una objeción válida pero incompleta pensar de manera única contraponiendo los aspectos. Dependerá de cada uno cómo realicemos nuestra vida, nuestras actividades, y de ahí saldrá una perfección de vida.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *