Encontrar monedas en las excavaciones que se realizan en la ciudad de México es cosa común en nuestros días.

Aunque no se trate del tesoro de Moctezuma ni de la olla con doblones de oro que cuenta la leyenda, el hallazgo es importante, sobre todo si las monedas pertenecen a un periodo temprano de la historia novohispana.
Con motivo de la construcción de la línea B del Metro se realizaron excavaciones en el cruce de Eje 1 Norte y Brasil, donde se localizaron tres empedrados correspondientes a la calzada que llevaba al Tepeyac, así como algunas de las construcciones que se encontraban alineadas con ella
Una vez consumada la conquista, los metales que antaño sólo se empleaban en la manufactura de complejos ornamentos adquirieron otro valor y con ellos se elaboraron monedas.
Fue un nuevo símbolo de intercambio que, junto con el trueque y las semillas de cacao, predominó en el mercado de la naciente colonia.
Así, se sabe que, mediante real cédula expedida el 11 de mayo de 1535, el virrey don Antonio de Mendoza, ordena:
“… fundar la Casa de Moneda de México, se prescriben las denominaciones y los tipos de moneda que deberían de acuñarse; conforme a ello, alrededor del mes de abril de 1536, comenzaron a labrarse monedas de plata de un cuarto de real cuartilla, medio, un real, dos reales, y tres reales. FUENTE: Ma. De Jesús Sánchez Vázquez, Alberto Mena Cruz.