Antes brigadas callejeras, ahora, ¡siervos! Verdaderos siervos sólo para él.

Sí, servidores no valorados, que vagan por las calles sin mayor apoyo que su decisión y a cuestas con su necesidad de empleo.
Siervos, que él los califica como tal.

Sin atribuir ese valor a su quehacer, y menos a esa entrega.

Con esa soberbia, de creyente que el sobrenombre convierte a aquellos en émulos de quien sí sirvió y dejó herencia de lucha, de beneficio al mexicano.
De quién fue todo un patriota al servicio de México y su pueblo.
No como aquellos, obligados al servicio de una imagen, de una figura, de un color que sólo busca su propio beneficio.

Así, el término se tendría que modificar, y sólo dejarle el de siervos.
Siervos, que textualmente es: “Persona vinculada y subordinada a otra, especialmente los que servían a los señores feudales en la Edad Media”.

O más drástico: “persona enteramente sometida o entregada al servicio de otra”.

Mote, que les va como “anillo al dedo”, a ellos, que los bautizó su “señor feudal”.

Su líder de la Nación, afecto al sometimiento o la entrega de servicio hacia su persona.

Siervos, sin Nación, porque están subordinados a una persona, a una figura, a una imagen, ¡no a la Patria!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *