Quisiera creer que cuando el Presidente de México dice que dedicará una parte de su tiempo, el que conocemos de manera oficial, el de la Mañanera, para “mostrar” a periodistas y medios que hacen comentarios sobre su administración, obedece a un propósito de observar la crítica para direccionar su gobierno.

Pero la realidad de la propuesta a mi parecer, se asemeja más a un acto de espionaje que puede inhibir la libre expresión.

Cito un hecho. Recientemente se dio a conocer que se lanzará una convocatoria para licitar un “micrositio” que tendrá como propósito dar seguimiento a todo lo que se diga sobre el proyecto cultural Chapultepec.

También parece inofensivo el hecho saber qué dicen de positivo, negativo, ubicar el medio y el periodista que lo diga, la o el ciudadano. Incluso vincular directo en el sitio a ese referente al que se le estará dando seguimiento.

¿Parece inofensivo?, ¿es inofensivo?, o es un primer ejercicio de intimidación directo a quienes realizamos esta actividad basados en los artículos Sexto y Séptimo Constitucional.

Inhibir el derecho a la libertad, saber que hace una administración, y el derecho a la libertad de expresión.

Con todo respeto creo que no es inofensivo. Y dista mucho de constituir un elemento de atención a la libertad de expresión. Y me voy a este referente.

El Presidente de Nicaragua, el antes “camarada” Daniel Ortega (José Daniel Ortega Saavedra), hoy convertido en lo que persiguió, un dictador, en el camino para asumir su primer mandato enarboló las banderas del respeto a la libertad, entre ellos el respeto al derecho inobjetable del pensamiento y la expresión libre, mismos que han sido cercenados.

El otrora líder sandinista inició su primer mandato en 1985 y 1990. Su segundo periodo en enero de 2007 y se  mantiene como Presidente, y su esposa Rosario Murillo como Vicepresidenta y enfrentan de manera más sistemática desde abril del 2018 protestas a su gobierno y la represión ha sido la respuesta.

Incluso documenta más de 320 personas que han perdido la vida en este tipo de actos la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en agosto de 2019 documentó  el gobierno de Daniel Ortega de violaciones a los derechos humanos en su modalidad de tortura y detenciones arbitrarias así como secuestros y violencia sexual, hasta llegar a la falta de atención a la salud.

Cuando la mirada de nuestro Presidente se manera sistemática también se fija en esos países me preocupa y más cuándo acciones que parecen inofensivas han pasado por esas pruebas populistas.

Porque no se trata de observarlos en la idea de asumir mandatos bajo modalidades de consulta para erigir mandatos interminables que combatieron y en el camino cercenar derechos  y exhibir a quienes aún confían en que la constitución garantiza libertades y derechos.

¿Quién es quién? Parece inofensivo, pero me parece se asoma mucho  a los primeros rasgos públicos de que sean vistos como un problema social, como ha sucedido en Nicaragua, y combatidos como tal, donde su derecho de réplica sea apabullado por los bots y con ello se genere la idea de que es una reacción ciudadana que  tiene la razón y se secunde sin pensar y que el Presidenta de México baje su figura a un espectáculo en lugar de gobernar. ¿Surrealismo?

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