Maxtla o Maxtlatzin, rey de Azcapotzalco, jefe de los tecpanecas o tepanecas, sustituía a su padre Tezozómoc, recién muerto y rompía la paz con Tenochtitlan ante el temor de los aztecas, sus esclavos que enfrentaban una crisis severa.
Amenazaba la hambruna; por la falta de lluvias no había cosechas y el reino padecía pobreza. Itzcóatl, rey azteca, hijo de Acamapichtli, sustituía en el trono a Chimalpopoca y se enfrentaba a la alternativa de rendirse y evitar el sacrificio inútil de miles de vidas de su pueblo o luchar hasta morir. Era el año de 1427.
A propuesta de Tlacaélel, apoyado por Moctezuma y otros nobles guerreros, optaron por la guerra, era mejor morir peleando que ser dominados y se prepararon para luchar contra el reino tecpaneca, el más poderoso del momento.
Moctezuma Ilhuicamina, joven guerrero, se encargó de dirigir a los civiles, prepararlos en las artes de la guerra y formar batallones de muchachos valientes para aumentar el número de efectivos en la defensa de su pueblo.
Se presentó ante él una joven bella, Citlalmina, que organizó a las mujeres para pelear y se dirigió a Moctezuma, acompañada de sus seguidoras, con la exigencia de que ellas también recibieran entrenamiento.
“Moctezuma, las mujeres pelearemos por nuestro pueblo, no tememos a la muerte, más miedo nos da seguir como esclavas. El joven militar se impresionó, admirado por la valentía y belleza de Citlalmina.
Ganaron la guerra y con ello la libertad, más tarde los aztecas luego Mexicas, levantaron un gran Imperio: Moctezuma y Citlalmina, fueron los abuelos de Cuauhtémoc.