• ¿Y luego?
• ¿Quién mató a la Universidad Pueblo?
Por: Miguel Ángel Mata Mata
LA IMPUNIDAD
Ya somos, todos, toditos, impunólogos. Somos, como ha escrito Eduardo Galeano, las palabras que cuentan lo que somos.
Nos hemos convertido en expertos en impunidad. Así nos han formado, de manera empírica, a lo largo de unos cuatro o cinco lustros.
A cada homicidio. A cada ausencia, a causa del rítmico tableteo de las balas, tatata, ya sabemos lo que pasará luego. Aunque no sabemos quiénes han financiado una sola de esas balas asesinas.
Luego de cada asesinato llega la condena y las esquelas. La bondad brota por cada poro del asesinado; de pronto ha sido un dechado en virtudes y habrá quienes lo conviertan en mártir, buen hombre o en santo.
Luego, la promesa de que no habrá impunidad, que los carroñeros hacen politiquería con la tragedia ajena, que nuestro partido no es como los otros, que no somos iguales y que será abierta una carpeta de investigación para dar inicio a una exhaustiva investigación, desde el poderoso aparato de inteligencia del gobierno que todo, todo lo sabe.
Luego serán detenidos los autores materiales. Que usaron una pistolita nueve milímetros, que dejó siete asesinas balas en el cuerpo de la víctima. Que los videos muestran que vigilaban al cliente y que huyeron a pie o en moto. Que cobraron por el trabajito.
Luego serán encerrados. Luego nadie sabrá quién les pagó treinta, cincuenta o cien mil bolas.
Luego, dirán en ruedas de prensa: “sí contaba con seguridad, sí lo cuidábamos, pero sus policías municipales no lo cuidaron”.
Luego la especulación y luego, luego vendrá otro homicidio que borrará el anterior.
Luego, el olvido.
Luego, la impunidad
LOS ASESINADOS
Así ha sido con Donaldo. Su asesino material, de quien se tejieron fantásticas conspiraciones que concluyeron con que fue un loco solitario caballero águila quien, con una pistolita revolver, marca Taurus, arrebató la vida a Luis Donaldo ¿Quién ordenó su muerte?
Luego, el presidente Zedillo mató de inanición al viejo PRI mientras financió, desde el poder central, el nacimiento de un nuevo movimiento nacional revolucionario. Hoy ese tipo llora porque se le salió de control ese engendro y le han dado una patada en el trasero por… ¿por qué habrá sido?
Así ha sido con José Francisco. Su asesino material fue atrapado y encerrado. Dijeron que venía pagado desde Tamaulipas y que el autor intelectual habría sido un tamaulipeco que trabajó como funcionario del gobierno que encabezó en Guerrero, el asesinado.
Luego, hasta la brujería fue utilizada para concluir que ni el hermano del presidente, y cuñado del asesinado, hecho preso, tuvieron algo que ver. Fue un asesino solitario a quien pagaron por el homicidio. Se especuló y, luego, el silencio.
Así ha sido con el abogado Cohen, quien fue acribillado al salir de la sede del poder judicial en la Ciudad de México. Su asesino material ha sido preso porque, dijo, le pagarían treinta mil, “que jamás me pagaron”, argumentó para exculparse.
Así fue con Ciro Gómez Leyva, salvado por el blindaje de la camioneta donde viajaba. Nadie sabe quiénes pagaron a los fallidos asesinos.
Así ha sido con el presidente municipal de Chilpancingo, Alejandro Arcos Catalán, a quien decapitaron y a causa de ello se ha desintegrado su familia que ha huido de Guerrero porque pende una amenaza sobre ellos.
El presunto asesino de Alejandro espera un juicio. Él sostiene ser inocente mientras el silencio se expande como un manto protector del olvido.
Luego, ha aparecido el mismo patrón o, como dicen los policías, modus operandi, en Morelia: ha sido asesinado el alcalde Carlos Manzo.
Luego, el mismo padrón, o modus operandi: ha ido un asesino solitario, a quien habrían pagado cincuenta mil para cometer el asesinato.
A Carlos ya lo han convertido en mártir, casi santo. Los militantes de su partido, MORENA, han dicho que no son iguales a otros y que nadie saque raja política y que nadie haga politiquería.
La gente hace catarsis. Queman el palacio de gobierno de Morelia. Mientras todo, todo, todito, toma el mismo camino que otros homicidios: el olvido que es la poderosa capa de la impunidad.
¿Y luego…? ¿Qué cosa somos?
Luego, entonces, ya somos expertos en impunidad. Somos impunólogos.
Que, por favor, ya se la saben. Que nos cambien la receta.
¿QUIÉN MATÓ A LA UNIVERSIDAD PUEBLO?
La semana pasada anduvo por Acapulco un terapeuta que se llama Francisco Navarrete González. Él ha sido asesor, en materia de cultura y mañaneras, del ex presidente Adrés Manuel López Obrador y de la actual presidente, Claudia Sheinbaum. En la actualidad solo asesora en materia cultural.
Él fue de aquellos que, en la década de 1980, con ideas, se fueron a una aventura por Nicaragua para vencer a un régimen encabezado por un tirano y, al vencer, jamás imaginaron que empoderarían a otro tirano, pero de izquierda. Pero, eso, eso es otra historia.
Francisco vino al puerto porque insistió, venció oídos sordos y miradas ciegas para echar un balde de recuerdos al olvido que ignorantes pretenden para inventar una narrativa que borre la historia de lo que ha sido la Universidad Autónoma de Guerrero, la Universidad Pueblo.
El hermano de Francisco se llamó Mario. Este último personaje ha sido quien luchó, hasta conseguirlo, por la erección de las facultades de derecho, sociología, economía y sociología en Acapulco.
La lucha, para ello, ameritó, inclusive, golpes de quienes no querían el nacimiento de esas cátedras en aquella época. “Ya tenemos eso en Chilpancingo”, les decían.
El caso que Francisco quiso recordar y rendir un homenaje a Mario Navarrete González. Se repitió la historia. Silencio y obstáculos para tal fin.
El sabotaje al evento de homenaje a Mario incluyó la ausencia del rector, la solicitud de someter a una consulta, entre todos los directores de las facultades, la realización, o no, del homenaje.
El colmo ha sido que, en la placa que se ha develado, a fuerza, incluso la frase de Eduardo Galeano que dice, “Somos las palabras que cuentan lo que somos”, sufrió la amenaza de censura.
Alguno de esos presumidos, que se dicen cultos e inteligentes, eliminó el nombre del famoso escritor ¿Por qué?
Porque pretendían que la frase fuese atribuida a un señor que se llama Javier Saldaña Almazán, quien cobra como rector de la Universidad Autónoma de Guerrero.
El ausente rector, por culpa de la influenza y porque se reunió con la presidente Sheinbaum, envió un sobrecito amarillo, bien recibido, como excusa.
Escribió Galeano: “Somos las palabras que cuentan lo que somos”.
La Universidad Pueblo, inventada con lucha, sudor y sangre, por personajes como Mario Navarrete González, ha muerto.
¿Quién la ha matado?
Vayan a clases. A ver si aprenden.
QUE CONSTE
El CONGRESO DE GUERRERO ha aprobado, en comisiones, la reforma a la Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Guerrero que limita al actual rector para que concluya, en el año 2027, su periodo. Habrá elecciones de nuevo rector y directores que tendrán periodos de seis años y no habrá reelección.
EENTRE los veintidós suspirantes por la candidatura de MORENA a gobernar Guerrero destaca la de la diputada Guadalupe Eguiluz quien, antes de levantar la mano, antepone un programa de gobierno llamado Plan Guerrero.
Ella dice que, antes de ello “veremos si el comité nacional de MORENA decide que en Guerrero la candidata pertenezca al género femenino”.
PARA ACAPULCO ya andan muy adelantados muchos, muchos, muchos. LO que se sabe es que Pablo Amilcar Sandoval Ballesteros se les ha adelantado y ha negociado, en el centro del país, no buscar la gubernatura de Guerrero, sino la alcaldía del puerto. Así que…
PREGUNTAS QUE MATAN
¿Han visto que el rector de la UAG podría dedicarse a la política partidista en el 2027?
¿Han visto que un interino sería buena maroma para evadir la ley del nepotismo?
Solo es una especulación que coincide con fechas electorales. Conste.

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