CRISTO DE CUATRO CLAVOS

Por: ARTURO RÍOS RUIZ

Cada artista ha hecho su propia interpretación: de Cristo crucificado de Diego Velázquez, presenta a un Cristo con los dos pies clavados por separado, es decir, sobre un soporte o reposapiés. De ser así, hablaríamos de cuatro clavos empleados en el cuerpo de Jesús.

Si acudimos a la representación de otros artistas, como las tallas de Francisco Salzillo, encontramos a un Cristo que cruza las piernas y que con un solo clavo une los dos pies. Es decir, hablaríamos de tres clavos en total: dos para las manos y uno para los pies.

Va una leyenda de la Cruz de Cristo de Cuatro Clavos: una familia dedicada a la sastrería, tenía dos hijos Paco y Miguel, ambos quedaron prendados de la misma moza, Juana. Fue el mayor quien se casó con ella. El menor abandonó la ciudad para olvidarse de su gran amor.

El matrimonio atendió la sastrería, la clientela creció, trabajaron día y noche, ya que el marido no quiso contratar un aprendiz. Paco murió, le había hecho prometer a Juana que no volvería a casarse. La viuda se hizo cargo con la intención fue no faltar en la promesa

a su esposo.

Miguel, hermano de Paco, seguía enamorado de Juana, e intentó cortejarla. Ella no aceptó y lo esquivó, los rumores de relación entre ellos, hicieron perder su clientela. Juana quiso vender su casa para subsistir, pero al buscar las escrituras, no aparecían.

Desesperada rezó al Cristo de la Cruz de los cuatro clavos. Llorando pidió apareciera el documento, el cuerpo del cristo se movió. Y entre el cuerpo y la cruz cayeron las escrituras de la casa. Juana recuperó el documento y el cuerpo del cristo se quedó tal y como podemos verlo.

FUENTE: Visitaubedaycaeza.com

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