Honrar a los Aztecas en la mesa es mucho más sencillo de lo que parece, pues en un solo plato se pueden encontrar ingredientes que se usaban antes de la conquista y que siguen con su sabor, son los romeritos.
Crecen cerca de la milpa y pertenecen a una familia de plantas llamada quelites, que, aunque pequeñas, contienen una gran cantidad de nutrientes.
Pueden parecer exóticos, los romeritos han sido uno de los pilares más antiguos de la cocina mexicana gracias a su fácil recolección, transporte y consumo.
Los romeritos prehispánicos estaban acompañados de huevecillos de mosco acuático que también eran comunes en la zona central del imperio azteca y que, según los expertos, tenían un sabor similar al camarón.
Se preparaba para los tiempos de ayuno previo a las fiestas en que los aztecas celebraban a sus dioses, que coincidía con la cuaresma católica de los conquistadores, por lo que permaneció en el menú para todos.
A los romeritos le agregaron nuevos ingredientes como los nopales, las papas y las tortitas de huevo con camarones, dando origen al “revoltijo”.
Luego se les añadió el mole preparado en metate y que integró también una pizca del tan enigmático cacao para llenar de sabor y olor esta receta recién concebida en las cazuelas de barro de los conventos del centro del país.
Hoy, se preparan como un platillo estelar en dos temporadas: la cuaresma, que fue el periodo de mayor consumo durante su etapa prehispánica y Navidad,
Se asegura que el revoltijo es una de las estrellas más brillantes de la cocina mexicana, no sólo por su bajo costo, fácil preparación y alto rendimiento, sino porque la UNESCO, le dio el reconocimiento de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2010. FUENTE: CItyexpress.