Dar al traste con toda una vida es, parece ser, la consigna a la que todos nos avocamos. Y lo mejor (lo peor, de hecho) es que parece que no nos damos cuenta (o aparentamos no darnos cuenta), es algo tan sutil, tan imperceptible que avanzamos (retrocedemos) ya sin rumbo fijo.
Es tarea de los humanistas, -por usar un término que todos podemos entender-, clarificarnos nuestros estilos de vida con palabras sino exactas si por lo menos claras definir lo que nos pasa.
Esa es la tarea que se autoimpuso Jesús G. Maestro en su más reciente libro, Una filosofía para sobrevivir en el siglo XXI, (Madrid 2025), un catedrático de Teoría de la literatura y Literatura comparada en diferentes universidades de Europa y Estados Unidos.
Dejar al desnudo la ignorancia que nos adorna no es tarea fácil, pero el autor lo logra a lo largo de todo el libro y desenmascara todas las instituciones, oficiales y no oficiales que abonan a este propósito: la economía, el Estado (en extinción), la universidad, la educación, la ideología, la filosofía, las redes sociales, YouTube, (que genera influencers, y youtubers) La Nación, la religión (que acusa de abonar a la mentira), etc., que están empeñadas en que cada día nos convirtamos en “idiotas”, o sea, que hemos pospuesto el hábito de pensar.
¿Cómo sobrevivir ante tanta desinformación cosificante? La respuesta correcta que nos propone Jesús G. Maestro es precisamente volver a la literatura. Ni la filosofía, ni la psicología o algo que se le parezca obedece a una verdadera solución, puesto que sus intereses han cambiado de manera voraz hacia intereses economicistas.
Y la literatura es precisamente es lo que ha desaparecido en casi todos los curricula universitarios y planes de estudio. Es palabras de G. Maestro: estamos secuestrados por la pedagogía y se nos ha olvidado la profesión de ser profesores.
La omnipresente literatura de superación motivacional ha dado al traste con la verdadera literatura especialmente de la Edad de Oro española. G. Maestro es implacable en su crítica a todo aquello que no trasmita conocimiento en orden a la verdad. En sus propias palabras hemos construido un tercer mundo semántico.
“Vivimos en una sociedad obsesionada por la idea de reducir el conocimiento a comunicación”, “Las redes sociales son el magisterio de la ignorancia”. “Las redes sociales son la destrucción del conocimiento”. “YouTube no es una red social, pero pone a tu disposición lo mismo que cualquiera de estas redes sociales. El algoritmo sabe de ti más que tú mismo. Tú eliges…, pero ¿qué formación tienes para elegir? ¿Qué criterios usas para gestionar tu tiempo libre? ¿qué consumes en internet? ¿qué eres capaz de comprender de aquello que oyes o lees en internet? Porque en YouTube, como todo en internet, los diferentes recursos e infinitos contenidos están a la misma distancia, lo bueno y lo malo, lo útil y lo nocivo, la perla y el estiércol, el conocimiento y la mentira, la verdad y la difamación. Todo está en el mismo sitio: basta pulsar una tecla […] Tu psique tiene un límite. ¿Lo conoces? ¿Eres consciente de ello? Tu miedo también tiene un límite: la enfermedad mental”. (Jesús G. Maestro, pp.202-203)
Cita larga pero contundente.
LOS CUATRO JINETES DEL APOCALIPSIS
¿Quienes gestionan las mentiras?: Series cinematográficas y televisivas, periodismo, redes sociales y publicidad. No son los cuatro jinetes del Apocalipsis pero como si lo fueran, cuatro géneros o medios de comunicación son las experiencias fundamentales del autoengaño posmoderno y contemporáneo.
“Mucha gente, con frecuencia joven, y no tan joven…, pretende hacerse famosa antes que inteligente” (G. Maestro, p.204)
Podemos también llegar a la conclusión que “el siglo XXI está determinado por tres hechos inevitables: el fracaso de la democracia y la destrucción del Estado moderno, el triunfo de la barbarie y de la ignorancia violenta y la deshumanización digital del ser humano, a través de todo tipo de artificios que reemplazan, de forma programada e imperativa, la originalidad y el curso natural de la vida humana”. (G. Maestro, p.33)
PISTAS DE SOLUCIONES
Aunque sin abundar específicamente sobre las soluciones para el entrampado en el que nos encontramos podemos apuntar de aquí y de allá a lo largo todo el libro de G. Maestro destacan las siguientes: la educación intelectual, la formación científica y el racionalismo personal son experiencias absolutamente fundamentales.
En cuanto a la educación científica conviene tomar en cuenta estas formas de comportamiento que no están ayudando a conseguir esta educación: 1). La saturación de contenidos ideológicos, pedagógicos, políticamente correctos; 2). La educación llamada clásica, tradicional, más conservadora, basada en tendencias del pasado, la memoria, el aprendizaje de conocimientos; y 3). Que dice el autor que practica: clases de calidad, con contenido académico y utilidad práctica. (G. Maestro, pp.61-61).
Sino ponemos remedio la educación seguirá de mal en peor: “Las escuelas son ludotecas, los centros de enseñanza media son guarderías para adolescentes y, por si fuera poco, las universidades acogen generosamente todo tipo de patologías sociales, reemplazando en más de un caso a los antiguos manicomios. Las redes sociales hacen el resto”. (G. Maestro, p.91)
Tristemente esto es real: los alumnos se quejan de que los profesores no les imparten clases, se dedican a ver tutoriales de YouTube, o simplemente se organizan todo tipo de torneos, concursos, recitales, paseos, y un largo etc., con tal de no dar clases y mantener en la ociosidad a los alumnos, eso sí los profesores se quejan que los alumnos están insoportables.
Es este un primer diagnóstico no del todo completo porque faltaría analizar otros elementos que dejaremos para otra oportunidad de seguir reflexionando de Cómo sobrevivir al siglo XXI organizando de la mejor manera el único recurso que tenemos a disposición que es el humano: la razón.

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