MEMORIAS URBANAS

Iluminación por fuera, sombra, obscuridad por dentro.
Delincuencia ¡Alumbrada! En Iztapalapa.
Violador y golpeador, que no se intimida ante más luz.
Iluminación que refleja lo tenebroso de sus actos.
Que camina con luz por esa avenida principal -Ermita Iztapalapa-, hoy la “más alumbrada de la Ciudad de México”.
Con múltiples luminarias para guiar los pasos y cometer nocturnos delitos.
Esos que dejan en la ¡Sombra! Los hogares y en lo ¡Obscuro! El llanto de las víctimas.
¡Violencia! Alumbrada que
delata la agresión a las mujeres.
La violencia que ¡No Cesa!
Que ilumina y revela el rostro de mujeres víctimas de abuso en ¡Iztapalapa!
Calles con bellas luminarias que muestran las fauces de los ¡Atacantes! En la sombra.
Iztapalapa se ¡Alumbró! Reflejó con luz la ¡Violencia! Como muchas otras regiones del país, con hogares a obscuras.
Colonias iluminadas de cifras negras de ¡Violación!, abuso sexual y golpes contra la mujer.
Delitos que aumentan en los hogares asentados en el coto de poder, de la que destella suspiros por el gobierno de la Ciudad de México.
Tenue luz y casi apagada, sin relumbrar sólo cuando pidió presupuesto al Congreso capitalino.
Ahí, les mostró su ¡Penumbra!
No hizo centellar su exigencia de más dinero para detener la violencia contra su género.
Tampoco fulgurar que ¡Sin recursos! No se enfrenta a un violador, al que abusa sexualmente y maltrata.
Fue igual que en sus múltiples mandatos, ¡opaca! En las necesidades femeninas.
Sólo relumbrón de calles, de pueblos y barrios de Iztapalapa.
Sombra para la violencia.
Ella, la muchas veces titular de la alcaldía, conocedora de la región, sólo enfatizó ¡Iluminación! De calles.
Omitió rostros apagados de las víctimas.
Resaltó alumbrado público de ¡Envidia! Con atroz violencia y mente
ensombrecida ante la prioridad.
Dejó obscurecer el abuso sexual, la violencia y los golpes contra las mujeres.
No sensibilizó a los diputados ni a las legisladoras de ningún partido político.
Tampoco a su coordinadora morenista de bancada, que igual que ella, fueron elegidas hasta por mujeres de Iztapalapa, víctimas de violencia.
Ni Clara Brugada Molina ni Martha Soledad Ávila Ventura, ambas de Iztapalapa, mujeres habilidosas para los dineros, dieron ¡Luz!
Se opacaron.
Ninguna irradió el peligro que acecha cotidianamente bajo la sombra.
La alcaldesa no exigió recursos para frenar el calvario de la iztapalapense.
Centelló sólo lo ¡Clara! que se ven las calles, sin fulgurar el reporte de Naciones Unidas que alerta de ¡Violencia! En la mujer de Iztapalapa.
El organismo emitió las sombrías cifras de reporte de mayo de este año, sobre “…la Gobernanza de la Seguridad Urbana”.
Evaluación que legisladora morenista, también una joven panista y la alcaldesa, emanadas, igual que yo de Iztapalapa, debieron resaltar.
La ONU les dio la luz, que revela de 2015 a 2020 ¡141 por ciento! Más, abuso sexual en la zona Iluminada de Iztapalapa.
Casi 100 por ciento de aumento en violaciones y 47.5 por ciento de casos de agresión contra la mujer de Iztapalapa.
La ONU evidenció la obscuridad en una región alumbrada en sus calles.
En una zona que sólo redujo robos a transeúntes y vehículos, sin la meta de bajar 60 por ciento ¡Todos! los delitos.
Clara, opacó a la mujer.
Incluso, a los negocios, que aún con luz, padecieron 11 por ciento más los atracos.
Ávila Ventura la dejó en soledad con su perorata de luminarias y a sus compañeros de curul, sólo exigir aplicar el presupuesto participativo.
Ninguna de las cuatro legisladoras de diversos partidos políticos exigieron, menos violencia de género.
Fue evidencia de ¡Luminarias! Que no alumbró la mente de ninguna.
Todas apagaron la luz de esperanza en los rostros de las víctimas.
Clara pidió al Congreso local, sólo más ¡Luz! De presupuesto, cinco mil 879 millones de pesos para 2022.
Porque : “Falta mucho…El agua, la movilidad y el medio ambiente”.
Redujo a esos temas su alumbrada petición ante los legisladores.
Nubló su mente y apagó la luz de mujeres que gritan ¡No más víctimas!
Habló de calidad de vida, ¡no de violencia!
El Congreso le exigió más infraestructura urbana y la alcaldesa, se les unió para la penumbra a la ¡Mujer!
Después Ávila Ventura, fulguró: “me siento agradecida con mis vecinos del 28 distrito…”
Nosotras, las del 28, las de Iztapalapa ¡No!
No, porque lo real que ella ni ¡Nadie! Hace brillar a la mujer como las envidiables calles de Iztapalapa ni
obscurecer y opacar al ¡Abusador!

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