Luego de otro fin de semana por demás violento, es previsible que el lunes, nos recetarán el mismo sermón de que todo se debe a la monstruosidad heredada en “la época neoliberal”.

Como slogan publicitario, ha sido el “detente” de un mandatario que no tiene argumentos verídicos, académicos, científicos, ni de investigación para sostener dicha afirmación.

Los sucesos ocurridos en Silao y Chilpancingo ponen el relieve el nivel de descontrol e inefectividad que prevalecen en los gobiernos Federal, estatales y más aún, los municipales.

No hay orden, no hay concierto, ni estrategia alguna para frenar lo que, más que una guerra, se ha vuelto una carnicería desalmada, con mensajes que sólo logran recrudecer la ferocidad de los cárteles.

Pero no se trata sólo del enfrentamiento entre bandas. Hay también represión contra luchadores sociales, que protestaron contra los feminicidios, el acoso sexual o los abusos de poder, ya sea en Morelos o Veracruz.

Lejos de armar una respuesta estructurada, el presidente de México inició una campaña de defensa de los suyos:

Delfina, López Gatell; Pedro Salmerón, Cuitláhuac, Cuauhtémoc, Bonilla, Rosario Piedra. Como si fueran, todos ellos, funcionarios honorables, rescatables por la profundidad de sus conocimientos, por su nivel de experiencia o por el calado de sus conceptos para guiar a un país.

México vive actualmente, uno de sus momentos más patéticos de la historia, con una polarización y división que quizá sólo podrían contarnos nuestros abuelos, que vivieron la Revolución.

Esta semana que pasó, también fue asesinada, a sangre fría, a quema ropa, la activista Ana Luisa Garduño Juárez, en el municipio de Temixco, en el estado de Morelos.

Un hombre le disparó en tres ocasiones, todo por denunciar y crear un movimiento tras el asesinato de su hija, presuntamente a manos de su novio, en diciembre de 2012, cuando tenía 17 años. Van 7 activistas asesinados en Morelos.

Esto, nos hizo recordar que justo en el arranque del actual gobierno federal, fue asesinado Samir Flores, un conocido activista de 35 años, que en 2019 se había manifestado en contra de la puesta en marcha de una termoeléctrica.

Fue baleado cuando salía de su casa en el pueblo de Amilcingo, tres días antes de una consulta a la que el presidente Andrés Manuel López Obrador convocó.

UN RÉGIMEN MARCADO POR LA MUERTE

Y no hablemos de los asesinatos y el acoso que han sufrido los periodistas, que tuvo de colofón lo ocurrido en Baja California, en tan sólo un fin de semana: El asesinato del fotógrafo Margarito Martínez Esquivel y de la reportera Lourdes Maldonado López.

Ya al arranque de este año, había sido asesinado José Luis Gamboa, apuñalado en el puerto de Veracruz el 10 de enero.

Ya se vio que no basta con pedir ayuda al mismísimo Presidente de la República. Sólo uno de cada 10 casos de crímenes contra periodistas, son resueltos positivamente.

“Temo por mi vida”, le dijo en una “mañanera” Lourdes Maldonado desde 2019. Ahora está muerta, la mataron afuera de su casa en Tijuana. Ella señaló al ex gobernador Jaime Bonilla.

Hoy, ese exmandatario podría incorporarse al gabinete del gobierno Federal bajo la tesis de que no hay que hacer “politiquería”, ni adelantar juicios.

El presidente ha encontrado una respuesta “genial” y un pretexto que, como muchas de sus afirmaciones, está cimentada en la mentira.

El nuevo slogan de gobierno (que funcionarios y militantes de Morena repiten como autómatas), es que vivimos una monstruosidad heredada en “la época neoliberal”. En lo que se refiere a la inseguridad y la violencia desatada por el narcotráfico, esto es una mentira.

Desde antes de la Revolución y más aún en los años posteriores a ella, México ya vivía este ambiente de corrupción y colusión de políticos y militares con las bandas criminales.

EL VERDADERO ORIGEN DE LA VIOLENCIA

En 1916, un agente especial de Estados Unidos, a cargo de la aduana de Los Ángeles, envió un reporte a Washington: Existía una organización de narcotraficantes chino-mexicanos, que contrabandeaban opio de Tijuana a California.

En Los Ángeles vendían el opio a un chino llamado Wang Si Fee, quien también tenía conexiones en San Francisco. Uno de los primeros involucrados fue el gobernador de Baja California, el coronel Felipe Cantú.

Fue quizá el primer político-militar que no sólo vendía protección a narcotraficantes; creó su propio nicho criminal: Vendía opio decomisado, a través de un distribuidor chino de Mexicali.

Los chinos no sólo han sido parte de este fenómeno, sino que incluso fueron objeto de una especie de exterminio en tierras mexicanas, por parte de cárteles de las drogas en Sinaloa y Baja California, que los sacaron del mercado de opio.

En la década de los treinta, los chinos fueron expulsados de la producción y exportación del opio para que quedara controlado en su totalidad por productores mexicanos.

Fue una brutal campaña racista, comparable con la discriminación ejercida por los estadounidenses en contra de los campesinos mexicanos residentes en su país, “por ser mexicanos y marihuanos”.

Esto es relatado por el ex director del CISEN, Guillermo Valdés Castellanos, en su libro Historia del narcotráfico en México, que echa por tierra el argumento sobre el pasado “neoliberal” como causa y efecto de la violencia que vive el país.

Esa época fue brutal, la turba recorría las calles cazando chinos. Una vez encontradas las víctimas los arrastraban hasta una cárcel clandestina en casas tapiadas y los mantenían prisioneros con piernas y brazos atados.

Los sinaloenses se quedaron con las propiedades y casas de los chinos. La limpieza étnica en Sinaloa coincidió en el tiempo con la persecución nazi de los judíos en Europa, relata el libro del ex director del CISEN.

EL ACUERDO SECRETO CON USA

Estados Unidos y México guardan también secretos sobre el tema, pero existen varias versiones documentadas:

“Cuando Estados Unidos se involucró en la Segunda Guerra Mundial, su industria farmacéutica tuvo necesidad de producir grandes cantidades de morfina para atender a los soldados heridos.

“…enfrentaba un problema grave: las importaciones de goma de opio (materia prima para elaborar la morfina) se habían reducido drásticamente debido al mismo conflicto bélico, ya que los países productores (Turquía, Afganistán, China, India) estaban en guerra o las rutas de exportación no eran seguras y los cargamentos no llegaban a tiempo”

“…Estados Unidos, mediante un acuerdo, solicitó a México —su vecino que ya producía amapola y además tenía la ventaja de la cercanía, lo que facilitaría su transporte seguro y a tiempo— incrementar los sembradíos de amapola y la producción de goma de opio.

El trato debía ser secreto, pues al tratarse de una sustancia prohibida por las leyes de ambos países, no sería bien visto que después de reclamarle a México que frenara la producción de amapola, ahora le solicitara lo contrario”.

SIMPLE DEBATE IDEOLÓGICO

El presidente de México ha tratado de reducir el tema de la violencia e inseguridad, que rebasa ya los límites de lo tolerable, a un mero debate ideológico sobre el tipo de economía que debe prevalecer.

La pobreza sí ha sido factor de crecimiento de la narcoeconomía y el narcoestado. Los pueblos han tenido que moverse en ese margen de ilegalidad so pena de sufrir la misma suerte que los chinos: ser desplazados de sus tierras y perderlo todo.

Sin embargo, no hay en las afirmaciones del mandatario, un solo sustento académico de sus ataques al neoliberalismo per se. Es un fenómeno que va más allá de una corriente económica. Es parte de la humanidad en convulsión.

No hay pues, rigor académico, intelectual, ni de investigación. La misma brutalidad ramplona adopta el presidente, cuando le dicen que el cadáver de un bebé exhumado sirvió para el tráfico de droga en un penal.

O para defender a su subsecretario de salud, cuando cuestionan el pésimo manejo y orientación en medio de la pandemia. Todo es herencia del neoliberalismo y de los gobiernos anteriores.

¿De cuál de todos, señor Presidente? ¿Desde 1910? La pobreza es la misma, no se resolvió, y los políticos de antes, como los de ahora, se beneficiaron del prohibicionismo que les ha dado tantas ganancias.

Aun así, este régimen habla de una nueva transformación educativa, cuando no ha sido capaz de meter al orden a las dos principales organizaciones del magisterio: el SNTE y la CNTE.

Intenta intervenir la autonomía universitaria para “socializar” la educación, cuando no fue capaz ni de implementar la educación a distancia en medio de la pandemia.

Es fácil comprender ahora, el porqué de la obvia deficiencia académica y el bajísimo nivel académico de quien nos representa en el Ejecutivo Federal: mal estudiante, mal presidente. No hay vuelta de hoja.

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