Esta vez no critico la vida política o las acciones de ésta, porque ¡Nada cambia!
Es evidente que fluye su poderío para contaminar a otros, que ya disfrutan también de la porquería.
Quiero desahogar mi crítica sobre la condición humana. La que simula y engaña.
La que utiliza sólo en mezquino beneficio personal.
La que actúa individualmente, sin empatía solidaria para crecer ¡Todos!
Quiero criticar la inacción social, la del ciudadano, la de personas.
La falta de ética no hacia los demás, sino consigo mismo.
Lo ¡Mercenario! De la vida
laboral, entre amigos, incluso en la familia.
Esa actitud ¡Mediocre! Aún entre profesionales, hasta con doctorado.
Ese desenvolvimiento carente de valores y de actitud para que ¡Juntos! Lleguemos a más.
Por eso critico esa vida de avanzar sólo para tener y obtener, sin aportar, sin dejar huella positiva.
Esa que me niego a seguir, por ¡Mediocre! Aún cuando convenga o ayude a subsistir.
Esa que no deja aprendizaje de dar, de crear, de formar, para mejorar, insisto ¡Todos! Quiero desahogar mi sentir y no porque sea perfecta, sino precisamente, porque mi imperfección lleva a querer aportar más allá del beneficio personal.
Dejar aunque sea ¡Rebeldía! Para no seguir a la masa ni canones sociales.
Dejar aún sólo ¡Berrinche! Y no conformismo.
Enojo y coraje por no impregnar en nadie mi pasión para que otros me sigan y hagamos ¡Juntos!
Mi arrebato emocional y mi ira, porque no influyo ni evito que sólo se finja hacer.
Porque no logro convencer, que aún con ambición, también se puede dar y mejorar para todos.
Porque tampoco en la crítica a mis defectos, logro que se entienda, lo nefasto de dejar pasar.
Porque no empujo ni a la reflexión, y menos a la introspección, sobre si el fin justifica los medios.
Esos medios,
insisto, de sólo aparentar para la conveniencia personal e ¡Individual!
Para dejar de ver como normal, la dejadez, la hipocresía y el engaño permanente, con tal de lograr un objetivo.
Ojalá y dejara el repudio de oponernos a la vida, que por cotidiana, se ve positiva.
El enfado para no aceptar que con majadería se califique de ¡Pendejo! A quien rechaza seguir a la ¡Tribu!, diría Nietzsche, para beneficio propio.
No es un actuar de ¡Berrinche! Ni pendejez, es honestidad y ética, ahí sí muy ¡Personal!..
Por eso hoy critico a esos que con la bandera de estudiosos, de profesionales o de simples mortales, evidencian su vileza y ¡Mezquindad!
Hoy quiero usar las letras para gritar y desahogar sentires.
Advertir simplemente ¡No soy igual! Y sé que
son más, los que ¡Tampoco!.
También, que son los muchos los que siguen la vileza.
Y que pocos; tal vez, los menos ¡Luchan! Por no ser iguales.
A ellos, a ti, que como yo, sientes hastío de la ¡Hipocresía! Van mis letras.
A ustedes, que repudian la ¡Simulación! Social.
El convencionalismo y la actitud convenciera que ¡No aporta! Ni sepulta la podredumbre de la estupidez humana.
Esa que por ambición, se daña a sí misma.
Aquella que contamina con más lastres, y que confunden
con ¡Berrinche! Por negarte a comer mierda, sin hacer gestos.
¡Y así! ¿Cómo transformar una nación?..
Sólo sé seguir ¡Adelante! Sin disfraz, al fin, lo podrido, tarde o temprano evidencia de donde proviene el olor.

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