DOMINGO XVIII-C-2022
I. PATRÍSTICA
Dice San Gregorio Magno:


«Cosas vanas hacemos cuando pensamos en las cosas transitorias; y de aquí es que
se dice envanecer lo que de repente es quitado de los ojos de los que lo miran… Así
que «las cosas que pasan son vanas», según que dice Salomón (Ecl. 1,2). Pero
convenientemente después de la vanidad sigue luego la maldad, porque, cuando
somos llevados por algunas cosas transitorias, somos atados culpablemente en
algunas de ellas; y como el alma no tiene estado de firmeza, procediendo de sí
misma con inconstancia, cae en los vicios. Así que de la vanidad se cae en la maldad, porque el alma, acostumbrada a las cosas mudables, como siempre salta de
unas cosas a otras, allégase a las culpas que nuevamente nacen» (Tratados morales
sobre el libro de Job 10,20-21).
Incorporado al misterio redentor por la renuncia al «hombre viejo» y por la «nueva
vida en Cristo», el auténtico cristiano puede superar a diario el riesgo de frustración
de su vida para la eternidad.
Lo que has acumulado ¿de quién será? La misión redentora de Cristo Jesús no fue la
de solucionarnos la felicidad materialista en el tiempo, sino la de abrir nuestras
vidas íntegras a los verdaderos valores de la eternidad, que nos llevan hasta el
Padre. Lo afirma San Ambrosio:
«El que había descendido para razones divinas, con toda justicia rechaza las
terrenas, y no se digna hacerse juez de pleitos ni repartidor de herencias terrenas,
puesto que Él tenía que juzgar y decidir sobre los méritos de los vivos y de los
muertos. Debes, pues, mirar no lo que pides, sino a quien se lo pides, y no creas que
un espíritu dedicado a cosas mayores puede ser importunado por menudencias. Por
esto, no sin razón es rechazado este hermano que pretendía que el Dispensador de
los bienes celestiales se ocupara en cosas materiales, cuando precisamente no debe
ser un juez el mediador en el pleito de la repartición de un patrimonio, sino el amor
fraterno.
«Aunque, en realidad, lo que debe buscar un hombre no es el patrimonio del dinero,
sino el de la inmortalidad; pues vanamente reúne riquezas el que no sabe si podrá
disfrutar de ellas, como aquél que, pensando derribar los graneros repletos para
recoger las nuevas mieses, preparaba otros mayores para las abundantes cosechas,
sin saber para quien las amontonaba (Sal 38,7). Ya que todas las cosas de este
mundo se quedan en él y nos abandona todo aquello que acaparamos para nuestros herederos; y, en realidad, dejan de ser nuestras todas esas cosas que no podemos llevar con nosotros. Sólo la virtud acompaña a los difuntos, sólo la misericordia nos sirve de compañera, esa misericordia que actúa en nuestra vida como norte y guía
hacia las mansiones celestiales, y logra conseguir para los difuntos, a cambio del
despreciable dinero los eternos tabernáculo”. (Tratado sobre el Evangelio de San
Lucas lib.VII,122).
II. COMENTARIOS DE SACERDOTES
Líneas para la homilía:

DOMINGO-XVIII-C-2022

  1. Pesimismo y optimismo
    A veces es bueno un poco de pesimismo como el de Qohelet, pero más el optimismo
    que nos presenta la carta a los colosenses.
    El Qohelet ha sido a veces mal interpretado pero es muy existencial.
    Hay personas que tienen todo lo material para vivir, no se pueden quejar. Pero la
    “vanidad de vanidades” es porque hay un malestar existencial que proporciona un
    sinsentido a la vida, no llena el vivir, el hombre no alcanza plenitud y vive batallas
    internas donde por un lado trivializa todo o lo malbarata y por otro lado en el fondo
    de su corazón descubre que vale la pena la vida.
    El lado existencial no se puede ocultar, porque se lleva. No tiene que ser un
    problema en sí mismo sino una búsqueda para resolver lo que está sucediendo.
    Busca lo que le da sentido a la vida. En la parte oscura hay que llevar un grado de
    luz para ver qué es lo que sucede. La plenitud o realización de la persona no se logra
    a la ligera, sino que requiere profundidad, para no quedarse en lo superficial que es
    vanidad.
    En lo pequeño de las cosas que hacemos se esconde la grandeza de vivir.
  2. Buena administración de todo lo que somos y tenemos (no solo de lo
    material)
    Sana Antropología: como humanos y cristianos, tenemos necesidades materiales y
    espirituales y no todo acaba con la muerte.
    Para darle sentido a la vida necesitamos sentir que existe la vida del más allá, hay
    realidades que no vemos y son las que tienen más valor porque no caducan. Las
    cosas de este mundo ahora son y después ya no son, en cambio las realidades
    espirituales siempre son.
    Hay una estadística que indica que la mayoría de los santos eran ricos
    materialmente al inicio o antes de su conversión a Cristo, lo cual indica que
    supieron relativizar lo material para alcanzar la mayor riqueza que es la espiritual.
    Lo más grande es el Señor; hay que encontrar el mejor tesoro.
    Que las riquezas no nos atoren en el camino hacia nuestra meta que es la eternidad.
    El santo de este día, San Ignacio de Loyola nos recuerda el «principio y fundamento»
    de los Ejercicios espirituales: «El hombre es creado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios y mediante esto salvar su alma». Todo lo demás vale «tanto» en
    «cuanto». Caminamos hacia Dios. Somos peregrinos. Nos realizamos en Cristo.
    Evitemos obsesionarnos con los bienes materiales descuidando los demás bienes o
    valores.
    Hay mucha obsesión por el dinero en sí mismo y por la tecnología, lo cual lleva a
    descuidar la salud, la familia, la paz espiritual y hasta la salvación.
    Conviene hacer nuestra la siguiente oración: “Señor no me des tanto que me olvide
    de ti ni tan poco que tenga que robar”. Conformarnos con tener lo indispensable,
    para no preocuparnos de más.
    A veces corremos hacia lo que nunca alcanzaremos y lo que sí, a veces lo
    descuidamos; ahí está la insensatez.
    Aprendamos a valorar las cosas terrenales en su justo valor de modo que no nos
    impidan alcanzar las cosas celestiales. Evitemos la avaricia.
    Es necio, insensato, el que no se hace rico ante Dios.
    “Insensato, aunque hayas acumulado muchos bienes materiales, esta misma noche
    vas a morir”. “Enséñanos a ver lo que es la vida y seremos sensatos” –Salmo-. Hay
    bienes que pueden estorbarnos para alcanzar los bienes eternos. Hay que ser
    racionales, no como el que por la abundancia está descontrolado, tiene en exceso,
    pero no ve al pobre; hay que enseñarle al pobre cómo hacerse rico.
    No ser fatalistas que despreciemos este mundo o las cosas materiales ni tampoco idolatrarlas. Usemos las cosas de la tierra de modo que no nos impidan alcanzar las
    del cielo. Hay que disfrutar en la medida justa los bienes de la tierra, pero tener la
    mirada fija en los bienes eternos.
    Ser buenos administradores, desprendidos y solidarios, con la vida y el dinero.
    El granero para nosotros son los pobres. Si hacemos caridad lo tendremos todo.
    Entre nosotros sacerdotes hay que apoyarnos también materialmente. Hay
    sacerdotes que no van al corriente con su pensión mensual a la Curia y es asunto
    de justicia. Falta solidaridad con nuestra propia familia diocesana; falta congruencia
    entre nuestro estilo de vida a veces un tanto lujosa y sin pagar lo que se debe.
    III. AVISOS
  3. Misa por la paz sábado 30 de julio a las 6 p.m. en la Plaza Cívica de
    Chilpancingo, concelebrar con el Señor Obispo. Desde las 5 p.m. se dará
    un mensaje sobre la paz.
  4. Nada anotar en la agenda parroquial, para estar de lleno en la semana sacerdotal.

Chilpancingo, Gro., julio 29 de 2022.

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