DOMINGO XIX-C-2022
I. DIRECTORIO HOMILÉTICO
CEC 144-149: la obediencia de la fe.
CEC 1817-1821: la virtud de la esperanza.
CEC 2729-2733: la oración, humilde vigilancia del corazón.
CEC 144-146, 165, 2572, 2676: Abrahán, modelo de fe.
II. COMENTARIOS DE LOS SACERDOTES
Líneas para la homilía:

  1. La fe
    Por fe, vivir en la tensión escatológica del “ya pero todavía no”. Por fe, la venida de
    Cristo hemos desearla como la esposa desea el retorno de su esposo amado. Si no es
    así, sería algo vergonzoso –San Agustín-
    R. Cantalamessa dice que Dios envió al hombre al mundo; la perla preciosa es su
    alma inmortal prisionera del pecado y de satanás. El hombre se deja engañar por los
    placeres del mundo y se hunde en un tipo de letargo, o sea, en el olvido de sí, de
    Dios, de su destino eterno, de todo. Le despierta en este caos el mensajero enviado
    por el Padre: Cristo, que grita al hombre, como hace en el Evangelio de hoy, que se
    despierte, que esté alerta, que recuerde para qué está en el mundo. El grito está en
    la carta a los Efesios: «Despiértate tú que duermes, y levántate de entre los muertos,
    y te iluminará Cristo» (Ef 5, 14).
    Con la fe hay que saber enlazar nuestro presente y futuro, para no descuidar uno ni
    otro.

La fe nos da solidez. Hay que creer más en Dios que en nosotros mismos. La fe es
dinamismo que sostiene la esperanza. La fe al mismo tiempo es alianza.

DOMINGO-XIX-C-2022

Aprendamos a vivir de Dios. Nuestra vida se mueve más en las manos de Dios que
en las manos de los hombres, porque Dios no falla, es fiel, no miente, y los hombres
a veces sí. La garantía la ofrece Dios.

Los hombres podemos cometer imprudencias de caer en manos de los hombres más
que en las de Dios, lo cual condena y no salva.

Necesitamos ser prudentes en todo.

La confusión o ruido mental es un problema, es el ruido del mundo.

Dios desconcierta, porque a veces no lo podemos interpretar, pero es el más fiable.

La fe es una luz interna que guía nuestros pasos. Hay que mantener la fe en medio de lo que sea. Por fe hacemos con delicadeza, por ejemplo, la celebración de la Misa,
de los demás sacramentos…

La fe no únicamente basarla en las fiestas, religiosidad popular, tradiciones
culturales, sino llegar al encuentro personal con Cristo; promover la fe a través de
los procesos de formación en los grupos apostólicos.

Sin la limosna es imposible ver el reino de Dios, pues borra la multitud de pecados –
San Juan Crisóstomo-.
La gente se preocupa más de lo visible, lo material, pero ha cosas más importantes
que son invisibles.

Lo más trascendente es trabajar por el Reino y no tanto por las
cosas materiales, aunque sean necesarias. Que la vida no se quede atrapada en lo
material como cuando te valoran por lo que tienes, o como en el activismo donde se
hacen cosas solo por tener reconocimiento humano. Nosotros somos personas de
Dios. Nuestras obras deben estar basadas en Dios.

La fe no es solo una forma de profesar sino cómo el hombre busca estar conectado
con Dios todos los días, cómo recibe a Dios y cómo lo manifiesta. La fe es un
dinamismo que está por dentro y se expresa por fuera. Hay que vivir la fe al día.
Ej. Hay personas que ningún día faltan a Misa, puede faltar el padre pero no ellos;
es un buen gesto de fe.

  1. Estar vigilantes sin caer en el materialismo
    Hay muchos distractores en el mundo, no hay que obsesionarnos por las cosas de la
    tierra que hacen olvidar las del cielo. Necesitamos enfocarnos en lo que nos
    corresponde hacer.

Podemos caer en el activismo en deterioro de la santificación del pueblo.

Nos falta estar en vela predicando, formando a nuestros laicos, celebrando los
sacramentos sin caer en el sacramentalismo. También hace falta que los padres de
familia estén en vela cuidando la educación cristiana en sus hijos; que no los
aletargue el trabajo, los vicios, sus problemas…

El cielo no es del todo gratis, aunque lo sea en su mayor parte, porque la
misericordia de Dios es muy grande, pero también cuentan nuestras acciones.
Estar alertas, con buena actitud sin descuidar como sacerdotes nuestra vida
espiritual: meditación, dirección espiritual, sagrario…
Si estamos haciendo lo que debemos estar haciendo, aunque venga el fin del mundo
no vamos a querer resolver todo al final, sino que haremos como San Luis Gonzaga
cuando le plantearon qué haría si en ese momento de estar jugando fuera el fin del
mundo: “seguiría jugando”.
Equilibradamente ocuparnos en los bienes de la tierra y los del cielo.

Chilpancingo, Gro., agosto 05 de 2022.

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