O ¿POR EL BIEN DE QUIÉN?

Por: ERNESTO MADRID

Esta semana se celebran las Reuniones Anuales del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. El adverso panorama económico y social global por eventos inesperados -black swans- como la pandemia y la guerra en Ucrania, potencialmente borrarán años de esfuerzos de erradicación de la pobreza.

En el caso de México, es necesario analizar las cifras para poder evaluar que en el presente gobierno la realidad es que los pobres no ha sido la prioridad e incluso no se ha trabajo con políticas públicas que vayan por el bien de todos.
Por ejemplo, hoy en día, el 70% de la población que nace en los 2 quintiles socioeconómicos más bajos, permanecen ahí, con pocas posibilidades de superar esas condiciones de movilidad de acuerdo con el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), que, dicho de otra forma, ‘si naces pobre, es muy probable que así te quedes el resto de tus días’.

Otro dato interesante es que el 70% de los hogares reciben recursos de al menos un programa social. La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2020 del INEGI muestra lo contrario ya que sólo 29.7% de los hogares reportó recibirlos que, en contraste con 2016, el 67% de los hogares en pobreza extrema declaraba recibir al menos un programa social; en 2020, bajó a 43%.

La misma ENIGH muestra que mientras en 2018 el 60.7% del primer decil de hogares más pobres recibía algún programa social, esa cifra cayó en 2020 hasta 39.7 %; es decir, más del 20% de los hogares más pobres quedaron descubiertos con la política social actual. Cabe mencionar que esta encuesta se realiza cada dos años, con acuerdos internacionales y a fines de este año, quizás se darán a conocer los nuevos datos.

Para el cierre de este año, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) calcula que los pobres en México serán 58.1 millones; considerando que las mujeres son más del 50 por ciento de la población, el problema aumenta por la falta de oportunidades.

Además, se reportan 55.7 millones de personas en situación de pobreza, 10.8 millones de ellos en pobreza extrema; pero si analizamos los indicadores de Bienestar Económico encontraremos que son 66.9 millones quienes tienen un ingreso inferior a la línea de bienestar (CONEVAL, 2021). Es decir, no ganan lo necesario para satisfacer sus necesidades básicas.

Entre 2018 y 2020, el porcentaje de la población del país en situación de pobreza aumentó de 41.9% a 43.9%, mientras que el número de personas en esta situación pasó de 51.9 a 55.7 millones de personas. En términos de carencias sociales, el cambio entre 2018 y 2020 fue un preocupante aumento de 12.0 puntos.

De los seis indicadores de carencias sociales que mide el índice multidimensional de la pobreza (rezago educativo, servicios de salud, seguridad social, calidad de la vivienda, servicios básicos y alimentación), la mitad empeoraron: la población en pobreza alimentaria pasó de 27.5 a 29.6 millones; el rezago educativo aumentó de 23.5 a 24.4 millones y la población que no tuvo acceso a los servicios de salud pasó de 20.1 a 35.7 millones.

Es decir que los programas sociales serían eficaces si hubiesen reducido el número de personas en pobreza, pero eso no ha ocurrido, ¿por qué? Bueno la desaparición del Seguro Popular y la creación del INSABI que no funcionó, empeoraron la situación, se obligó a miles de mexicanos a acudir a los servicios privados de salud; también, se desmanteló el sistema de abasto de medicinas y se eliminaron las escuelas de tiempo completo. Se han descuidado la salud y la educación lo que ha tenido impacto negativo en el bienestar de los mexicanos y condena a los menos favorecidos a la pobreza.

La política social ha sido eficaz sólo en términos políticos porque en realidad no ha cumplido con su principal objetivo social, es decir los programas sociales son necesarios ante la pobreza y desigualdad que existe en el país pero es necesario un cambio que para la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) en lugar de que sea la entrega directa de dinero, que este sea solo un medio; el verdadero objetivo debe ser que las personas y familias salgan de su condición de pobreza, porque en realidad hasta ahora se ve el combate a la pobreza sólo en beneficios electorales.

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