En la Ciudad de México vivimos aproximadamente millón y medio de personas mayores de 60 años del total de 15 millones en todo el territorio nacional, de acuerdo al Instituto Nacional de Geografía y Estadística. La gran mayoría en la capital tomamos el Metro para transportarnos y, por fortuna, para quienes tenemos más de 65 años y contamos con la tarjeta respectiva, el transporte es gratis. Es un excelente ahorro en estos tiempos difíciles.

Un reportaje de la Revista Chilango del año pasado registraba que hay 25 colonias en la cuales se concentra el mayor número de adultos mayores. Un alto porcentaje estamos en las alcaldías Coyocán, Álvaro Obregón, Xochimilco e Iztapalapa.
Un estudio de la geógrafa Jessica Villena Sánchez denominado ”Movilidad diaria de adultos mayores en la CDMX con una perspectiva de métodos mixtos” determinó que el 54 por ciento de ellos no tiene vehículo para transportarse. Cuentan con una mejor percepción del Metro, del trolebús y del Metrobús que de combis, peseros o taxis. La investigadora – eso sí – afirma que la Ciudad de México está envejeciendo y se deben buscar mejores opciones de apoyo a los adultos mayores porque en unos años vamos a ser muchos más.
En el Metro no solamente los adultos mayores de 60 años pueden ingresar gratis con su credencial de Inapam, sino también las personas con discapacidad, los niños menores de cinco años acompañados de un adulto y policías uniformados.
No hay cifras oficiales del número de personas mayores de 60 años que viajan gratis en el Metro, pero en mis recorridos diarios me encuentro con muchos de ellos. Hace unos días platiqué con una mujer en bastón, que subía pesadamente las escaleras en la estación Mixcoac, de la Línea 7, la ruta con más profundidad y que sí le sudas cuando no funcionan las escaleras eléctricas porque son decenas de escalones.

Otra ocasión iba un matrimonio de edad saliendo pesadamente de la estación Centro Médico, de la Línea 3. La señora Gina y don Jorge me comentaron que no tienen coche para trasportarse y por ello deben tomar el Metro, aunque no todos los días; tienen una pequeña dulcería en la calle Huatabampo, en la colonia Roma y van a La Merced por la mercancía que venden. Lo bueno es que ninguno de los dos paga el transporte.
Hace algunos meses conocí en la estación Barranca del Muerto a Josefina García, de 70 años de edad, jubilada, pero con mucho ánimo. Ella se contrata para hacer limpieza en las casas y así ganarse otro dinero más, además del ingreso de su pensión. No solamente eso, los fines de semana, se va a bailar adonde la inviten; dice que le encanta.
A lo largo de las 11 líneas del Metro que actualmente funcionan, siempre nos vamos a encontrar a personas mayores de 60 años, muchas de ellas con su caminar lento, con bastón, discapacitados. Es muy importante respetar sus lugares reservados, ofrecerles el apoyo cuando lo necesiten y mantener sin suspensión el servicio de escaleras eléctricas en las estaciones que cuentan con él. Nosotros se los agradeceremos.

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