Ad, ventus= hacia, venida (del Señor) al final de los tiempos y en la próxima Navidad.

PADRES DE LA IGLESIA
San Juan Crisóstomo llama aquí a la vigilancia esperanzada:
«En medio de la oscuridad no puedes distinguir al amigo del enemigo. No distinguimos de noche los metales preciosos de las meras piedras. Del mismo modo, el avaro y el licencioso no distinguen la verdad y el valor de la virtud.
Así como el que camina de noche va muerto de miedo, de igual modo los pecadores andan continuamente atormentados por el miedo de perder sus bienes y por el remordimiento de su conciencia.
Ea, pues, dejemos una vida tan penosa. Ya sabéis que después de tantas calamidades viene la muerte… Creen los pecadores ser ricos, y no lo son. Creen vivir entre delicias, y no gozan de ellas… Nosotros vivamos sobrios y vigilantes, como quiere Cristo. «Andemos decentemente y como de día» (Rom 13,13). Abramos las puertas para que aquella Luz nos ilumine con sus rayos y gocemos siempre de la benignidad de nuestro Señor Jesucristo» (Comentario al Evang. Juan, hom. 5).
Dice San Cirilo de Jerusalén: “Hay dos venidas (del Verbo): una oscura como la lluvia sobre un velo, otra resplandeciente de gloria, la que llegará. En la primera venida Cristo aparece envuelto en pañales dentro de un pesebre, en la segunda vendrá envuelto de la luz como en un manto”.
El cristiano tiene que vivir en “estado de espera”, orientando la propia mirada en dirección a estas dos venidas. Sintetiza Mateo esta postura con un verbo característico: “velad”. No es posible programar, pronosticar la llegada del Señor -tanto la primera como la última- porque es sorprendente, imprevista, imprevisible.
Jesús no duda en volver al recuerdo lejano de los tiempos de Noé, cuando la gente “comía y bebía” descuidadamente sin preocuparse de la cuestión fundamental: su relación con Dios. Y así, desprevenidos, fueron arrollados por la catástrofe del diluvio. Una advertencia más bien inquietante.
Velar es precisamente lo contrario de la evasión. Velar quiere decir romper con las “obras de las tinieblas” como dice S. Pablo, con la mentira, la hipocresía, la vanidad.

ESPIRITUALIDAD DEL ADVIENTO Y NAVIDAD
La gente entiende por Navidad vacaciones, reuniones familiares, de amigos, convivios, regalos, gastos… esto es lo que hace estar distraídos como en tiempos de Noé que comían, bebían…
Rescatar el Adviento, la Navidad, como tiempo de espiritualidad, de interioridad, un vivir fresco desde adentro de Dios y de nuestro ser. El corazón es el lugar de Dios, de la grandeza de la gracia, pero no lo llena lo que ofrece el mundo, porque las cosas llenan lo que piden los sentidos externos.
Maritain dijo que somos una sociedad sin alma. El hombre necesita contemplar su realidad interna. Se requiere tocar la conciencia para volver a mirar hacia Dios.
Pastoralmente hay que hacer sensible al corazón. Para lo cual ayudan mucho los retiros de adviento, hay que programarlos, llevarlos a cabo bien preparados; invitar a que hagan y usen su corona de adviento, darles material al menos de forma digital para que recen en torno a ella, explicar en las preposadas, el sentido de los regalos, de la convivencia fraterna (Cristo nos une aquí en la tierra y nos unirá en el cielo); preparar mejor nuestras predicaciones, evangelizar a través de las redes sociales; preparar mejor los cantos y que sean nuevos, para evitar la rutina y a la gente le resulte más atractivo este tiempo.
Pedagógicamente conviene ir preparado gradualmente el Belén o la representación del nacimiento de Cristo, por ejemplo: el primer domingo acondicionar el lugar, el segundo domingo poner la paja, el tercero poner el árbol y las luces…

LA PARUSÍA
Preparar esa parusía; hacerlo al menos los dos primeros domingos de Adviento y preparar la Navidad durante las dos últimas semanas.
La ausencia de la predicación de la muerte lleva a cultos desviados como el culto a la “santa muerte”.
Adviento es mirar al futuro, estar preparados, no atemorizados por la venida de Cristo como juez….
Nuestro deber no es averiguar la fecha de la venida de Cristo sino estar preparados para su venida, para recibir un premio y no una sentencia de condenación.
Si estamos distraídos en las cosas del mundo.
Los que están distraídos no esperan. En cambio, los que esperan a Cristo lo acogen.
Noé sí se preparó; los demás andaban en comilonas y borracheras.
Los animales que entraron al arca de Noé, salieron animales. En la Iglesia entramos animales y salimos hijos de Dios por el bautismo.
Esperar a Cristo activamente, en movimiento, sin vicios.
San Juan Bosco colocaba un papelito debajo de la almohada de algunos jóvenes despreocupados: “Y si esta noche te mueres, ¿para dónde te irás?”

TIEMPO NUEVO, ACTIVAMENTE RENOVARNOS
Adviento: Tiempo de soñar (como Dios soñó y realizó una nueva sociedad desde tiempos de Noé), despertar (la noche está pasando ya”) a una nueva vida, una nueva sociedad donde de las espadas se hagan arados y no haya guerra sino paz; vigilar para que así sea, haya tiempos mesiánicos.
Isaías vislumbra la llegada de Cristo ocho siglos antes; anuncia la encarnación.
Encumbrar, subir; Cristo con su venida viene a elevar nuestra dignidad. Ahora no es la “letra” (el monte donde Moisés recibió las tablas) sino la gracia, Jesús el que nos eleva.
Invitados a subir, a acercarnos, para ver la revelación de Dios para ver a su hijo.
Luego caminemos a la luz del Señor (ya no a la luz de la ley sino del amor). Decir al Señor “ven, ven, Señor no tardes” y a la vez “voy, Señor, hacia ti”.
Conviene tener un tema en el que se haga énfasis en este Adviento y elaborar una carta pastoral para los fieles. Que esto sea la luz, la claridad que ilumine la realidad que estamos viviendo.
Conviene dar una motivación en los cuatro domingos de adviento, para no quedarnos anclados en temas de política.
Por ejemplo, si como sociedad vivimos una crisis antropológica, necesitamos descubrir que Cristo viene a elevarnos en dignidad, viene a renovarnos para ser personas nuevas, sociedad nueva o renovada por los valores, para que todos lleguemos al conocimiento de la verdad y a heredad los bienes eternos.
Hay muchos distractores para vivir la preparación para las venidas de Cristo por la mundanidad. Hay que promover la espiritualidad donde Cristo sea el centro de todo.

AVISOS
20 de diciembre la Convivencia Sacerdotal.

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