Acá, en la mesa de nuestro Logia de Ideas tenemos algo muy claro, -el mes de diciembre es, para los analistas, periodo de tiempo solo útil para tocar temas del alma-, y sí, aunque quienes rodeamos la tabla de este Think Tank presumimos tener un discurso pragmático y ser analistas sobrios para los asuntos de Seguridad y Defensa Nacional hoy estamos sabidos que, diciembre mayormente será un mes de reflexión.

Ahora, en comento; nuestro tintero, matriz de letras, sabe que hoy esas serán para desarrollar palabras hacedoras de ideas para dos almas, una, que intente seguir en el tema de La Seguridad y Defensa de nuestra Nación y la otra para dar vida a reflexiones del año que está terminando y del año por venir. Como sea, vamos pues.

He de decir algo acerca de la importancia del título de este patrullamiento, y vuelvo a quienes rodeamos la mesa. En el año que se va siempre estuvimos sabidos de algo -la única forma de alcanzar el éxito en la misión de “desprender del Ejército Mexicano la nueva Fuerza Armada Policial es generando sólidas doctrinas de Espíritu de Cuerpo, Principios de Orden y Disciplina, Sentido del deber, Espíritu de Sacrificio y Principio de Obediencia”, solo así tendrá éxito la 4ta Fuerza Armada, bien llamada Guardia Nacional. Ahora. Si el mando de esa Fuerza Armada Policial solo desarrolla academia por medio de las aulas y adiestramientos en gabinete créanlo, esa formación quedará en papeles y conocimientos huecos, la verdadera creación de un Cuerpo Armado que atienda necesidades de una República está en la práctica diaria de la destreza para inducir el cumplimiento del deber, del desarrollo de principios y valores eso entre otras cosas.

Buscando ampliar la idea, les informo a ustedes, 11 lectores amigos que, durante el mes diciembre las “patrullas” en estos próximos 30 días servirán para yo desarrollar un tema que tiene la intención de dejar sabido el cómo quedaría clara la enseñanza de lo que realmente es una “consigna” y el cómo es de importante el cumplimento de esa; tanto me interesa hacer eso que, como dije, habré de ocupar más de un “patrullamiento”. Es decir, para explicar el como yo aprendí la importancia de cumplir una “consigna” ocuparé más de un patrullaje buscando que mi explicación sea realmente aterrizada. Para ello usaré historias que hoy están en mi costal de recuerdos, recuerdos de mi vida como “niño soldado” sean estos de mí Batallón o del Curso Básico dentro del Colegio Militar, ¡el heroico Colegio Militar! Explicado eso comparto con ustedes, mi experiencia con la primera vez que NO (negativo) cumplí una consigna. Explicado eso me deslizo por el divertido tobogán para caer alegremente en mis recuerdos.

5 diciembre de 1978. 11 am. – Tras llegar a tomar la posición de centinela en la enorme puerta de cristal y acceso principal de la Dirección del Colegio Militar, ya habiendo salido de la fila comandaba por mi cabo, me puse enfrente del cadete que me haría entrega de “mi puesto” que, hay que decirlo fue ¡mi primer servicio de armas! Con la emoción que un joven cadete de poderosos 16 años debería traer dentro del cuerpo, con el torrente sanguíneo circulando a toda velocidad en arterias venas y vasos rubicundos de mi sistema circulatorio me situé, en posición de firmes a un paso de distancia del cadete de 2do año quien me entregaría el puesto-. El cabo ordenó “saludar” hecho eso el antiguo frente a mi inició el protocolo. –“con  permiso de mi Cabo de turno que presente está, hago entrega de mi servicio con las siguientes novedades y consignas…- el cadete frente a mi hablaba con aplomo y fluidez – “novedades… -dijo -a las 9.45 salió el señor Director, sin novedad, a las 10 (am) personal de ordenanza inició labores de aseo dentro de la sala de banderas..” y algunas novedades más de interés para el Cabo…” -consignas, por órdenes superiores cada 30 minutos efectuar rondín al interior de la sala de banderas …y uno o dos mandatos más, pero fue la última consigna la que marcó el inicio de mi carrera militar, quien estaba relevando en el puesto dijo claramente … dar de comer al águila- al final de su entrega el cabo volvió a ordenar “saludar” lo hicimos y por los respectivos flancos quien estaba relevando se sumó a la fila y yo tomé mi puesto de centinela, más, también fungí como “vigilante” pues me podía desplazar dentro de la sala de banderas…en fin.

Wow, ¡estaba yo como responsable del acceso principal del Heroico Colegio Militar! entre mi brazo izquierdo extendido y el muslo mi potente mosquetón cal. 7.62mm y sobre la boquilla del cañón un pavoroso, pero brillante marrazo; en mi uniforme lo que tenía que estar lustroso y pulido lo estaba, portaba la cuartelera perfectamente, mis guantes no podían estar más blancos.

Frente a mí una plancha de concreto cuatro veces más grande que el zócalo de la Ciudad de México, a mil metros de distancia el edificio del comedor y a la izquierda mía derecha del comedor los dormitorios, y yo, centinela inmóvil justo a la entrada de la Dirección; más permitan ustedes lectores ajenos al conjunto de edificios que ahora estoy refiriendo que explique con detalles mínimos de que obra arquitectónica les estoy hablando….

En 1976 fue entregado a la nación mexicana el nuevo Colegio Militar, localizado ese nuevo Telpochalli en las orillas de la Delegación Tlalpan a menos de 40 minutos de Cuernavaca. Entonces este tres veces heroico colegio (ya tendremos tiempo para hablar con detalle de cada uno de esos actos que hicieron heroico a este plantel) relevaría de sus funciones al conjunto de edificios e instalaciones del Colegio Militar de Tacuba, aquel que. originalmente seria la Escuela Normal para Maestros (Popótla).

Ahora, debo dejar claro que el Colegio Militar donde yo estaba cumpliendo mi servicio de centinela ello al pie de las enormes puertas de cristal, dejaba ver justo frente a mí la mística reminiscencia de un centro ceremonial azteca, el comedor que junto con los edificios detrás de ese eran Quetzalcóatl deslizándose hacia la plaza de armas; los dormitorios simulaban tres águilas con sus plumas abiertas postradas sobre sus aguiluchos ah, y el edificio del cual en mi momento de mayor angustia era yo centinela quería hacer homenaje a la máscara de Huitzilopochtli. Un dato más; hoy que recuerdo al comedor, el aroma del atole caliente y el humo de los trastes con frijoles que se colocaban en cada mesa está llegando sobre mi teclado y bajo mi nariz. Sea entonces.

Este Colegio Militar, al igual que las construcciones de los aztecas, muestra más interés en los volúmenes y menos en los espacios, y mucho menos interés en sus interiores (de lo que “decoraban” los interiores y otros espacios hablaremos también después, en otro patrullamiento)

Pero detengo aquí mi narrativa pues el quid de la historia que les voy a contar versa en mi fracaso al no haber cumplido la consigna; ese yerro tanto me caló que hoy, a 45 años de distancia al recordarlo aún me sistema endocrino genera calosfríos… (CONTINUARÁ).

Ultimo patrullaje. –¿por qué fracasé en la misión? ¿Qué hizo que no diera cumplimiento a la CONSIGNA que el cadete al que relevé me había dejado? y, por último ¿Cuál fue la enseñanza que ahora quiero presumir?

Balazo al aire. – el “espíritu militar” es gourmet en eso del “alimento al alma”

Greguería. – águilas… las madres más justas de la naturaleza.

Oxímoron. – consigna muda.

Haiku. – de tus mercedes vivo.

Lluvia intensa.

Haces de mí un río.

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