Por MASEDONIO MENDOZA BASURTO

El día 24 de agosto de 2016 falleció el niño que llevó por nombre Marcos, solo poco más de un mes y medio de haber nacido. Su nombre era en referencia a aquel personaje, el subcomandante del Ejército Zapatista del pueblo indígena rebelde en contra del gobierno levantado en Chiapas en enero de 1994 y que exigía: salud, educación, trabajo, tierra, autonomía y libre determinación.

Como indígena hablante del Tu’un Savi me es muy significativo en la vida la lucha zapatista al igual que el nacimiento de mi hijo.

Por falta de atención médica no tuvimos la oportunidad de disfrutar ese niño Marcos pero me quedan gratos recuerdos que tengo presente todos los días, hasta en la pared de mi casa traté de dibujar su rostro para inmortalizado, además de una fotografía enmarcada que cuelga en mi entrada.

Hoy soñé que llegó junto a mi cama, un niño de alrededor de 6 años, con una playera negra y una alegría inmensa gritando “ya plántame, ya plántame para quedarme contigo para siempre y no me olvides jamás” cual si fuera un árbol que quisiera eternizarse sobre la tierra. En ese momento me dijo que era Trinidad y no Marcos, pero dentro de mí sentí una enorme alegría, entonces lo abracé con mucha emoción y le pregunté varias veces si era cierto lo que me decía, de quedarse conmigo para siempre. Aunque en el sueño decía aquel niño inocente y juguetón que era Trinidad, estaba yo muy seguro que era mi Marcos, mi hijo que falleció hace seis años.

Por su puesto que solo desperté llorando, no había nada en mis brazos ni que se quedaría para siempre.

Revisé mi teléfono y ya no encontré un número telefónico de Aguascalientes que había registrado con el nombre de Marcos y al que le escribía las tareas, pendientes, temas relevantes y era casi mi agenda A ese contacto lo había registrado en WhatsApp y servía para ir guardando la información pero no lo usaba. A Marcos le iba a escribir esto, pero me di cuenta que por desuso WhatsApp lo acaba de eliminar.
Y como no quiero que se me olvide esa orden de Trinidad “plántame, ya plántame para quedarme contigo para siempre y no me olvides jamás ”, dejo este pequeño escrito en la madrugada del 15 de enero.

En memoria de Marcos Mendoza.

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