Minatitlán cuando se dirigía a su trabajo, después de semanas de intimidación por parte de Isabel Morales, asesora jurídica de la familia de la víctima, para testificar en contra del ex novio de la víctima.

El juez Florencio Hernández Espinoza tomó como pruebas contundentes los testimonios de dos testigos protegidos, cuya identidad se desconoce.

Uno de los testigos protegidos, al parecer mujer por su voz, declaró haber visto a Andrea en el lugar y fecha del crimen cargando un cadáver ensangrentado y metiéndolo a la cajuela del coche de la víctima.

¡Recórcholis, Drakko!

¿Por qué la testigo no denunció el hecho? Elemental, incurrió en complicidad o encubrimiento. ¿Un soborno le quitó el miedo a declarar?

¡Ah!, porque ¿qué cree? La testigo, en su declaración afirma haber visto a una mujer de pelo largo, de espaldas, a una distancia de entre 7 y 8 metros y al ver su foto el día de la detención “la reconoció”. No se ría.

Así se las gastan en esos juzgados donde es aplicable el dicho palaciego: “no me vengan con que la ley es la ley”.

Hay otras lindezas en este proceso que llevó a Florencio a desgraciar la vida de una joven ingeniera. ¡Imagínese!, en 2019 Florencio Hernández Espinosa quiso ser Fiscal General de Veracruz y hasta se anotó para ser Fiscal General de la República. ¡En la madre! ¿Se hará justicia? Digo.

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