1.
De todos los verbos, del latín, cremare, quemar, lo mismo define la acción de prender fuego y hacer que algo arda hasta consumirse total o parcialmente, hasta poner en evidencia a una persona, hasta que aquella pierda su reputación.
— Las quemadas. Las quemadas.
2.
En el año 1969 desaparecieron las canchas de futbol de la liga Inter-barrios de Acapulco, ubicada frente a la fábrica de hielo de Constituyentes y el canal de Aguas Blancas.
Hasta allá, entonces la periferia de Acapulco, fue llevado el nuevo mercado central que sustituyó a El Parazal, convertido por mucho tiempo en mercado de artesanías y hoy insalubre zoco llamado Tepito.
Nadie sabe por qué, o a lo mejor la gente sí lo sabe, pero se hacen patos, pero el nuevo mercado central ha sido perseguido por un intenso destino.
Ha sufrido cuatro, cuatro, misteriosas quemazones: en julio del 2012; en mayo del 2017; en marzo del 2021 y en junio del 2023.
Hubo otro que fue parcial, en febrero del 2022 le metieron lumbre al Tianguis Campesino.
— ¿Quemazones? ¡Quemazón que le han puesto al puerto de Acapulco, los medios, de todo el mundo!
3.
Al menos en las dos últimas quemazones se ha evidenciado el abandono en que los gobiernos han sumido a los cuerpos de bomberos.
Con muchas ganas, pero sin equipo, pipas, bombas o, al menos, unas cubetas, los bomberos no tienen otra sino mirar, compungidos, cómo el fuego se consume a si mismo, sin que ellos puedan hacer nada.
En Acapulco existen bases de bomberos en Pie de la Cuesta, el mercado central, Farallón y la unidad habitacional El Coloso. De todas, nomás una, la de Farallón, cuenta con medianía de equipo. Las otras están abandonadas.
— Ahí, junto a la quemazón del mercado, existe un cuartel de bomberos, pero… está cerrado ¿Por qué?
4.
Un reportero, de cuyo nombre preferimos no acordarnos, nos contó que una vez, en el mercado central, al cargar las bolsas del mandado de su mujer, un jovencito le apachurró sus pies al pasarle por encima con un diablito cargado con cajas de jitomates.
— ¡Órale, fíjate por donde vas!”, reclamó.
La respuesta lo heló.
— ¿Quieres que llama a señor maña, quieres que llame a maña?, le respondieron entre español, amuzgo y náhuatl.
Los vendedores de por ahí le pidieron: “¡no le responda, señor, es de la maña!
Y sí.
Mientras los gobiernos llevan casi una semana recogiendo los restos de la quemazón.
Mientras la Fiscal de Guerrero no comienza con las investigaciones porque “aun está muy sucio el mercado”.
Mientras los locatarios afectados no quieren ser reubicados debajo de un puente a donde han caído, al menos, cuatro autos accidentados.
Mientras nadie ha preguntado por qué los bomberos no tienen equipo para apagar incendios y han cerrado tres, de cuatro cuárteles.
Por mientras todos esos mientras suceden, se confirma el rumor: el mercado central está bajo control y poder de la famosa “maña”.
5.
Hay otras quemazones.
Un grupo considerable de empresarios han rechazado la construcción de un hospital del ISSSTE, de tercer nivel, en lo que antes fue una exclusiva colonia, Costa Azul.
Legítima, su protesta considera que el hospital impactará en el valor de sus propiedades. Que impactará negativamente al turismo, pues la costera debiera contar solo con negocios turísticos.
Muy bien. Pero….
6.
La corrupción, e inmorales desarrolladores inmobiliarios, cambiaron el uso de suelo unifamiliar, de esa colonia. Han construido enormes edificios. Tan felones fueron, que no construyeron, o lo hicieron mínimamente, estacionamientos.
El uso de suelo ahí ya es para condominios, oficinas y divertidas cantinas que funcionan junto a iglesias y escuelas. Antes solo había casas de un solo piso.
La zona turística invocada para no construir un hospital ahí, no existe en los hechos: el hospital Aqua, Santa Lucía o Pacífico echa abajo ese argumento.
¿Han echado una ojeada a los negocios que se han construido en toda la costera Miguel Alemán, incluido Costa Azul? Oxxos, Circulo K, taquerías de todo tipo, farmacias, tiendas de ropa y telas, mas cantinas y, la joya de la corona de la sinrazón:
No existe, en Acapulco, un cuartel de la Cruz Roja. Se lo llevaron a la Zona Diamante, a donde se han mudado los nuevos ricos que antes vivían en Costa Azul.
Pero…
7.
La verdadera quemazón viene enseguida.
Andan por ahí algunos personajes que no dudan en mentir para lograr sus avisos fines.
Ellos tuvieron información confidencial, pues algunos son diputados locales socios de acaudalados arquitectos, y otros funcionarios de primerísimo nivel de obras públicas, en cuanto a la construcción el nuevo hospital y pujaron por dos cosas: vender el terreno y construir el nuevo hospital.
Hubo ofertas para predios en El Pedregoso, El Quemado y Tuncingo. Por el bajo precio se eligió éste último lugar.
El costo ofrecido, inicialmente y por el cual los gobiernos dieron un anticipo, fue de trescientos pesos por metro cuadrado.
Se pagarían al final, nueve millones de pesos por treinta mil metros cuadrados, de un predio pantanoso, pero que reunía las condiciones de estar cerca de un aeropuerto, cerca de una autopista, que son requisitos mínimos para construir un hospital.
Pero…
8.
Aquí viene la quemazón.
Un diputado local, que quiere ser presidente municipal, de común acuerdo con algunos desarrolladores inmobiliarios y funcionarios de obras públicas municipales, conspiraron para hacer el gran negocio.
Manipularon y se asociaron con los propietarios originales para que el valor del metro cuadrado pasara, de un día para el otro, de trescientos pesos, a ¡Mil 800 pesos!
Multipliquemos la diferencia, de mil 500 pesos por metro cuadrado, por los treinta mil metros y ¡Bingo! ¡Se ganarían 45 millones de un plumazo! Sumemos el costo de la construcción, que también querían tener.
— Ese lobo disfrazado de oveja no parece, es voraz.
9.
Por eso. Por eso es que el gobierno federal tomó la decisión de buscar un predio, de su propiedad, y construir ahí el nuevo hospital.
Ese es la mitad del terreno donde se ubica el Centro de Convenciones de Acapulco, abandonado hace veinte años, y con una estructura de acero que ahorrará millones en la construcción del hospital.
De pasadita darán solución a otro problema invisible ante los ojos de quienes, de buena fe, defienden sus derechos, pero que no les han dicho toda, toditita la verdad, de un negocio inmobiliario:
— Ante la ausencia de la Cruz Roja en la ciudad, ahí serán recibidas todas las emergencias del puerto.
10.
¿Quemazones?
Esas son quemazones para las que no hay, en el mundo, bombero que las apague.
