Ser signos de unidad

DOMINGO XX Ciclo A 2023

APORTE DEL COLEGIADO DE SACERDOTES DE LA
DIÓCESIS DE CHILPANCINGO – CHILAPA

I. LA ROCA Y LAS LLAVES

Son dos signos. La piedra, el fundamento, es Pedro, pero Cristo es la piedra angular
sobre la que se construye todo, el conocimiento y la puesta en práctica de la Palabra
de Dios.

ED-182-DOMINGO-XXI-ORDINARIO-CICLO-A2

Pedro es roca, tiene una identidad; hay que saber lo que somos y lo que nos
corresponde hacer.

Unión con Pedro y por él con Cristo.

Somos roca los sacerdotes en la parroquia,
también lo son los papás en su familia; ahí se ata y desata, abre y cierra, se pone
disciplina para bien, por amor.

Atar y desatar significa reconocer o solucionar las cosas o los problemas, ej., cuando
a un penitente el sacerdote le dice: “Yo te absuelvo de tus pecados…” ahí se nos
abre a la vida divina, a la vida de Dios.

Debe haber un guía, un coordinador, alguien que una; Cristo para esto autorizó a
Pedro, para que no cada uno enseñe lo que quiere si no lo que debe enseñar. Si
hay un solo Dios, hay un solo representante supremo que es el Papa.

Ser signos de unidad al unirnos al Papa y al Obispo en cada celebración eucarística,
por eso se les menciona siempre ahí.

El Papa tiene infalibilidad en asuntos de fe y costumbres para todo el orbe. Los
obispos también tienen poder en su diócesis.

Preguntas valientes y existenciales de Jesús: ¿Qué has visto de mi vida?, ¿Qué
percibes que soy? Cristo tiene gran capacidad de escuchar, aunque a veces la gente
esté equivocada; también hay quienes creen lo que otros dicen, no tanto por la
verdad o mentira que dicen, sino por quién lo dice; así sucede cuando hay prejuicios.

Los padres pueden preguntar esto a sus hijos ¿qué dicen ustedes que somos? O
¿cómo nos ven?, y la respuesta ayudará a crecer, porque nos daríamos cuenta de
aspectos negativos que por sí mismos no descubrimos; por ejemplo, de nosotros se
dicen muchas cosas: que a veces somos enojones, incomprensivos… y a veces
quienes lo dicen tienen razón.

II. “TÚ ERES EL MESÍAS

Es la fe de Pedro.

La fe va más allá de los simples datos empíricos o históricos, y
es capaz de captar el misterio de la persona de Cristo en su profundidad.

Fe y seguimiento de Cristo están estrechamente relacionados. Y, puesto que
supone seguir al Maestro, la fe tiene que consolidarse y crecer, hacerse más
profunda y madura, a medida que se intensifica y fortalece la relación con Jesús, la
intimidad con Él.

“Hay que decirle: Jesús, yo sé que Tú eres el Hijo de Dios, que has dado tu vida por
mí. Quiero seguirte con fidelidad y dejarme guiar por tu palabra. Tú me conoces y
me amas. Yo me fío de ti y pongo mi vida entera en tus manos. Quiero que seas la
fuerza que me sostenga, la alegría que nunca me abandone” –Papa Benedicto XVI-
.
Encontrar a Cristo se logra en la iglesia, no de modo individual.

No hay iglesia sin
Cristo. Por Cristo existe la iglesia peregrina, purgante y triunfante. Por Cristo hay un
Papa, más de 5000 obispos en el mundo, más de 500 mil sacerdotes, un millón de
religiosos, 1300 millones de bautizados y muchos miles de templos construidos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *