Comentario a las lecturas de la Misa del domingo 18 de febrero de 2024.
RECHAZAR LAS TENTACIONES DEL ENEMIGO
Con el pecado de Adán entró el desorden, la enemistad con Dios. Vivimos en un mundo de delicias, todo a nuestro favor, todo a la mano.
A Dios lo tenemos en la cabeza pero nos falta tenerlo en la conciencia.
Hay mucho materialismo, ejemplo, los compradores compulsivos, que nunca se llenan, vivimos en la competencia de a ver quién tiene más. Esto nos ha orillado a vivir sin Dios, sin trascender; nos falta recapacitar.
No nos queremos desprender, por ej., de tanta chatarra, de tanta ropa que no usamos… Hay valores más altos, podemos ser felices con poco pero durmiendo bien, estando en paz.
Necesitamos renovarnos en Cristo, el Nuevo Adán, que convive en un nuevo paraíso con los animales. Según el evangelio se nota que hay un nuevo orden, un nuevo modo de ver el mundo: en convivencia, en alianza, no en guerra.
El Espíritu lanzó a Cristo al desierto, según el evangelio; nos lo recuerda también el mensaje de Cuaresma del Papa Francisco.
El hombre debe entrar en un proceso de desierto donde enfrente las tentaciones, no quedándose con la cáscara sino con el fruto.
Mientras que Adán se la pasó a gusto en el campo, en cambio Cristo hace del desierto un campo de batalla. Cristo al convivir con las fieras en el desierto nos enseña a superar al diablo de un modo distinto a como lo hizo Adán, pues, Adán tenía todo a la mano, ejemplo, quería una fruta, la tenía a la mano; en cambio Cristo no tenía a la mano todo, ayuna, hace oración para descubrir la voluntad de su Padre, sufre en el desierto. Y nosotros, ¿qué tanto ayunamos?
Si queremos que el desierto florezca, solo es a partir de Jesús, con la fuerza del EspírituSanto, con la ayuda de los ángeles que sirven.
Solo a partir de Jesús nuestras batallas tienen razón de ser. Cristo supera al diablo, cosa que Adán no pudo. ¿Cómo le hizo Cristo? Con ayuno, penitencia, oración, Palabra de Dios como alimento. Así se inaugura el Reino de Dios. También ahora se quiere la penitencia, el ayuno….Si no lo hacemos, somos derrotados antes de tiempo y así cualquier cosa nos va carcomiendo la vida interior. La derrota es el ambiente donde Dios no figura, donde no se le hace caso.
Que primero se transforme nuestro desierto interior, solo así se va a transformar el desierto social. El diablo sigue con la misma tentación a Adán, por eso siempre está hostigando.
A Satanás o lo vences o te vence. Cuando le hacemos caso a Satanás no somos libres.
Necesitamos combatir el pecado y las estructuras de pecado.
Necesitamos rechazar las tentaciones al estilo de Cristo para salir victoriosos.
EVANGELIO PARA NUESTRA SOCIEDAD
Evangelio es construir una sociedad del bien, que abona una agradable convivencia. La buena noticia es esta.
Hay que hacer valer la ceniza que recibimos el miércoles pasado, acuérdate de dónde vienes, quién te hizo y de qué te hizo, que tienes fecha de caducidad para ir a donde vas.
La ceniza nos debe llevar a un compromiso de luchar contra el mal que hay en uno mismo, en nuestra familia y en la sociedad.
Algo muy normal son las tentaciones, todo mundo la tiene, pero la tentación no es buena ni mala, si la aceptamos se convierte en desgracia, si la rechazamos se convierte en virtud. Las tentaciones son como moscos que andan dando vueltas alrededor nuestro. Si nos exponemos a la tentación, fácilmente nos pueden derrotar.
Medios para vencer la tentación: oración, ayuno, penitencia, meditar la Palabra de Dios y comprometerse a vivirla.
Las tentaciones de Cristo fueron las tres que tuvo Israel en el desierto donde fue vencido por Satanás, pero Cristo el nuevo Moisés lo venció y las venció.
Ante la violencia, ante un vacío moral, como iglesia católica hay que hacernos presentes, por ejemplo, cuando se encrudece el crimen, los maestros dejan de ir a su servicio, los médicos también, pero los sacerdotes ahí están presentes en todos lados de la Diócesis.
Los obispos han tratado de ser una luz en medio de tanta oscuridad, por eso se han entrevistado con coordinadores de grupos para proponerles la paz. ¿Por qué lo han hecho? Porque lo que tal vez no está en el marco legal sí en el marco humano, por eso hay que hacerlo, porque esos coordinadores de grupos también son personas humanas, también necesitan salvar su alma.
Mientras no haya diálogo nada se arregla. Habiendo una tregua y acuerdo entre los últimos responsables de fondo de la violencia, hay que llevar una vida normal: que funcione el transporte, la escuela, el comercio…
Con Cristo venzamos el mal a fuerza de hacer el bien.
Iluminación del Catecismo de la Iglesia Católica en los nn. 56-58, 71: la Alianza con Noé; 394, 538-540, 2119: la tentación de Jesús; 2846-2949: “No nos dejes caer en la tentación”.