Pbro. JORGE AMANDO VÁZQUEZ RODRÍGUEZ

Desconstruir a los deconstructores
¿Dónde está el poder? En todas partes y en ninguna.
Sería una premisa verdadera si sólo dejamos que el pensamiento débil actual no domine y es que nadie puede negar que lo visto, (no siempre leído) en las redes sociales que muchas veces no dura ni un minuto es, a la larga la que forma un criterio a la hora de pensar, opinar, decidir, o lo que es peor moldeo toda su vida. A este fenómeno se le ha denominado: la narrativa.
“No se necesita un cañón para dirigir a las ovejas, mucho menos a una manada de cerdos. Todo lo que se necesita es una narrativa (story). ¿Quién es el soberano? No es un quién sino un qué. El soberano es la narrativa”. (Mencius Moldbug)
El cañón es cosa del pasado, y nos referimos específicamente a la guerra con espadas, fusiles, bombas, rifles, etc., ahora basta un celular, una computadora y el internet para armar una auténtica guerra, se dice mediática, pero es mucho más: acabar con el prestigio y la dignidad de las personas, ese es el auténtico campo de batalla actual.
Cuando se crea una narrativa contra una persona el mal ya está hecho, sea o no verdad, y a esto también hemos inventado una palabra: la posverdad.
La posverdad se alimenta de la narrativa que se fragua en los Think thak, que son auténticos cuarteles de guerra, para diseñar toda una estrategia de mentiras, o medias verdades para el desprestigio de quien no comulgue con sus ideas o verdaderos chivos expiatorios para conseguir sus intereses.
Aquí no importa la dignidad, los derechos humanos que muchas veces son auténticos monigotes para justificar acciones despiadadas sin que nadie se inmute.
La narrativa como un nuevo soberano es la que manda puesto que nuestra sociedad se mueve por emociones y sentimientos pues hemos mandado a pasear nuestra capacidad de raciocinio y la inteligencia ha tomado vacaciones y no sabemos cuando va a regresar.
“Enseñaba Foucault qu el poder no reside en los individuos, sino en redes de individuos; el poder no puede ser poseído sino ejercido; el poder sólo constriñe con la manufacturación de una “verdad”.
A Foucault no le faltaba verdad los iguales se juntan con sus iguales o dicho a la mexicana: el que con lobos anda a aullar se enseña, sabiduría popular, sabiduría real. El criterio personal brilla por su ausencia aunque nos estén zumbando los oídos y algo nos dice que está mal, no decimos nada por temor a llevar la contraria y nos saquen de la jugada, porque el que se mueve no sale en la foto.
DEFENSA DE LA VERDAD
Ha quedado a la distancia aquellos tiempos donde la verdad importaba e importaba mucho, gran parte de la vida se trataba de ello:
“Nos guste o no, la defensa de la verdad, la justicia y la belleza -al modo de la literatura apologética- no son por sí solas la fórmula ganadora”.
Está de capa caída lo que verdaderamente construye al hombre, al individuo y por consiguiente a la sociedad: la verdad, la justicia y la belleza.
Grandes autores nos han dado los argumentos suficientes en sus obras literarias sobre las enormes ganancias de estos grandes valores para la humanidad, pero hoy casi nadie, les interesan o se ocupan de ellos en miles de kilómetros a la redonda.
La inventiva humana sólo la usamos para los intereses de personas mezquinas, desarmonizadas, comercializadas que sólo buscan sus propias ganancias, ya sea económicas, políticas, sociales, por decir lo menos aunque, en el fondo está la construcción de un proyecto miope sin ninguna trascendencia.
LA TECNOLOGÍA Y LA NULIDAD PARA PENSAR
“Nos guste o no nos guste, la tecnología ha descentrado al hombre de su comprensión de la naturaleza. Ya sólo somos capaces de pensar el mundo a través de metáforas: las que proporciona la tecnología. El poder disruptivo de las narrativas, por el efecto multiplicador de las tecnologías, es la forma contemporánea de generar poder”. (Adriano Erriguel)
Todo lo que nos proporciona las redes sociales se convierte a la larga en nuestros temas de conversación, opiniones (falsas o verdaderas, no importa) juicios de valor, pronósticos, valores religiosos, políticos, etc., basta un video de cualquier cámara y en cualquier ángulo sea, del tiempo real o de hace varios años las que nos inducen a pensar y emitir un juicio.
Atrás a ha quedado el formar el propio criterio y qué decir que dar el beneficio de la duda, eso ya no funciona, lo importante, dice Foucault es vigilar y castigar, no urge eso.
Este decrecimiento humano quedaría zanjado si tuviéramos la paciencia de pensar más serenamente las cosas, estudiar más para tener más elementos de juicio, esto pasa por fomentar la lectura que siempre nos regalará un lenguaje apropiado para expresar las cosas que pensamos de manera más adecuada y más acorde a una realidad objetiva.
“No basta con tomarle la medida al nihilismo, es preciso cortocircuitarlo, desconstruir a los decontructores, “preparar el surgimiento de una discontinuidad salvadora (Baptiste Rappuin)
Tenemos que hacer de la desinformación y la posverdad una verdadera deconstrucción porque muchos ya han hecho su monopolio. No hay juego limpio. Esa realidad rige a todos.
He aquí el auténtico trabajo de pensar no lo que todos dicen, sino formar nuestro propio criterio en orden a tener más objetividad y actuar más conforma a la verdad, la justicia, la belleza, esto todos lo reclaman pero nadie lo quiere cultivar, tal vez porque implica más esfuerzo, tiempo, no hay recursos para hacerlo, es mejor, y de esto nadie se salva, sólo compartimos lo que otros de manera criminal elaboran, diseñan con un auténtico mal para todos nosotros, incluso compartir lo bueno no siempre es tan bueno, porque obedece a otros intereses no del todo claros.

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