Pbro. Jorge Amando Vázquez Rodríguez
Con este título sobriedad espartana se impone la metodología de ver todos los aspectos humanos sólo con el ángulo científico dejando atrás todo lo que tenga que ver con lo metafísico o lo trascendente, con el afán de ser genuinamente científicos.
“Si queremos ser genuinamente científicos en nuestro enfoque, debemos adoptar una sobriedad espartana a la hora de responder a las preguntas clave sobre el cómo hemos de vivir y el para qué hemos de hacerlo”. (Max Weber)
LA VÍA CRÍTICA
Para conseguir tal fin se ha optado por la llamada vía crítica que no es otra cosa que observar los motivos que originaron los desastres de las guerras teniendo como telón de fondo los años 1914 y 1945 del siglo pasado como una experiencia traumatizante.
Gran parte de la cultura occidental está basada en la construcción del ser que no es otra cosa que la metafísica que se basa en concreto en Platón y Hegel. Por lo tanto toda aquella autoridad por muy mucho que goce de fama tiene que ser quitada y de preferencia desaparecida o al menos disminuida:
“Si de veras deseamos que nuestra civilización sobreviva debemos despojarnos del hábito de la deferencia hacia los grandes hombres […] debemos purgar de nuestra herencia todo vestigio de autoridad sagrada, que nubla la razón humana, haciéndonos vulnerables al fanatismo. No es piedad, cultural o religiosa, lo que hoy necesitamos, sino crítica audaz e independencia. Una sociedad abierta necesita mentes abiertas. Zafarnos del agarre del pasado no es sencillo, especialmente a causa de las seducciones de pensadores tan profundos como Platón y Hegel. La sociedad abierta requerirá, por tanto, de una pedagogía continua de desencantamiento”. (citado en R.R RENO, El retorno de los dioses fuertes. Nacionalismo, populismo y el futuro de occidente, HOMO LEGENS, Madrid 2020, p.102)
No es de extrañar en consecuencia que la filosofía no es nuestro fuerte por más esfuerzos que se hayan intentado a nivel popular con libros como Más Platón y menos prozac de Lou Marinoff, o que en nuestros sistemas educativos insistan en la materia de filosofía que los alumnos pasan sin pena ni gloria, y qué decir que los profesores de los planteles no tienen los estudios propios de filosofía como lo requeriría la materia.
El texto antes citado habla de que el vestigio de autoridad sagrada nubla la razón humana haciéndonos vulnerables al fanatismo, es lo consabido que la religión si es que se quiere practicar tiene que ser en lo privado jamás en público, pues según este argumento lo que se tiene que evitar a toda costa es solidificar al ser humano y que sus expresiones no tengan ningún límite en su libertad entendida con hacer todo lo que quiera.
EL DESENCATAMIENTO
Es este precisamente el trabajo de toda ideología que ha propuesto Max Weber y retoma en el mismo sentido Karl Popper, el desencantamiento porque el punto de llegada es evitar cualquier totalitarismo, fanatismo, nazismo, fascismo que alentaron las guerras mundiales:
El desencantamiento empezó a ser visto como una fuerza redentora. El consenso de la posguerra adoptó “el pensamiento crítico” como una terapia cultural indispensable, necesaria para prevenir el desarrollo de la personalidad autoritaria e impedir el retorno del totalitarismo”. (R.R. Reno, p.103)
Ahora podemos entender la poca importancia que se le da no tan sólo al legado antiguo filosófico sino a toda una tradición religiosa que por todos lados vemos menguada, muy disminuida y lo poco que se observa de religioso es una caricatura de compromiso espiritual.
MARX, NIETZSCHE, FREUD: “Maestros de la sospecha”
Pensadores tan importantes como Marx, Nietzsche y Freud abonan al campo del desencantamiento que estamos describiendo, cada uno podrán su grano de arena para cultivar esta desazón ante la posible construcción del ser humano, en este caso a la deconstrucción es así como Paul Ricoeur los denomina a los tres como “maestros de la sospecha”.
Las premisas sobre la fe y la obediencia religiosa de Marx son conocidas y que podrían resumirse como “la religión es el opio del pueblo” pues ésta, la religión es una promesa de satisfacción aplazada que desvía la atención de los oprimidos y son sometidos por la clase dominante, redirigiéndola hacia las recompensas futuras del cielo. De Freud sus postulados son diferentes: su método psicoanalítico, se centraba más en el individuo y en su bienestar psicológico. Freud con su propuesta de la neurosis provocada por una represión excesiva tuvo más suerte con sus planteamientos que Marx puesto que el marxismo siempre se vió con más sospecha en los ambientes intelectuales norteamericanos pero los dos consisten en la sospecha aunque de diferentes modos, que hasta el día de hoy perviven en los diferentes ambientes sociales.
Freud recurre con frecuencia a las metáforas mercantiles:
“La felicidad, en el reducido sentido en que la estimamos posible, es un problema de la economía de la libido del individuo”. No podemos limitarnos a gastar, gastar y gastar para satisfacer nuestros deseos sexuales o agresivos. No queremos una cultura que produzca unas vidas emocionales empobrecidas y andrajosas”. (R.R. Reno, p.106)
Por lo tanto todo lo que el hombre quiera hacer le está permitido, nada tiene que reprimir so pena de tener una vida emocional empobrecida y andrajosa.
Todo es posible y todo lo establecido de manera cultural de lo que se trataba era de impedir el desarrollo de la personalidad autoritaria.
Todo aquello que impida una plena realización en la libertad del ser humano tiene que ser rechazado, o por lo menos en nuestros ambientes que son más afines a pensar menos, se recurre a la ridiculización. A la persona que intente poner un poco de orden ya sea en el ámbito laboral, educativo e incluso religioso será el centro de burlas y desprestigio.
Lo que hoy llamamos “pensamiento crítico no es más que una terapia integral de desencantamiento, no hay un contenido específico que deba tener un papel preponderante.
(Cfr. R.R RENO, El retorno de los dioses fuertes. Nacionalismo, populismo y el futuro de occidente, HOMO LEGENS, Madrid 2020, 284pp).

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