CUARTO PODER, baluarte de libertad en Chiapas

En julio de 1976, surge en Tuxtla Gutiérrez, el periódico que se convertiría con el paso del tiempo en ícono de la historia del ejercicio y defensa de la libertad de expresión en la Frontera Sur de México: CUARTO PODER.

He tenido la oportunidad de vivir muy de cerca su transformación y encumbramiento desde hace 39 años, y conocer muy de cerca el esfuerzo cotidiano de sus creadores, Conrado de la Cruz Jiménez y María Morales Ruiz, como responsable el primero de la Dirección y la segunda como administradora inicial de un modesto medio impreso de sistema caliente que fundía en los peroles de sus linotipos el plomo con el que se que formaban letras, palabras, párrafos y finalmente los textos de páginas, de aquella maquinaria que entonces se conocía como prensa plana.

A quien conocería primero, sería a Conrado, en mayo de 1985, cuando invitado por el entonces gobernador del Estado de la entidad, general Absalón Castellanos Domínguez (1982-1988), quien junto con el también militar de mismo rango, Graciliano Alpuche Pinzón (1982-1984), en Yucatán, serían los últimos mandos castrenses Jefes del Poder Ejecutivo en el país.

La última cuota de poder político del mando civil al militar, correspondería al comiteco ex director del Colegio Militar, con quien laboré solamente un año, pues sería contratado por el gobernador electo de Chihuahua, Fernando Baeza Meléndez, vía Alberto Peniche Blanco, vocero oficial de la Secretaría de Gobernación, al mando de Manuel Bartlet Díaz.

Permanecería un año y un mes (mayo de 1985-junio 1986), suficiente para iniciar una extraordinaria amistad con la pareja inspiradora del medio impreso chiapaneco, que es hoy referencia obligada para el conocimiento de la realidad de ayer y hoy, en el mundo, el país y la Frontera Sur, en la vecindad de México con Centroamérica, una de las Regiones más complicadas del planeta, por sus problemas de sobrevivencia debido a su extrema pobreza, insurrecciones sociales y armas, que han derivado en hambre, violencia, delincuencia, represión, desplome de economías, migración forzada y surgimiento de nuevas dictaduras.   

CUARTO PODER ha sido lo mismo espejo de la compleja problemática indígena ancestral, que ha sido aprovechada por falsos redentores de los grupos étnicos, que tribuna de denuncia para señalar los problemas de corrupción oficial y su cínica impunidad, que protagonista y objetivo de los peores episodios de represión y persecución de la tiranía gobernante estatal.

Muy vivo y presente el recuerdo de mi amigo y hermano Conrado, siempre receptivo y reflexivo, pero sobre todo con una gran visión a futuro a corto plazo, que le permitiría remontar exitosamente la cuesta, junto con la maestra María, su entrañable compañera de iniciativas y logros, como el de aquél momento que compartiría conmigo, a finales de 1985, cuando  llegaría a mi oficina de la Coordinación General de Comunicación Social, que establecí con Áreas novedosas como la Dirección de Atención a Corresponsales Extranjeros y nacionales, entre otras, en todo el segundo piso del edificio de Banca Serfin, ahora Santander.

Ven me dijo, y me llevó al amplio ventanal del moderno edificio, que daba a la tercera calle poniente norte, casi esquina con la avenida central, en el corazón de la capital estatal. Me señalaría una antigua casa de adobe con techo de tejas: “Te estoy haciendo caso, ahí es donde dentro de muy poco mi periódico tendrá su nueva sede, en la que instalaré una rotativa con la que vamos a publicar en color con formato tabloide”.

Por aquellos días, CUARTO PODER era el matutino líder en la capital chiapaneca y mantenía una línea crítica, que en 1986 se tornó severa a mediados del año, hacia el secretario particular del gobernador, un teniente del ejército que por alguna razón se había convertido en el principal consejero y hombre de la confianza del mandatario, a quien atribuía abuso de poder y corrupción.

Concluiría mi breve estancia de 13 meses en Chiapas, donde establecimos un precedente a nivel nacional del manejo de imagen de un gobernante y su administración, creando desde entonces la figura que posteriormente Presidencia de la República hizo suya como Coordinación General, al grado de ser considerada en 1985, como ejemplo a nivel nacional por la Secretaría de Gobernación, durante una reunión en el Salón Juárez del antiguo Palacio de Cobián, en la calle de Bucareli.

Apenas habían transcurrido unas semanas de mi renuncia al gobierno chiapaneco y cumpliendo de lleno mis nuevas encomiendas como asesor de imagen del gobernador electo de Chihuahua, Fernando Baeza Meléndez, cuando recibiría la llamada urgente de mi muy estimada amiga María, para informarme que hacía media hora, a una cuadra de su casa, agentes de la policía judicial estatal, habían detenido y secuestrado a Conrado de la Cruz Jiménez, sin mostrar ninguna orden ministerial que justificara tan arbitrario atropello.

Primera llamada telefónica a mi también amigo y paisano tapachulteco, Luciano Rosales Tirado, entonces procurador de Justicia estatal, a quien pregunté, si elementos de la dependencia a su cargo, habían privado de su libertad al director de CUARTO PODER. Su respuesta me preocupó, cuando me aseguró que no tenía conocimiento de tal detención. Me pidió unos minutos para investigar la situación.

En cuestión de 15 minutos, tenía a Luciano en la línea, para comentarme que efectivamente a Conrado lo tenían preso en los separos de la Policía Judicial, ubicados en el sótano del edificio. Informaría por esos días el grupo corporativo de agentes, dependía del gobernador y no del procurador, y que la orden de aprehensión había salido de la oficina del secretario particular del general Absalón, bajo la acusación en su contra, por los presuntos delitos de difamación y calumnia, en agravio del nayarita y todopoderoso teniente Manuel Salinas Solís.

Una vez confirmado el atropello, llamé de inmediato con el vocero de la Segob, mi amigo Alberto Peniche Blanco, quien me puso en contacto con el secretario Manuel Bartlet Díaz, a quien expliqué el abuso de poder en contra del diario más importante de Tuxtla Gutiérrez, ante lo cual me prometió hablar con el gobernador Castellanos Domínguez, para pedirle su intervención.

Volví a comunicarme con el procurador Rosales Tirado, a quien le comenté de la inminente llamada a su jefe, por lo que solicité su apoyo para el traslado de mi amigo a las oficinas del Ministerio Público de la Procuraduría, ubicadas en las instalaciones del antiguo penal de Cerro Hueco, de la capital tuxtleca.

Ahí se daría la recomendación confidencial de Luciano: Dile a la maestra, que lleve por lo menos un millón y medio de pesos, porque el juez va a resolver su libertad mediante el pago de una fianza tan elevada, con la intención de que no se pueda pagar, pues su sentencia la emitirá minutos antes de las tres de la tarde, de tal forma que si no se cubre, el periodista pasara el fin de semana tras las rejas. De eso se trata. Es la consigna que ha dado este militar Salinas Solís, para satisfacer su intención de venganza.

Añadiría: “Quiere que Conrado de la Cruz Jiménez pague muy caro lo que él considera una ofensa, por haberlo calumniado, al llamarlo corrupto”.

Para la una de la tarde, el secretario de Gobernación había llamado al gobernador y éste al procurador, aún en contra de la oposición de Manuel Salinas Solís, de “cobrar la afrenta infringiéndole un sabadazo”.

Con la ayuda de los amigos, la maestra María acumularía el pago de la desmesurada e inédita fianza de un millón 200 mil pesos, para liberar al supuesto responsable de un delito que por aquellos días ameritaba cárcel.

En libertad, el director de CUARTO PODER se defendió en apego a Derecho, de la acusación del teniente Salinas Solís, ganándole finalmente el juicio, por carecer de sustento, lo que obligaría al general Absalón Castellanos Domínguez a ordenarle no intentar nada en contra de De la Cruz Jiménez, lo cual se cumpliría, en mucho porque desde la Secretaría de Gobernación se dio puntual seguimiento al intento de cometer una injusticia, pues el director del matutino, sustentó en todo momento lo que publicó, aunque del lado oficial, nada se hizo para abrir la obligada carpeta de investigación de los ilícitos del secretario particular.

Una lucha constante, incansable, codo con codo entre Conrado y María a lo largo de los años posteriores, en que dieron cabida a varias generaciones de reporteros, articulistas y columnistas, que consolidarían el liderazgo del rotativo.

El arribo a la gubernatura del estado en 1988, de Patrocinio González Garrido, sería la mejor señal para el avance de CUARTO PODER, dada la amistad entrañable con Conrado, que se prolongaría hasta 1992, en que el mandatario fue llamado por el Presidente Carlos Salinas de Gortari, para incorporarse al gabinete Federal como secretario de Gobernación.

Una tarea de continuidad permanente en los objetivos de afianzar la consolidación del rotativo, con los posteriores gobernadores, que se mostrarían respetuosos del ejercicio periodístico desarrollado, hasta llegar al año 2000, en que surge la candidatura para gobernador, del otrora priísta Pablo Abner Salazar Mendiguchía.

Para entonces, el Periodismo de Investigación, constituía uno de los pilares en el quehacer diario de Conrado. Días de plena campaña proselitista del desconocido aspirante de la alianza opositora al PRI, liderada por el Partido Acción Nacional, en la que el matutino revela que Salazar Mendiguchía ha cometido flagrante violación a la norma constitucional, al ejercer como abogado, sin serlo, pues nunca concluyó la carrera en la Universidad de Puebla, además de que la cédula profesional con la que “ejercía”, pertenecía a una mujer.

Graves delitos, que en principio ameritaban la cancelación de su participación, haberse convertido en un infractor

de la ley, al cometer entre otros delitos el de fraude y suplantación de profesión. Pablo Abner representaba en ese momento en Chiapas, al igual que a nivel federal lo era Vicente Fox Quesada, el candidato de la Alternancia del Poder, por lo que por instrucciones del Presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, se ordenaría a las instancias jurídicas oficiales correspondientes, ignorar la denuncia de CUARTO PODER.

Pablo asumiría la gubernatura, como resultado de las elecciones más fraudulentas en la historia de Chiapas, que serían documentadas por el rotativo de tuxtleco. Vendría de inmediato la venganza de Salazar Menduguchía contra Conrado y María, al dar comienzo una persecución de tintes gansteriles, al ordenar auditorías a la empresa periodística, con el respaldo absoluto en conjunto con Hacienda Federal, que implicaría no solamente el allanamiento de las instalaciones del periódico, sino del domicilio familiar. Sin importar la presencia de sus jóvenes hijos Ana María y Conrado.

Los dueños del rotativo, habían previsto la agresión del gobernante transformado en un tirano vengativo al extremo, por lo que los sabuesos fiscales, no encontraron fallas en los pagos de impuestos. Aún así, la agresión continuaría, para trasladarla hasta el hijo que era propietario de la discoteca de mayor éxito en la ciudad, hasta donde llegaron agentes judiciales para plantar supuestas pruebas de delitos, que horas antes del allanamiento, había abandonado la ciudad. Posteriormente fue detenido encarcelado injustamente, y liberado con el cambio de gobierno en diciembre de 2006.

Conrado y María se autoexiliarían en Estados Unidos, donde en enero de 2007, mi entrañable amigo Conrado fallecería sin poder ver a su hijo fuera de la cárcel, quien lamentablemente también moriría meses después.

Conrado de la Cruz Jiménez, defendería con su vida el ejercicio de la libertad de expresión en Chiapas y en México, dejando como constancia de ello, la permanencia de 45 años, de su baluarte CUARTO PODER, que ahora con gran valentía y profesionalismo dirigen mis muy respetadas amigas María Morales Ruiz y su hija Ana Maria de la Cruz Morales.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2025 y 2017 del Senado de la República y Comunicadores por la Unidad.

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