Es alarmante por decir lo menos los grados de individualismo que estamos padeciendo el día de hoy, también esta misma realidad la podemos bautizar con otros nombres que respondería a la misma sobre exposición del yo como autoreferencialismo, narcisismo, egoísmo, y algo de eso se refiere también el pensamiento único, con algunas consecuencias evidentes como la ideología de género.
Le debo el título de este escrito al Dr. David R. Hawkins que publicó en 2014 un libro titulado, Dejar ir. El camino de la liberación, (EL GRANO DE MOSTAZA, 20 edición en 2024, que fue la que leí).
El argumento en general de esta obra es precisamente hacer conciencia que los sentimientos, emociones mal encausadas son la fuente del sufrimiento, dolor y muerte del ser humano.
ESCALA DE LAS EMOCIONES
En el capítulo 2 que intitulo La anatomía de las emociones nos proporciona un mapa de emociones que tienen una escala de valor de forma descendente. Creo que aquí está la clave de todo el libro. Las emociones más elevadas son las que hacen del ser humano alguien más funcional y pleno. En las investigaciones de Hawkins llega a la conclusión que “todo emite una energía, ya sea positiva o negativa. Intuitivamente percibimos la diferencia entre una persona positiva (agradable, genuina, considerada) y otra negativa (avariciosa, mentirosa, rencorosa. La energía de la madre Teresa era obviamente diferente de la de Adolf Hitler.
Hawkins es un científico y psiquiatra y en su libro propone que tenemos que aprender a Dejar ir las emociones que normalmente encierran sentimientos inconscientes que producen mucha enfermedad y muerte.
El tratamiento de las emociones es diferente manera, entre paréntesis está la escala de valor de 0 a 100 y la lista sería como sigue:
Paz (600): La paz se experimenta como perfección, felicidad, fluidez y unidad. Es un estado de no dualidad más allá de la separación y del intelecto, la paz que sobrepasa todo entendimiento. Se describe como iluminación y entendimiento. Es rara en los humanos.
Alegría (540): Es el amor incondicional e inmutable, a pesar de las circunstancias y las acciones de los demás. El mundo se ilumina con una exquisita belleza que se ve en todas las cosas. La perfección de la creación es evidente por sí misma. Se desarrollan la aproximación a la Unidad y al descubrimiento del Ser, la compasión por todo, una enorme paciencia, un sentimiento de unidad con los demás y una preocupación por su felicidad. Prevalece la sensación de autorrealización y autosuficiencia.
Amor (500): Es una forma de ser que perdona, nutre y apoya. No procede de la mente, sino que emana del corazón. El amor se centra en la esencia de una situación, no en los detalles. Trata con la totalidad y no con lo particular. La visión va reemplazando a la percepción. No se toma posición, se ve el valor intrínseco y la amabilidad de todo lo que existe.
Razón (400): Este aspecto distingue al ser humano del animal. Existe la posibilidad de ver las cosas en abstracto, de conceptualizar, de ser objetivo y tomar decisiones rápidas y correctas. Su utilidad es enorme para resolver problemas. La ciencia, la filosofía, la medicina y la lógica son expresiones de ese nivel.
Aceptación (350): Esta energía es fluida, relajada, armoniosa, flexible, incluyente y libre de resistencias internas. “La vida va bien. Tú y yo estamos bien. Me siento conectado”. Cumples con la vida en los términos de la vida. No hay necesidad de culpar a los demás ni a la propia vida.
Voluntad (310): Esta energía sirve a la supervivencia en virtud de una actitud positiva que da la bienvenida a todas las expresiones de la vida. Es amable, servicial, quiere ayudar y trata de estar al servicio.
Neutralidad (250): Esta es una forma de vida, cómoda, práctica y relativamente libre de emotividad. Se está bien de cualquier manera. Está libre de posiciones rígidas, no es crítica ni competitiva.
Hasta aquí sería una tabla de valores que apuntalan la construcción del ser humano de manera positiva, y a partir de las siguiente emociones cada vez son menos funcionales aunque no se pueden desaparecer pero si Dejar ir:
Coraje (200): Esta energía dice: “Puedo hacerlo”. Es determinada, está entusiasmada con la vida, la productividad, la independencia y la autocapacitación. Es posible la acción eficaz.
Orgullo (175): “Mi manera es la mejor”, dice este nivel. Se centra en el logro, el deseo de reconocimiento, lo especial y el perfeccionismo. Se siente “mejor que…” y superior a los demás.
Ira (150) Esta energía supera el origen del miedo por medio de la fuerza, las amenazas y el ataque. Es irritable, explosiva y amarga, volátil y resentida. Le gusta vengarse, como cuando se dice: “ya te enseñaré”.
Deseo (125): Siempre se busca la ganancia, la adquisición, el placer, obtener algo que está fuera de uno mismo. Es insaciable, nunca está satisfecho y anhela. “He de tenerlo”. “¡Dame lo que quiero, y dámelo ya!
Miedo (100): Esta energía ve peligros en todas partes. Es evasiva, defensiva, está preocupada por la seguridad, es posesiva y celosa de los demás, inquieta, ansiosa y vigilante.
Sufrimiento (75) Hay impotencia, desesperación, pérdida, pesar, separación, depresión, tristeza. Predomina el sentimiento de ser un perdedor. Desaliento “no puedo seguir”.
Apatía (50): Esta energía se caracteriza por la desesperanza, el hacerse el muerto, ser un “peso” para los demás, estar inmovilizado, y los sentimientos no “no puedo” y “¿a quién le importo?”. Es común la pobreza.
Culpa (30): En este campo de energía, uno quiere castigar y ser castigado. Esto conduce al rechazo de uno mismo, al masoquismo, a los remordimientos, a sentirse mal y al autosabotaje. “Todo es culpa mía”. Es común la propensión a los accidentes, la conducta suicida y la proyección del odio sobre uno mismo y los demás, que son “malos”. Es la base de muchas enfermedades psicosomáticas.
Vergüenza (20): Se caracteriza por la humillación como cuando se enrojece de vergüenza. Tradicionalmente, se la ha acompañado con el destierro. Es destructiva para la salud y lleva a la crueldad con uno mismo.
En un primer momento conviene hacer consciencia de esta emociones y sus implicaciones de ahí lo siguiente sería cultivar las que hemos denominada positivas e ir doblegando a las negativas (que hoy están sin control) y de eso dependerá el Apocalipsis del yo.
