Aunque nació en la colonia Obrera de la Ciudad de México un 6 de octubre de 1969, de niño estudió la primaria recorriendo las calles de la histórica Santa María la Ribera; después, cuando ya era tiempo de cursar la secundaria, su familia se cambió a la colonia San Felipe de Jesús, donde también cursó el Colegio de Ciencias y Humanidades, CCH, de la UNAM en Azcapotzalco, haciendo los dos primeros semestres en la carrera de arquitectura.

Inquieto como era, las diferencias familiares, especialmente con su mamá, lo llevaron a abandonar la casa muy temprano, y fue el destino y sus azares lo que lo llevó a la Asociación Nacional de Periodistas, el famoso Club de Periodistas, donde les dijo que quería aprender a hacer fotografía. Le respondieron que ahí no daban cursos, pero que fuera a la Asociación de los Reporteros Gráficos de los Diarios de México, donde −a la vez− le sugirieron buscar a un tal Poncho Carrillo, jefe de fotografía de El Nacional.
Localizar a don Alfonso no era fácil, era una verdadera hazaña, porque, −nos contó Bruno Cortés− los que saben de periodismo estarán de acuerdo en que uno no vive ni en su casa ni en el periódico donde trabajamos; sin embargo, gracias a su persistencia lo encontró, quien lo envió con Marcelo Cervantes de El Diario de México. Cuando se dio la reunión con el fotógrafo de ese Diario, lo acompañaba un amigo quien le dijo a Marcelo: “él sabe hacer unas fotos padrísimas…” y, abrumado, después de la reunión, Bruno Cortés Ramírez, únicamente alcanzaba a decir: ‘oye, pero yo no sé hacer nada’; “sí, eso no importa, aquí hay que decirles así”, le respondía su amigo.
Al segundo día Marcelo se dio cuenta de que Bruno no sabía nada de fotografía, y buena onda como era, le dijo: “Bruno: no te puedo pagar por lo que no sabes hacer, pero ¿quieres aprender a hacer fotografía?, le respondió que sí, y le dijo: “quédate, pero no te voy a pagar… y entonces me quedé en El Diario de México, y a los seis meses ya me empezaron a remunerar, pero la verdad fue una súper experiencia, y durante muchos años se convirtieron en mi familia.
Yo le estoy súper agradecido a Marcelo, a Sergio Vázquez quien ahora trabaja en La Prensa, a Danielito Ávila, a Juventino Magaña que me enseñaron a hacer fotografía, revelar: todo en las peores condiciones existentes, porque era un diario pobre, no era El Universal… teníamos muchas limitaciones de material, lo que nos hizo ser súper optimizados y que no nos fallara una sola foto, lo que fue bastante, bastante, interesante.
Después del Diario de México −comenta− se fue a El Ciudadano con Ricardo del Muro Sánchez, quien fue jefe de información de ‘unomásuno’, y empezaron un proyecto ciudadano “que a mí se me hizo muy interesante porque tenía de colaboradores a Octavio Paz, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez, Carlos Monsiváis; bueno, claro que Monsiváis colaboraba con todos, hasta con TV-novelas, pero bueno, estaba gente de muy buena pluma y eso nos obligó a hacer una fotografía más a ese nivel”.
De ahí se vuelve a encontrar con Poncho Carrillo, quien lo invita a integrarse a El Nacional, lo que no dudó porque en gran medida a él le debía su carrera, y el periódico era ya más grande, ‘tal vez uno de los cinco más importantes de México’. “Ahí logramos hacer cosas anecdóticas (…) hace cuatro o cinco días me entrevistaron por una cobertura que hice del concierto de The Cure en México, que fue el primer concierto grande que se hacía por parte de Ocesa en nuestro país, y que se llevó a cabo en Monterrey… aparte era The Cure, o sea, la gente que los va a ver no son chavitos muy sencillos”.
Desde el primero de enero al 10 de octubre de 1994, Bruno Cortés cubrió el conflicto armado de Chiapas. Antes, había estado en aquella entidad haciendo reportajes sobre los desplazados por las iglesias que, desde 1993, se habían empezado a dar, y lo que vino fue el antecedente histórico del movimiento del Ejército Zapatista. “Cuando explota el tema yo era el candidato lógico para ir a cubrirlo, pero nunca pensé que me fueran a abandonar allá diez meses (…) después regresé; ya se había ido Pablo Hiriart del periódico, y llegaron nuevas administraciones y me reñí con el que pusieron como mi jefe de área, porque no tenía ni idea de lo que era hacer fotografía y quiso implantar estándares que ni él podía respetar; bueno, ni sabía cómo utilizar los equipos…”
“Fui liquidado y vuelto a contratar cuatro veces porque el periódico estaba en proceso de compra-venta y tenían que correr a todo el personal y quedarse solo con los más indispensables. Ya tenía un ahorro y dije ¡Ya basta! Y pensé: uno se juega todo por el periódico, incluso la vida, porque en 1994, en Chiapas, nos tiraron bombas, nos balearon, aventaron granadas, nos metimos a la selva sin saber qué chingados era la selva, porque para entrar a ahí necesitabas botas, y nosotros entramos en tenis… nos jugábamos la vida a cada instante”.
“Cierta vez, cuando cubrí la fuente de policía −reveló Cortés Ramírez− nos subimos a una ambulancia y era también jugarte diariamente la vida; por ejemplo cuando se nos salió un eje de atrás de la ambulancia, dio vueltas, se estrelló contra el muro de contención del circuito interior: antes no nos matamos todos; otras ocasiones la policía nos amenazaba, baleaba, nos hicieron miles de cosas, entonces, jugarte la vida todos los días por un periódico que después no te iba a respetar, dije: ¡no, gracias!, y a partir de ese momento me propuse “yo voy a ser mi propio jefe” y no vuelvo a trabajar para nadie, entonces empecé a colaborar con El País de España, con agencias de Nueva York, el Asahi en Japón, con El Universal.
De repente me dicen, “oye compadre, vamos a abrir campo en Chiapas porque el gobernador es amigo mío, Julio César Ruiz Ferro”. Nos fuimos con Richard y llegamos a Chiapas para construir, desde cero, el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes, con Mario Uvence Rojas a la cabeza, quien es un tipazo… tiene un piso en Nueva York, dos pisos en París, una hacienda, es muy, muy rico y, en el trato, una dama: sumamente amable; era una delicia trabajar con Mario y, obviamente con Ricardo, pues él y yo éramos equipo… pero llega el tiempo de las elecciones.
Era 1997, cuando sucedió lo de Acteal, el gobernador nos pide que nos hiciéramos cargo de comunicación social del partido; entonces, con Juan Carlos Gómez Aranda, Ricardo como secretario de Prensa y Propaganda y yo como subsecretario, nos fuimos al PRI y empezamos a diseñar la estrategia para las próximas elecciones. Estábamos bien contentos, y en la cena de fin de año nos avisaron del tema de Acteal, ahí se cayó todo: adiós gobernador, adiós elecciones, adiós todo y acabó nuestro sueño.
Cuando llegó a la presidencia del PRI José Antonio Aguilar Bodegas, después de haber entregado las oficinas, le sugirió a Bruno quedarse, pero él le agradeció la amabilidad. Sin embargo, al mismo tiempo, a Ricardo se le había ocurrido la idea de crear un sistema de análisis de coyuntura, que fuera más allá de hacer una síntesis informativa, y generar un examen de los hechos, así como notas del día a día. Se me hizo fascinante la idea y creamos una empresa. Nos estaba yendo bien, hasta que Roberto Armando Albores Gleason, que fue el nuevo gobernador después de Julio César Ruiz Ferro, me manda llamar para que me hiciera cargo de la fotografía con Rojas Arévalo en la coordinación de comunicación social. Le digo sí, pero que teníamos que adecuar todo a la fotografía digital, eso ya fue en 1998.
“En este nuevo trabajo logré bajar los costos de comunicación social en un 70%; o sea, lo que gastábamos en impresiones, todo lo bajé con fotografía digital; pero el problema fue que los periódicos apenas estaban aprendiendo a utilizar los correos electrónicos. Esta forma de comunicación era novedosa para el tema y, ¿cómo bajabas una foto y cómo la utilizabas? Fue entonces que el coordinador me pidió que fuera periódico por periódico a decirles cómo tenían que bajar el material de la coordinación de comunicación y cómo lo tenían que utilizar, entonces, me tocó ver toda esa parte.
En ese inter, se me indicó que también fuera con la gente de sistemas para ver cómo hacer la página web; allí, tuve desacuerdos con el ingeniero porque él decía que las fotos eran muy pesadas y yo que no tenían la suficiente calidad, entre otras cosas, de tal forma que acabé siendo yo el coordinador de la plataforma digital del gobierno del estado y, no solamente tenía fotografía a mi cargo, sino también la página web gubernamental y todo lo que tenía que ver con la relación de medios con el tema digital.
En 1999 decidí regresar a la Ciudad de México, en febrero, pero ya tenía una casa y un negocio; habíamos puesto una tienda de fotografía. Ahí estaría un tiempo mientras encontraba trabajo. Tardé ocho años viviendo de la tienda de fotografía, y después vi la oportunidad de poner un pequeño cibercafé para enseñar computación a los niños que vivían cerca de nosotros. Te estoy hablando del 2000, cuando se pensaba que el futuro estaba con esta tecnología.
Dijimos, ‘sin computadoras esto no va a funcionar’, entonces como parte de nuestro aporte a las nuevas generaciones, decidimos dar talleres por diez pesos en el Cibercafé; teníamos atascado el foto-estudio de niños, de tal forma que a los seis meses tuve que abrir otro cibercafé, y después a los seis meses otro, y acabé teniendo cinco; y después, obviamente “gandalla mata carita”, llegaron socios de Casas Geo, que era donde yo tenía mi casa, y me dijeron, “vas a tener que quitar tus cibercafés, o volverte el Gerente General de todos nuestros próximos cibercafés que vamos a poner en los Desarrollos Geo”.
Puse algunas condiciones, sobre todo el tema de los cursos, la capacitación, me dijeron va, entonces me volví el gerente de este programa, pero llegó el momento en que la tinta me llamaba, y dije ya, suficiente tecnología, necesito regresar al periodismo, y entonces fue cuando fundé Maya Comunicación.
La experiencia con Maya Comunicación
Al principio quise contratar a alguien que me ayudara con la página, pero ese alguien, en varias cotizaciones que hice, me cobraba 28 mil pesos; hablamos de 2002-2003, y dije, ‘estás completamente desquiciado, pues yo no te voy a pagar esa cantidad por una página’, me metí de nuevo a ver las nuevas tecnologías, para esa época también se empezó a utilizar el Flickr, también Wi-fi, y varias otras redes sociales, que ahora ya están muertas, y así empecé a levantar Maya Comunicación.
Empezamos cubriendo la Cámara de Diputados porque en ese orden de ideas había muchos amigos en la Cámara, el Senado y Presidencia de la República, porque si algo me dejó El Nacional fue precisamente ese contacto con gente interesante; y porque, al ser un periódico de Estado, nuestro jefe de fotografía, que era Fernando Franco Sevilla, el mismo jefe de fotografía de Presidencia; entonces entre Presidencia y El Nacional había un peloteo bien interesante.
En 1990, 1992, teníamos ya un sistema que se llamaba “Alifax” para poder transmitir fotografías a través del teléfono sin necesidad de internet; o sea, nosotros antes de que existiera internet ya estábamos enviando fotografías vía telefónica.
¿Como lo hacían las agencias informativas?
De hecho, compramos, en el periódico, un sistema de Associated Press, AP, llamado Alifax, que era una maleta plateada, que la abrías, metías tu negativo, lo escaneaba, le ponías el pie de foto y lo enviaba. Entonces, para 1992, teníamos ya esa tecnología en México. Lo que me dejó el Nacional fue precisamente el poder haber jugado con la tecnología de punta existente en México durante muchísimos años. Fuimos los primeros en tener un laboratorio digital en América Latina, y los primeros en manipulación digital.
A finales de 1994 ya estábamos utilizando laptops para transmitir información; o sea, la verdad, para nosotros, el haber pertenecido al periódico y tenido acceso a la tecnología fue muy interesante, y eso nos hacía un grupo reducido de gente que sabíamos operar cuestiones tecnológicas, lo que nos llevaba a ser indispensables en ciertas áreas. A partir de ello, nos dio la oportunidad de tener ciertas amistades y, cuando decido regresar al tema del periodismo, se me abren las puertas en la Cámara de Diputados, Senadores y Presidencia, más lo que yo sabía hacer, y eso hace que impulsemos Maya Comunicación.
Justo en la Cámara de Diputados, un amigo me preguntó “oye, ¿quién va a ser tu padrino político? y le respondí, “nadie”; entonces, ¿cómo lo vas a financiar? “con mi trabajo, ¿cómo se deben financiar estas cosas?”, le respondí. Y me dice, “pues ningún medio se ha financiado con su propio trabajo, generalmente todos tienen un padrino político”. Dije sí, pero ¿cuántos medios has visto que se vayan al nabo cuando se va el padrino político? Entonces, dije no, yo pienso crecer en esto, no es una ocurrencia de un día, y decidí no tener padrinos políticos, pero si dar muchos servicios, de esto que te hablo sobre temas de tecnología.
Es lo que propiamente yo ofrezco: asesorías, creaciones de páginas, marketing digital, todo esto que para muchos es complejo; pero en ese ínter empezó el tema del Twitter, y al ver cómo Obama utilizaba esta nueva plataforma que, a decir de la misma gente, no era una red social, sino como un mini-blog donde tú ponías una idea en 128 caracteres… dije ¡oh my god! que interesante.
Me metí mucho al tema de Twitter, que llegó un momento en el que empecé a pelearme con algunos cuates, y de repente, uno de ellos, me mandó un mensaje directo, donde me dice, ¿no sabes quiénes somos?, le respondo que “no”, sinceramente; pero como ya te dije hace rato, nosotros en el periódico nos la habíamos jugado siempre, o sea, no se habían baleado, nos habíamos metido en incendios, habíamos hecho todo lo que podría haber puesto la vida en riesgo, entonces cuando tienes todo eso, pues empiezas a perderle el miedo a las cosas, le dije “no, y la verdad tampoco me interesa”.
Me dice, ‘nosotros somos la legión holk’, digo “pues mira, tú la legión holk y tres más, se puede ir mucho…” ¿En serio no nos tienes miedo? ¿Por qué les voy a tener miedo? (…) Todo eso por mensaje directo, ¿En serio no nos tienes miedo? No, ¿Por qué? ¿No quieres pertenecer a la Legión Holk?, ¿de qué se trata? Pregunté.
Ah, pues mira, es que nosotros nos dedicamos a hacer tendencias, los martes es de bombones y los jueves de infierno, ¿y cómo funciona eso? Bueno, los martes es en pro de algo: los perritos, gatitos, sacamos una tendencia; y los jueves es para chingar a alguien; estamos chingando a alguien. Digo “me gusta la idea, juguemos”, y así fue como aprendí a hacer tendencias; fue ahí que entendí cuál era la lógica de Twitter, cómo jugar con las tendencias de esa aplicación.
¿Tú te acuerdas que tenemos un grupo, un chat de periodistas, que también ha sido uno de los primeros chats que existió en México? Sí, “Reporteros 7-23”. Fue uno de los primeros chats de WhatsApp que existió en México, específico de periodistas; bueno, cuando sale la primera secretaria de Medio Ambiente del gobierno de Andrés Manuel (López Obrador), se abre el espacio para ver quién iba a entrar en el lugar de ella.
Y entonces dije: vamos jugar, y a decir que será Marta Delgado, y crearemos una tendencia que asegurara que iba a ser ella, porque venía del tema Ebrard (Marcelo); además, había sido su secretaria de ecología y el perfil iba a ir pegado; con este juego veremos cómo se puede hacer una tendencia. Yo, con la experiencia de la Legión, ya sabía cómo funcionaba el pinche tema, y entonces empezamos a jugar y marcar tendencia, de tal forma que, como a las tres horas, sale una importante columnista de Excélsior con un tuit que decía: “Por fuentes cercanas a Palacio Nacional, sabemos que Marta Delgado será la nueva secretaria de ecología”, yo estaba montado de la risa.
Esas son las cosas que aprendí a hacer; o sea que, con ese juego, con la Legión Holk, aprendimos cómo funciona una tendencia, cuál es la lógica en Twitter, y entonces, me he vuelto experto en esa parte, de hacer temas de redes sociales, porque éstas son una réplica de lo que hacemos los periodistas. El Twitter es una cabeza, el Facebook que es un lead, el Instagram es un pie de foto, entonces, no hay nada que nosotros no hayamos hecho ya en el periodismo; y las redes sociales lo retoman como reglas para hacer sus propias reglas. Son cosas que los periodistas hemos realizado antes de que existieran esas redes sociales, son técnicas que nosotros ya teníamos.
La verdad es que para nosotros −como periodistas− es mucho más sencillo entender cómo funciona la red social, cómo manejarla; entonces, fue así como utilicé mi conocimiento periodístico para aterrizarlo en redes sociales, y me ha funcionado. Yo, la Inteligencia Artificial la empecé a ver hace como cuatro años, cuando todavía Elon Musk era parte de OpenAI, y empezamos a ver cómo funcionaba, porque habían dejado algunas ventanas abiertas para la experimentación; pero más que eso, como todo producto en fase beta, para el testeo de la misma.
Hoy en comunicación utilizamos la Inteligencia Artificial no solamente para hacer contenidos, sino para definir líneas editoriales y cuestiones temáticas mensuales, ¿qué significa esto? o sea, nosotros sabemos que de tal a tal fecha va a haber tales días, el día de la madre, el día de la bandera, etcétera; entonces programas y sacas todos tus contenidos como si fueras una revista; entonces sabes de qué va ir tu edición todo el año y generas toda una cartera de información que vas a ir aterrizando en fechas interesantes.
Entonces dices, por ejemplo, una de las notas más leídas de Maya Comunicación[1], ni siquiera tiene que ver con política, tiene que ver con cómo se utiliza el bicarbonato como limpiador, y esa madre nos ha dejado millones de vistas, porque hubo una temporada en el que vimos que esa podía ser la tendencia.
La inteligencia artificial es una herramienta… ¿te acuerdas que hubo un siglo de las enciclopedias, donde todo era enciclopedias?, entonces una Inteligencia Artificial es eso, una gran enciclopedia, pero no es más, no va a pensar por ti ni por mí, pues así, el racionamiento neuronal que tiene, nos hace más fácil de consultar las cosas, porque es un fichero mucho más rápido y porque nos ayuda a tejer cuestiones de cómo se generan unas cosas con las otras, que cierta parte se podría llamar “de raciocinio”, pero no es un razonamiento, es una suma de conocimientos que te llevan a un fin común.
Entonces, la Inteligencia Artificial no nos va a hacer a un lado, creo yo: nos va a potencializar todo lo que necesitamos. Por ejemplo, ayer yo estaba viendo que el Senado de la República no había hecho un solo movimiento para apoyar a la presidenta Sheinbaum (Claudia), ¿qué significa esto? (…) estábamos viendo que, según yo, el Senado de la República no había tomado ninguna medida legal, o sea, olvídate de los discursos, estamos hablando de temas legales, para apoyar a la presidenta.
Entonces agarré y me metí a la inteligencia artificial, utilicé GROK, ChatGPT, Perplexity, y utilicé DeepSeek, y empecé a rastrear a qué estarían obligados los Senadores a cumplir para apoyar estas normas, o apoyar, el Senado a la presidenta Sheinbaum y, por qué razones; entonces te das cuenta en tiempo real que el Senado no ha tomado una sola acción en favor de la presidenta; o sea, no pasa del discurso, sí, agarra un punto de acuerdo, pero eso no es un tema legal, tienes por ejemplo la obligación, según el artículo 32.2 del Tratado de Libre Comercio, de impugnar estos nuevos aranceles (de Donald Trump), porque solamente podrían ser puestos si hubiera un peligro inminente contra Estados Unidos, o contra alguno de los socios, lo cual no hay.
La migración no es un peligro inminente, ni tampoco ha habido sucesos en el último año que pudieran decir que lo hubiera para Estados Unidos. El Senado tuvo que haber racionalizado eso y presentado una denuncia formal ante el Congreso de Estados Unidos, ante sus pares, porque estaban desobedeciendo a lo que ellos mismos se habían comprometido y firmado, porque el Tratado no solamente lo firman los Ejecutivos, tiene que ser ratificado por las Cámaras y sobre todo por la de Senadores, que es la encargada de la política externa.
Entonces para eso te sirve la inteligencia artificial, porque tienes diez cabrones que están investigando por ti, lo que realmente es importante, entonces para eso te sirve la Inteligencia Artificial, no para que haga tu chamba, no para que escriba por ti, sino para que te ayude a rastrear cosas que a ti te costaría mucho tiempo, o que no sabrías dónde rastrearlas, entonces agarras, te metes a las inteligencias, empiezas a rastrear, sacas la información y decides.
Entonces pasamos de mandar fotografías antes de que existiera Internet, a saber, cómo operar una Inteligencia Artificial para fines periodísticos, porque otra de las cosas es que la IA no puede decir mentiras, ni cosas sesgadas, o sea, como base de protocolos de la Inteligencia Artificial, no lo puede hacer, eso quiere decir que no solamente te debe de decir de dónde sacó la información y sin haberla corroborado, lo que te hace todavía mucho más asertivo.
La Inteligencia Artificial y la fotografía
Entonces, ¿cómo está influyendo la inteligencia artificial?, ya que ahora puedes hacer foto y video con inteligencia artificial, sólo dictándole qué es lo que quieres, ¿cómo lo quieres, con qué expresión lo quieres?
¿Cómo está afectando eso el arte fotográfico?
La inteligencia artificial es una herramienta. O sea, no hace lo que tú puedes hacer. Te baja costos. Innegable; pero, es como si tuvieras un Ferrari, pero si no sabes operar el pinche Ferrari, pues de nada te sirve. Entonces, lo que tú tienes enfrente es un Ferrari el cual necesitas aprender a conducir.
O sea, escribir con luz, hacer una fotografía, no creo que se limite, en estos momentos, por lo menos, solamente a la utilización de una cámara fotográfica o de un dispositivo. Siempre hemos dicho, que lo más importante de una fotografía está detrás de la cámara. Y esto es lo que te permite crear esas imágenes, ya sea con una cámara o con inteligencia artificial.
¿Por qué? Porque a pesar de que tú le digas “quiero esto y esto y esto”, tus imágenes van a seguir siendo igual de planas, si las haces con una cámara o si se las dictas a la computadora. Porque si no le estás dando las instrucciones exactas de lo que debería de ser, no importan las instrucciones que le des, tú, fotógrafo, tu imagen va a ser pinche siempre.
Si yo no le digo la Inteligencia Artificial, a ver, “quiero una luz a 45 grados en el pelo de una cotorra que esté cacaraqueando de esta forma, y luego necesito una luz a 90 grados que se vea exactamente detrás de la cotorra, y después, necesito que hagas un medium shot de la cotorra enfocando solamente el primer ojo verde y, posteriormente, necesito que metas una luz de softbox sobre el rostro de la cotorra y en el fondo necesito que tenga luces amarillas, verdes y rojas…”
O sea, si no eres capaz de imaginar esa parte, no importa que tengas Inteligencia Artificial, ‘lo que Dios no da, el rey no regala’. Es verdad que incluso hay cursos para ser prompters. Entonces, si tú no tienes una idea clara de lo que quieres, no importa que tengas Inteligencia Artificial o una cámara, tus fotos, tus imágenes no van a salir como quieres.
O sea, podríamos competir en Inteligencia Artificial o con cámara y mis imágenes siempre serían más avanzadas que alguien que no tiene el conocimiento que tengo yo. ¿Por qué? La fotografía, igual que la pintura, no es una cuestión de qué es lo que tengas en la mano, es lo que tengas aquí, en la cabeza. No importa lo que te pongan enfrente.
Pero, aparte, tienes el otro hecho de que al final del día “la fotografía es una imagen que dice más que mil palabras”. Sí, pero ¿cuáles son esas palabras? Ese es el pinche tema. O sea, sí: Mil palabras, pues agarra un pinche diccionario, ahí tienes mil palabras.
No solamente necesitas tenerlas, sino saber cómo acomodarlas, cómo diseñarlas, cómo crear un discurso sobre esas palabras. Ese es el tema; pues, la fotografía no es solamente lo que entra en el ojo, es lo que te has comido, lo que has oído, lo que has bebido, lo que has olido, las texturas que has sentido.
Hay una expresión muy chistosa que dice “clávate en la textura”. Yo nunca la había entendido. Mi mente no daba para razonarlo. ¿Qué chingados es clávate en la textura? Hasta que empecé a tener esta cámara y comencé a ver las texturas de las cosas dije ah, ya entendí. Esto es clavarse en la textura. O sea, ver cómo se hacen las rayitas de aquí, cómo se hacen estas líneas de expresión, que es lo que cuenta la foto de ti, quién eres.
Eso no lo puedes superar de una cámara ni de una Inteligencia Artificial. Eso es contar la vida de una persona. Y esa persona no la conoce ni la cámara ni la Inteligencia Artificial.
Dice una amiga que no hay mujeres feas, solamente que están mal iluminadas. ¡Ja, ja! ¡Qué cara está! entonces, regresando a escribir con luz, que eso es lo que significa fotografía, es ¿qué historia vas a contar? O sea, no hay gente fea, hay gente mal iluminada. No hay gente fotogénica o no. Simplemente mal iluminada.
Muy bien. Ya para cerrar querido Bruno, platícanos ¿qué planes hay para ti a futuro? ¿Cómo te ves en 5 o 10 años como fotógrafo o influencer? ¿Qué futuro hay? Pues yo creo −responde− que tengo más pasado que futuro. Sinceramente.
Pero yo creo que el tema es que te siga gustando y te siga apasionando lo que haces. Y en mi caso, me gusta y me apasiona la fotografía, más lo que hago de periodismo, más la tecnología. Y el problema es que esto no para, o sea, salió DeepSeek, sí, pero también salió Grok, que tuvo que actualizarse y después OpenAI tuvo que meterles mucha más lana a sus temas.
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